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esencial la nutrición parenteral. Los pacientes con síndrome de

intestino corto requierenNPT después de la cirugía e incluso durante

el resto de su vida, si el intestino residual no consigue adaptarse

suficientemente bien para mantener la ingesta oral adecuada. Otras

indicaciones absolutas de la NPT son la obstrucción del intestino

delgado, la hemorragia gastrointestinal activa, la seudoobstrucción

con intolerancia completa a los alimentos y las fístulas enterocutá-

neas productivas (a menos que se pueda pasar un tubo de alimen-

tación distal a la fístula). En la obstrucción parcial del intestino

grueso puede ser posible la alimentación con una dieta pobre en

residuos. Las indicaciones relativas de la nutrición parenteral son la

presencia de una fístula enterocutánea moderadamente productiva,

necesidad de «reposo» intestinal, por ejemplo, durante los brotes de

la enfermedad inflamatoria intestinal y en la enteritis aguda por

radiación, importante distensión abdominal e íleo debido a sepsis

intraabdominal, persistencia de la distensión después de aliviar la

obstrucción intestinal y quilotórax que no responde a la dieta con

triglicéridos de cadenamedia. La NPT también está indicada cuando

la vía enteral no puede proporcionar la nutrición suficient

e 157

. En los

pacientes ingresados en la UCI, las causas pueden ser diarrea,

vómitos, problemas de vaciamiento del estómago, desplazamiento

de la sonda de alimentación e interrupción de la administración por

pruebas diagnósticas, otros procedimientos y cirugí

a 158

.

La nutrición parenteral se administra a través de catéteres

venosos centrales o periféricos. Las venas periféricas no pueden

tolerar la osmolaridad de más de 750mOsm/l (el equivalente de un

suero glucosado al 12,5%), por tanto, el volumen de líquido que

puede tolerarse limita la ingesta calórica y esa vía se usa principal-

mente para el suplemento o la alimentación a corto plazo. Los

catéteres venosos centrales son la principal vía de administración

de la NPT. La puerta de entrada preferida es la vena subclavia, que

proporciona un lugar estable con buena aceptación por el paciente

y tasas de infección más bajas que con las vías yugular interna o

femoral. Para reducir las complicaciones en el lugar de inserción y

las infecciones, los catéteres subclavios deben insertarse en condi-

ciones estériles por personal con experiencia. El catéter debe tener

una sola luz, exclusivamente para la NPT, ya que los catéteres de

varias luces y varios fines tienen tasas de infección altas. Para su uso

a largo plazo se deben insertar catéteres de elastómero de silicona

de Hickman-Broviac que tienen unos manguitos de dacrón situa-

dos en el extremo proximal del túnel para reducir las infecciones.

Formulaciones

Glucosa y carbohidratos

En los pacientes traumatológicos o sépticos la administración

exógena de glucosa y carbohidratos reduce muy poco las tasas de

gluconeogénesis y lipólisi

s 159

, a diferencia de la reintroducción de la

alimentación en los pacientes en ayuno cuando la administración

de carbohidratos reduce la gluconeogénesis y la lipólisis. A pesar de

la menor utilización de la glucosa, sigue siendo importante adminis-

trar carbohidratos a los pacientes con estrés porque algunos tejidos

corporales no pueden usar fácilmente otros sustratos. Además, la

ingesta de glucosa y carbohidratos estimula la secreción de insulina,

que tiene propiedades anabolizantes que favorecen la síntesis de

proteínas y disminuyen la lipólisis. No obstante, la hiperglucemia,

incluso con el tratamiento intensivo con insulina, limita la cantidad

de glucosa y carbohidratos que se puede administrar. La intensidad

de la hiperglucemia inducida por la NPT es directamente propor-

cional a la tasa de infusión de la glucosa y al grado de la herida. Los

ancianos están más predispuestos a presentar hiperglucemias.

Es importante saber que los pacientes reciben carbohidratos

administrados de otras fuentes, aparte de la glucosa en la NPT o

los carbohidratos de la nutrición enteral. Lo habitual es administrar

infusiones de glucosa al 5% (170 kcal/l), mientras que las emulsio-

nes lipídicas intravenosas contienen al menos 22 g/l de glicerol, que

entra en la vía gluconeogénica. La sobrealimentación con glucosa

(

>

4mg/kg/min) a los pacientes que han sufrido un estrés agudo y

que reciben una ingesta calórica total mayor que el GER da lugar

a una respuesta termogénica, mayor elevación de la glucemia y

producción de más CO

2

. Este CO

2

adicional puede excretarse por

los pulmones y, si no es suficiente, eleva la Paco

2

. Tal sobrealimen-

tación no es infrecuente, como se demuestra en una encuesta en

hospitales docentes de EE.UU., en los cuales se alimenta a muchos

pacientes con más de 4mg/kg/min de glucos

a 160 .

Lípidos

Los lípidos intravenosos se administran habitualmente en forma de

emulsión de triglicéridos de cadena larga (LCT). Esas emulsiones

contienen aceite de soja y un emulsionante (fosfolípido de huevo)

y son calóricamente densas (p. ej., las soluciones al 10 y 20% con-

tienen 1,0 y 2,0kcal/ml, respectivamente). Tras la administración,

la emulsión lipídica se convierte en partículas ricas en triglicéridos

con tamaños similares a los de los quilomicrones y partículas ricas

en fosfolípidos producidas por el emulsionante en liposomas. Las

partículas similares a quilomicrones se hidrolizan mediante la lipo-

proteinlipasa a ácidos grasos y glicerol. Los liposomas estimulan la

colesterogénesis, incorporan el colesterol y se acumulan en sangre

como una lipoproteína-X anómala de vida larg

a 161 .

Para reducir la

formación de liposomas, las emulsiones de lípidos deben adminis-

trarse lentamente. Las emulsiones lipídicas también son el vehículo

de muchos fármacos liposolubles como propofol, anfotericina B y

etomidato. Por tanto, la infusión de propofol para la sedación

también aporta cantidades significativas de calorías a partir de los

lípidos que deberán incluirse en el cálculo de la ingesta calórica.

La grasa exógena es necesaria para prevenir la deficiencia de

ácidos grasos libres esenciales, por tanto, como mínimo, los pacien-

tes que reciben NPT deben recibir una emulsión de lípidos (500ml

de una infusión de LCT al 10%) dos o tres veces por semana. La

emulsión lipídica también se usa como fuente de energía, ya que la

oxidación lipídica es la vía predominante de producción de energía

durante el estrés. Las emulsiones de grasa se oxidan bien cuando

se administrar a pacientes sépticos o con traumatismos, incluso

cuando se administra glucosa. E incluso los pacientes con insufi-

ciencia hepática crónica que presentan sepsis y fracaso multiorgá-

nico son capaces de metabolizar eficientemente las emulsiones

lipídicas intravenosas. En estos momentos, se considera que las

emulsiones lipídicas son sustratos de energía y se deben adminis-

trar como el 30-40% de las calorías totales en la NPT.

Existen dudas de que las emulsiones lipídicas tengan efectos

inmunosupresores. Los estudios ex vivo demostraron el descenso

de la muerte bacteriana por neutrófilos, descenso de la expresión

de monocinas y otros defectos inmunodepresores. En un estudio de

pacientes con traumatismos, el aumento de infecciones se atribuyó

a la administración de la emulsión lipídica. No obstante, en un

metaanálisis no se encontraron indicios de que las emulsiones lipí-

dicas de LCT sean perjudiciales para la función inmunitari

a 162 .

Las emulsiones de LCT derivadas de la soja que se usan tra-

dicionalmente para la nutrición parenteral tienen proporciones altas

de ácidos grasos poliinsaturados omega-6, específicamente ácido

linoleico (53%). El ácido linoleico es el precursor del tromboxano

A

2

y de la prostaglandina E

1

, que causan agregación plaquetaria e

inflamación. Como alternativa, los aceites de pescado que contienen

ácidos grasos omega-3 (p. ej., los ácidos eicosapentaenoico y linolé-

nico) son precursores de varias prostaglandinas (p. ej., el tromboxano A

3

), que tienenmenos actividad agregante plaquetaria y provocan

menos inflamación. Las plaquetas de pacientes que han recibido una

infusión de este tipo durante 7 días después de la cirugía con emul-

siones lipídicas ricas en aceite de pescado agregaban menos que los

que recibieron emulsiones no enriquecida

s 163

. Además, los ácidos

grasos omega-3 disminuyeron la producción ex vivo de IL-1, IL-6 y

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Cuidados críticos

VII