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Cuidados neurocríticos

Michael J. Souter y Arthur M. Lam

Puntos clave

2665

1.

Los cuidados críticos del sistema nervioso central se

basan en el soporte de la fisiología cerebral y la médula

espinal y en la prevención de las agresiones secundarias.

Esto, a su vez, depende del mantenimiento exhaustivo

de la adecuación funcional cardiopulmonar, digestiva,

renal y endocrina.

2.

La función cerebral depende de forma crítica de la

perfusión y la oxigenación. El aumento del volumen

intracraneal más allá de la capacidad de los mecanismos

compensadores aumenta la presión intracraneal (PIC)

y puede reducir de forma adversa la perfusión. La

consiguiente insuficiencia energética celular iniciará

y propagará el edema y la inflamación.

3.

La resolución del edema cerebral depende de las fuerzas

hidrostáticas y osmolares que se aplican a la barrera

hematoencefálica. El exceso de presión de perfusión y la

hipotonía intravascular empeoran el edema y se deben

evitar. La alteración de la integridad de la barrera

hematoencefálica varía a lo largo del tiempo y puede

afectar mucho a la capacidad de los fármacos

hipertónicos de ejercer un efecto osmótico.

4.

La fiebre con frecuencia se pasa por alto en cuidados

neurocríticos, aunque afecta significativamente a la

evolución en diversos procesos patológicos.

5.

La monitorización neurológica incluye la colocación de

dispositivos de monitorización adecuados, así como la

respuesta rápida y el inicio del tratamiento ante los

cambios detectados. El objetivo es optimizar el entorno

fisiológico, a pesar de la ausencia actual de datos de

nivel 1 que respalden la mayoría de los monitores de uso

habitual. La exploración clínica de la función neurológica

sigue siendo una parte crucial de la monitorización y la

asistencia.

6.

La incidencia de lesión cerebral traumática ha

disminuido, aunque sigue siendo una enfermedad de

jóvenes, con unos enormes efectos socioeconómicos a

largo plazo. Es obligatoria una evaluación quirúrgica

rápida, y aunque sigue habiendo controversia sobre la

hipotermia, la craneotomía de descompresión puede

salvar la vida de pacientes con elevación de la PIC

refractaria al tratamiento médico. Los corticoides están

contraindicados.

7.

Después de la hemorragia inicial, la mortalidad y la

morbilidad por hemorragia subaracnoidea (HSA) se

deben principalmente al vasoespasmo posterior. El

tratamiento médico de esta complicación incluye

aumento de la presión de perfusión, mantenimiento del

volumen sanguíneo y optimización de la liberación de

oxígeno. La terapia endovascular con angioplastia con o

sin vasodilatación química tiene una importancia cada

vez mayor. La HSA puede estar acompañada por efectos

pulmonares, cardiovasculares o endocrinos significativos.

8.

El éxito del tratamiento del accidente cerebrovascular

isquémico depende de una ventana temporal de

viabilidad. Es crucial una evaluación urgente y un

tratamiento rápido para un resultado favorable.

9.

La lesión de la médula espinal exige una observación

cuidadosa de la adecuación respiratoria, porque la

situación se puede deteriorar antes de que se pueda

observar cualquier mejoría. La fatiga es con frecuencia

un factor que influye.

10.

Las enfermedades infecciosas del sistema nervioso

central exigen un abordaje intensivo de reanimación,

obtención de muestras de líquido cefalorraquídeo

y tratamiento antibiótico empírico temprano, similar al

del paciente con shock séptico.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Los cuidados críticos del sistema nervioso central (SNC) suponen la

colaboración entre muchas disciplinas: neurocirugía, neuroanestesia,

neurología, neurorradiología y electrofisiología. Cada una de las disci-

plinas aporta contribuciones exclusivas, que en conjunto ofrecen una

asistencia óptima, no sólo para el encéfalo lesionado, sino también para

los sistemas cardiopulmonar, endocrino, digestivo y renal que dan

soporte a la fisiología cerebral. La integración de estos complejos obje-

tivos asistenciales depende delmédicode cuidados neurocríticos, al que

cada vez se reconoce más como una subespecialidad importante

1

.

El uso de un equipo de cuidados neurocríticos en lugar de una

única especialidad se ha asociado a una reducción de la mortalidad

intrahospitalaria y de la duración de la estanci

a 2

. Aunque el encéfalo

tiene cierta preeminencia entre los órganos del cuerpo, depende de

una plataforma estable de función orgánica en otras localizaciones

que permita que haya control homeostático y mecanismos de repa-

ración y recuperación. La lesión del encéfalo se asocia y puede preci-

pitar a un amplio espectro de disfunción de otros sistemas orgánicos

( tabla 84-1 )

. Aunque se puede formar a otras especialidades como