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buido al edema del intestino delgado, que provoca malabsorción.

Asimismo, la alimentación sin diarrea se consigue en pacientes

hipoalbuminémicos utilizando dietas elementales y peptídicas. Las

formulaciones con fibra podrían reducir la diarrea, pero no en

todos los caso

s 178 .

La mayoría de las fórmulas enterales no contiene

lactosa, eliminando el problema de la intolerancia a la lactosa. En

pacientes sin diarrea infecciosa, el uso de pectina y fármacos anti-

cinéticos puede reducir el cuadro pero se debe vigilar el desarrollo

de estreñimiento. Las complicaciones hepatobiliares de la nutrición

enteral son raras (

<

5%).

Consideraciones especiales

Quemaduras

Los pacientes quemados presentan algunos problemas especiales

debido a su alto gasto energético, pérdidas transcutáneas de pro-

teínas y grandes necesidades de líquidos. Si los pacientes no

pueden comer, la nutrición enteral es la modalidad preferida. En

varios estudios se indica que la nutrición enteral comenzada pocas

horas después del ingreso reduce la magnitud de la respuesta al

estrés de las quemaduras. Por tanto, es práctica habitual comenzar

pronto con la nutrición en los casos con quemaduras significativas

(

>

20%), en las primeras 16 horas del ingreso. Sin embargo, en una

revisión sistemática no se encontraron datos suficientes para

demostrar la ventaja de la nutrición enteral precoz frente a la

tardía o que la nutrición enteral reduzca la respuesta al estré

s 179 .

Para garantizar el éxito de la administración de las muchas calo-

rías necesarias en una dieta rica en proteínas, las sondas de ali-

mentación nasoentéricas deben introducirse hasta el yeyuno. La

ingesta calórica debe vigilarse estrechamente en los pacientes que-

mados. Si las calorías no son suficientes, se necesitará un suple-

mento. Cuando el paciente puede comer, se pueden aportar

suplementos nutricionales ingeridos entre las comidas. En los

pacientes que se alimentan precozmente el suplemento puede ir

incluido en la nutrición parenteral.

Disfunción hepática

La disfunción hepática, especialmente la cirrosis con enferme-

dad aguda intercurrente presenta una situación metabólica com-

pleja

(v. caps. 56 y 57)

. Los pacientes con cirrosis presentan una

depleción nutricional secundaria a la anorexia, grandes canti­

dades de proteínas en la ascitis e hipermetabolismo. Tienen

hiperinsulinemia, resistencia a la insulina, aceleración de la glu-

coneogénesis, aumento de la oxidación lipídica y, posiblemente,

descenso de la glucogénesis. También se aprecian deficiencias de

ácidos grasos esenciales, zinc y selenio. Después del trasplante

de hígado, el aclaramiento de glucosa mejora porque se corrigen

la hiperinsulinemia y la resistencia a la insulina. No obstante, los

pacientes que reciben corticoides dentro de su tratamiento

inmunosupresor continúan teniendo un metabolismo anómalo

de la glucosa.

Debido a su estado de depleción, los pacientes cirróticos

podrían parecer candidatos a la repleción nutricional. Debido al

mal pronóstico, especialmente cuando se complica con una enfer-

medad grave, el soporte nutricional enteral de los pacientes cirró-

ticos graves hospitalizados se asoció a una menor supervivencia. El

éxito del trasplante de hígado ha renovado el interés por el soporte

nutricional en los candidatos al trasplante. Estos pacientes necesi-

tan restricción de sodio y líquidos más diuréticos para controlar su

sobrecarga de líquidos. También es necesario que aumente su

ingesta de proteínas y aminoácidos (1,2-1,5 g/kg/día) para reem-

plazar las pérdidas debidas a la formación de la ascitis y la ingesta

calórica alta para compensar el hipermetabolismo (25-40 kcal/

día

) 180 .

Algunos pacientes con cirrosis desarrollan encefalopatía

hepática, que limita la ingesta de proteínas. Si los pacientes desa-

rrollan encefalopatía mientras reciben la ingesta de proteínas habi-

tual de 0,8 g/día más lactulosa, se valorará la inclusión de soluciones

enriquecidas con aminoácidos de cadena ramificada. En la cirrosis,

las concentraciones plasmáticas de esos aminoácidos son bajas y

no se metabolizan en el hígado, por lo que de esa forma estarán

disponibles para la síntesis de proteínas. Cuando se administra por

vía intravenosa, contrarrestan los efectos de los aminoácidos aro-

máticos intracerebrales, que están implicados en la encefalopatía

hepátic

a 181 .

En una revisión Cochrane se demostró el descenso del

índice de encefalopatía hepática sin reducción del índice de mor-

talidad o de los acontecimientos adverso

s 182 .

Disfunción renal

La enfermedad renal crónica preexistente y la insuficiencia renal

aguda de nueva aparición presentan problemas nutricionales espe-

ciales

(v. caps. 55 a 57)

. La insuficiencia renal aguda es especialmente

problemática en el terreno quirúrgico por su asociación con el

shock y la sepsis. Estos pacientes son resistentes a la insulina, cata-

bólicos e hipermetabólicos, como otros pacientes con estrés. No

obstante, la uremia exacerba el catabolismo porque exacerba la

resistencia a la insulina, la acidosis metabólica y las proteasas circu-

lantes. El riñón interconvierte varios aminoácidos y tambiéndegrada

péptidos específicos, de manera que también se aprecian anomalías

importantes en el manejo de proteínas/aminoácidos. Las citocinas

liberadas durante la hemodiálisis también agravan el estado catabó-

lico. Los pacientes con insuficiencia renal no toleran cargas impor-

tantes de líquidos, especialmente en caso de oliguria, no pueden

autorregular las concentraciones de electrólitos ni toleran grandes

cargas de proteínas y aminoácidos porque no pueden excretar la

urea. Como necesitan en torno a 30kcal/kg/día y 1,0-1,5g/kg/día

de proteínas, la diálisis tiene que ser frecuente para eliminar los

residuos y el exceso de líquido. La ingesta de proteínas y aminoáci-

dos debe aumentar por las pérdidas de aminoácidos relacionadas

con la diálisis. En el pasado se han utilizado soluciones enriquecidas

con aminoácidos esenciales para reducir la producción de urea. Sin

embargo, actualmente se recomienda aportar una combinación de

aminoácidos esenciales y no esenciales basándose en la teoría de

que normalmente los aminoácidos no esenciales pueden conver-

tirse en esenciales en los estados patológico

s 183

.

La hemodiálisis, la hemofiltración venovenosa (y arteriove-

nosa) continua (HFVVC) y la diálisis peritoneal facilitan la nutri-

ción enteral y parenteral al eliminar el exceso de líquidos y urea,

además de concentraciones equilibradas de electrólitos, permi-

tiendo que se pueda administrar un complemento adecuado de

calorías y aminoácidos/proteínas, aunque esos tratamientos provo-

can la pérdida de aminoácidos (10-15 g/día) no relacionada con la

ingesta de aminoácidos, pero sí con sus concentraciones plasmáti-

cas, con el volumen del efluente dializado y con la eficiencia del

filtro. La concentración de la mayoría de los aminoácidos se iguala

entre el plasma y el dializado, por tanto, será necesario aumentar

el contenido de aminoácidos y proteínas en el soporte nutricional.

En la HFVVC se necesitan hasta 2,5 g/kg/día de proteínas para

alcanzar el balance nitrogenado positiv

o 184 .

La diálisis también

provoca pérdidas de péptidos, proteínas (con diálisis peritoneal) y

vitaminas hidrosolubles. Por tanto, en algunas formulaciones para

nutrición enteral renal se añade vitaminas B.

Las soluciones para diálisis peritoneal y HFVVC contienen

normalmente un 1,5% de glucosa, aunque se usan concentraciones

Nutrición y control metabólico

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Sección VII

Cuidados críticos

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