Table of Contents Table of Contents
Previous Page  2669 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 2669 / 2894 Next Page
Page Background

Sin embargo, en el encéfalo, debido a la presencia de «uniones

intercelulares herméticas» en el endotelio, esta barrera hematoen-

cefálica intacta no permite el paso de solutos de menor tamaño (p.

ej., iones de sodio y de cloruro), y esta impermeabilidad relativa

hace que el desplazamiento del líquido capilar cerebral dependa de

las fuerzas hidrostática y osmolar

totales,

de modo que la presión

oncótica tiene un efecto muy pequeño y el desplazamiento de

líquido depende principalmente del gradiente osmolar. Cuando no

se administran sustancias osmóticamente activas exógenas (p. ej.,

manitol), este gradiente está determinado en gran medida por la

concentración de sodio, al igual que por la osmolalidad sérica.

Osmolalidad sérica = (Na sérico) × 2 + glucosa/18 + BUN/2,8

Así, en general no se deben utilizar soluciones hipotónicas

en el paciente neuroquirúrgico cuando exista la posibilidad de que

se produzca edema. En la

tabla 84-2

se muestra la osmolalidad de

las soluciones de uso habitual.

Al mismo tiempo, las conexiones endoteliales más herméticas

y las bicapas lipídicas también sirven para reducir la permeabilidad

al agua y, por tanto, el coeficiente de filtración. Esto limita fisiológica-

mente el desplazamiento de agua a través del lecho vascular en res-

puesta a las modificaciones de la tonicidad, porque en caso contrario

el volumen del encéfalo se reduciría significativamente por las grandes

fuerzas osmóticas que crean cambios de tan sólo algunos miliosmoles

por kilogramo. Por tanto, el desplazamiento neto de líquido a través

de la barrera hematoencefálica depende de la permeabilidad al agua,

definida por el coeficiente de filtración, y de la permeabilidad a los

solutos, definida por el coeficiente de reflexión.

Esto permite la diuresis osmótica, en la que las sustancias

reflejadas por la barrera hematoencefálica pueden ejercer un efecto

significativo sobre el agua del encéfalo (p. ej., manitol y suero salino

hipertónico).

La inadecuación, ya sea relativa o absoluta, de la perfusión y el

aporte de sustratos induce insuficiencia energética. Esto se traduce en

efectos reales sobre la integridad y la función de la barrera hematoen-

cefálica, que es una estructura fisiológica dependiente de energía en

contraposición con una estructura puramente anatómica. La isquemia

y reperfusión rápida se asocian a generación de metaloproteinasas de

lamatriz que atacandirectamente a las proteínas que sellan las conexio-

nes entre las prolongaciones endoteliales que constituyen la barrera

hematoencefálic

a 22 .

Esto crea una pérdida de integridad y un aumento

de la porosidad de la barrera hematoencefálica, lo que afecta patológi-

camente a los coeficientes de permeabilidad y reflexión. Esta alteración

aguda de la barrera hematoencefálica puede permitir desplazamientos

de solutos hacia el parénquima y puede dar lugar a tumefacción cere-

bral, cuya magnitud depende de la «permeabilidad» de la barrera

hematoencefálica, así como del tamaño y la concentración de las molé-

culas osmóticamente activas a ambos lados de la barrera.

Por tanto, se debe plantear cuidadosamente el tratamiento

con líquidos cuando haya isquemia e inflamación cerebrales.

El encéfalo ejerce un efecto homeostático sobre la actividad

metabólica y endocrina, y la disfunción neurológica se puede

manifestar como cambios indeseados del equilibrio hídrico y elec-

trolítico. La diabetes insípida es un ejemplo manifiesto de este

fenómeno con poliuria y la consiguiente hipovolemia y, si no se

trata, hipotensión sistémica. También puede haber causas iatrogé-

nicas por el uso de diuréticos osmóticos, sedantes y analgésicos. La

desnervación simpática como consecuencia de la lesión del tronco

encefálico o de la médula espinal también puede contribuir a la

reducción del retorno venoso como consecuencia de un aumento

de la vasodilatación y estasis venosa periféric

a 23

.

El aumento de la descarga simpática que acompaña con fre-

cuencia a las agresiones cerebrales se puede manifestar también como

respuesta de estrés extracerebral en todo el cuerpo con aumento de

la incidencia de erosiones gástricas por estrés, hipercatabolismo,

hiperglucemia y alteración de la tolerancia a la glucos

a 24 .

Con frecuencia hay aumento de las necesidades nutricionales

después de una lesión del encéfalo, y hay datos que indican una mejor

evolución con el uso temprano de nutrición enteral (v.

cap. 85

) 25

.

La hiperglucemia es un potente agravante de las agresiones

cerebrales

. 26

Aún queda por demostrar si el uso generalizado de un

control glucémico estricto con tratamiento insulínico intensivo

produce mejoras en pacientes con deterioro neurológico. Hay

algunos datos que indican que puede ser perjudicial

27 .

Fiebre e infección

Más del 50% de los pacientes de unidades de cuidados intensivos

(UCI) neurológicos presenta fiebr

e 28 .

Se trata de una agresión a un

encéfalo ya deteriorado que con frecuencia se pasa por alto, y aumenta

la utilización de oxígeno y la agresiónmetabólic

a 28 .

Los pacientes de la

UCI tienen múltiples factores de riesgo de infección y sepsis, como

la presencia de diversos catéteres (p. ej., arteriales, venosos, de LCR).

Otras posibles causas de fiebre incluyen hemorragia intracraneal y

efectos medicamentosos idiosincrásicos (p. ej., por el anticonvulsivo

fenitoína

) 28,29

. La fiebre se asocia a peor evolución después de una

agresión neurológica, incluyendo hemorragia intracraneal, hemorra-

gia subaracnoidea (HSA) y accidente cerebrovascular. Un metaanáli-

sis de los estudios disponibles mostró un aumento de la morbilidad

y mortalidad neurológicas asociado a la fiebr

e 30 .

Aunque no se ha demostrado que la hipotermia sea una

intervención eficaz en pacientes con lesión cerebral traumátic

a 31

o

HS

A 32

, esto no equivale a ausencia de efecto beneficioso de la nor-

motermia en comparación con la hipertermia, y muchos médicos

cada vez tienen una actitud más agresiva para la prevención y el

tratamiento de la fiebr

e 33 .

Para tratar adecuadamente la fiebre es necesario realizar una

reevaluación diaria para determinar el origen de la fiebre, a la vista

del gran número de posibles causas. Sin embargo, en muchos casos

no se puede determinar una causa, y es necesario un tratamiento

empírico que incluya la administración programada de paraceta-

mol, la aplicación de mantas refrigerantes y, cada vez más, métodos

más invasivos de refrigeración.

Cuidados neurocríticos

2669

84

Sección VII

Cuidados críticos

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Tabla 84-2

 Contenido en sodio, osmolalidad y presión oncótica de los

líquidos intravenosos de uso habitual

Líquido

Osmolalidad

(mOsm/kg)

Presión

oncótica

(mmHg)

Na

+

(mEq/l)

Plasma*

289

21

141

Cristaloides

SS al 0,9%

308

0

154

SS al 0,45%

154

0

77

SS al 3%

1.030

0

515

Ringer lactato

273

0

130

Plasma-Lyte

295

0

140

Manitol (20%)

1.098

0

0

Coloides

Hetalmidón (6%)

310

31

154

Albúmina (5%)

290

19