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Fármacos

La toxicidad de los anestésicos sobre el sistema nervioso central se ha

citado en los últimos años como posible causa de DCPO. El hecho

de que la anestesia es completamente reversible parece asumido, pero

ello no puede demostrarse. La exposición de animales a agentes anes-

tésicos ha determinado la detección de diversos tipos de cambios en

el cerebro. Jevtovic-Todorovic y cols. apreciaron cambios histológicos

en el cerebro tras exposición a isoflurano, óxido nitroso, ketamina y

midazolam. En el cerebro de ratas en desarrollo se detectó apoptosis

en los núcleos talámicos y en la corteza parietal tras exposición a

isoflurano, siendo este efecto más pronunciado cuando se añadían

midazolam u óxido nitros

o 101

. Las pruebas de memoria realizadas en

un laberinto de agua pusieron de manifiesto un rendimiento inferior

en ratas anestesiadas que en animales control. Además, en ratones

lactantes se apreciaron signos de apoptosis en la corteza cerebral tras

administración subcutánea de midazolam o ketamin

a 102

y tras admi-

nistración de propofol o combinaciones de ketamina con propofol y

tiopenta

l 103

. En la corteza cerebral de rata adulta se observó vacuoli-

zación neuronal y degeneración neuronal con necrosis tras la admi-

nistración de óxido nitroso. No obstante, la vacuolización pareció ser

reversible, sin que se observaran neuronas vacuolizadas después de

3 horas de recuperación. Por otra parte, la adición de diazepam o iso-

flurano bloqueó la neurodegeneración

. 104

Tales hallazgos son intere-

santes, aunque no aportan evidencias concluyentes de una posible

inducción de cambios neuronales persistentes tras anestesia general

en humanos en los casos en los que el óxido nitroso no se utiliza como

anestésico único. Los cambios neuronales sólo se pusieron de mani-

fiesto en animales adultos sometidos a anestesia hiperbárica, con una

concentración de dióxido de carbono inspiratorio del 1 al 3%.

En células de neuroglioma humano expuestas a isoflurano se

registró apoptosis y aumento de los niveles de proteína precursora

amiloid

e 105

. El procesamiento anómalo de dicha proteína con acu-

mulación de proteína

b

-amiloide es un rasgo propio de la enferme-

dad de Alzheimer, por lo que resulta interesante determinar si los

anestésicos generales influyen en el procesamiento de la proteína.

Otro posible efecto de los anestésicos se relaciona con

cambios a largo plazo en la función de los receptores cerebrales. En

la enfermedad de Alzheimer se ha constatado una disminución de

la función colinérgica, por lo que los inhibidores de la colinesterasa

son potencialmente útiles en pacientes afectados por esta patología.

En un estudio se observaron cambios en la unión colinérgica en

cerebro de rata tras administración repetida de anestesia con pen-

tobarbital por inyección intraperitoneal

106

.

También se ha demostrado que los anestésicos inducen alte-

raciones en la expresión genética en el cerebro y en la síntesis de

proteínas, según se detectó al comparar el contenido de proteína

tisular cerebral en animales anestesiados o de contro

l 107–109

. Tales

hallazgos, en animales o en cultivo celular, son difíciles de aplicar a

casos clínicos de DCPO en humanos. Una importante limitación de

los estudios animales sobre fármacos anestésicos es que resulta

difícil garantizar los grados adecuados de oxigenación, ventilación,

perfusión y regulación de la temperatura. Además, en roedores lac-

tantes expuestos a anestesia general se registra en ocasiones hipo-

glucemia. Así pues, el daño cerebral inducido en estas situaciones

puede deberse a mecanismos distintos de los farmacológicos.

En humanos es más difícil estudiar la toxicidad sobre el

sistema nervioso central subsiguiente a la anestesia. Se han reali-

zado amplios estudios epidemiológicos, que no han conseguido

detectar un efecto destacado a largo plazo de la anestesia sobre la

función cognitiva. No obstante, este tipo de investigación presenta

importantes limitaciones. Por ejemplo, en un estudio efectuado

sobre 1.257 personas sanas, 946 participantes fueron expuestos

previamente a al menos un anestésico general, sin que se registrara

correlación significativa alguna entre exposición a la anestesia y

rendimiento en las pruebas cognitiva

s 110 .

Sin embargo, como en

cualquier otra toma de datos retrospectivos, los participantes

pueden no recordar con exactitud el número y tipo de anestésicos

recibidos o la fecha de su administración. Es, pues, difícil tomar en

consideración la edad en el momento de la exposición.

Además de los anestésicos, otros muchos fármacos son

administrados en el ámbito de la cirugía. Por ejemplo, los analgé-

sicos pueden tener importantes efectos sobre la función cognitiva,

aunque una reciente revisión sistemática llegó a la conclusión de

que el tipo de analgesia postoperatoria no guardaba una correla-

ción significativa con el deterioro cognitivo en pacientes quirúrgi-

cos de edad avanzad

a 111

. Ello concuerda con los hallazgos de Johnson

y cols

. 35

, en virtud de los cuales la administración de opioides

24 horas antes de la prueba no influye significativamente en el rendi-

miento de la misma. Otros fármacos psicoactivos tampoco pueden

excluirse como potenciales factores de influencia en las pruebas NP

en las semanas o meses siguientes a la cirugía.

Hormonas

La cirugía mayor genera una respuesta endocrina con liberación de

hormonas del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HHS) y del

sistema nervioso simpático. El deterioro cognitivo se ha asociado a

niveles elevados de corticoides, según se ha documentado en diver-

sos contextos experimentales y clínico

s 112,113 .

Se ha observado que

el cortisol es tóxico para las células del hipocampo, estructura que

desempeña un papel fundamental en la consolidación de lamemoria

de corto a largo plazo, así como en la disminución del control del

eje HHS. Ello ha servido de base para plantear la hipótesis de que

episodios repetidos de estrés den lugar a una disminución de la

inhibición del hipocampo en el eje HHS y, por tanto, a una hiperac-

tivación prolongad

a 114

. Este hecho fue estudiado en 187 pacientes

de más de 60 años de edad sometidos a cirugía mayor no cardíaca.

Los niveles de cortisol en saliva se midieron a 1 y 7 días y a 3 meses

de la operación, por la mañana (8h) y por la tarde (16h), usando

dispositivos Salivette. Tras la cirugía, las concentraciones de cortisol

salival aumentaron significativamente. La relación preoperatoria

entre concentración de cortisol mañana/tarde fue de 2,8 y 2,7 en

pacientes con DCPO a 1 semana, en comparación con la de los

pacientes sin DCPO, respectivamente. La relación mañana/tarde

disminuyó de manera sustancial en el postoperatorio hasta 1,9 y 1,6

en el plazo de 1 semana, respectivamente (

P

=0,02 en ambos casos).

En un análisis de todas las relaciones mañana/tarde se observó que

la reducción de las mismas guardaba una correlación significativa

con la DCPO a 1 seman

a 115

.

En el ámbito clínico es difícil valorar la posible asociación

entre disfunción cognitiva y niveles altos de glucocorticoides,

aunque parece que el patrón de secreción de cortisol se ve afectado

(disminuido) por la cirugía mayor y que este efecto se relaciona

con el desarrollo temprano de DCPO.

Mediadores inflamatorios

La cirugía se asocia con una importante reacción tisular, que implica

la activación del sistema inmunitario con liberación de mediadores

inflamatorios por parte de los linfocitos. Entre tales mediadores se

cuentan las citocinas, capaces de activar otros mediadores inflama-

torios y de afectar a la función cerebral, directa o indirectament

e 116,117

.

Una respuesta inflamatoria muy pronunciada se registra en correla-

ción con la cirugía cardíaca con DCP, habiéndose comunicado

niveles elevados de las citocinas IL-1 e IL-10 en pacientes con DCPO

tras ser sometidos a estas técnica

s 118

.

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Cuidados postoperatorios

VI