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Implicaciones anestésicas de las enfermedades concurrentes

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Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

encuentra en una forma óptima» y «yo creo que la estenosis mitral

es más grave que el leve grado de insuficiencia mitral») resultan

mucho más útiles para el anestesista que las afirmaciones que

sugieren una situación global («apto para cirugía») o que indican

una serie de intervenciones perioperatorias («prevenir la hipoxia y

la hipotensión»). Conocer el perímetro de la cintura del paciente y

su capacidad de practicar ejercicio es mucho más importante que

saber que sus ondas T no habían desaparecido cuando completó la

prueba de esfuerzo (conocer los equivalentes metabólicos máximos

[MET] durante el ejercicio y la recuperación de la frecuencia car-

díaca tras la prueba de esfuerzo resulta muy útil).

Los médicos de atención primaria pueden preparar y tratar

al paciente para conseguir que se encuentre en condiciones óptimas

para la vida diaria. Sin embargo, no conocen con el mismo grado

de profundidad del anestesista los cambios fisiológicos que se

asocian a la cirugía y las manipulaciones que se deben realizar en

concordancia para facilitar la cirugía y la intervención y optimizar

los resultados perioperatorios. Un ejemplo sería la inducción de

cierto grado de uremia prerrenal en un paciente con insuficiencia

cardíaca congestiva (ICC) por el médico de atención primaria. La

depleción de volumen intravascular asociada a la uremia prerrenal

permitirá que el paciente cardiópata se sienta más cómodo en la

vida diaria, pero podría predisponerlo a sufrir problemas de hipo-

volemia durante y después de la cirugía e intervenciones complejas.

Por tanto, aunque resultaría deseable que el médico de atención

primaria comenzara el proceso de preparación del paciente ante

las necesidades de la cirugía o intervenciones complejas, esta acti-

vidad podría no resultar compatible con el nivel de conocimientos

y el funcionamiento de la inmensa mayoría de las consultas de

primaria. Aunque esta formación está más disponible y tiene mejor

calidad que en décadas previa

s 3-5 ,

y aunque Fleisher, Goldman,

Charlson y cols., e incluso algunas organizaciones cardiológicas

han aportado bastantes datos sobre la importancia de este aspecto

de la asistenci

a 6-8 ,

la formación, conocimientos y capacidad de los

médicos de asistencia primaria sigue siendo bastante deficiente en

este aspecto de la consulta. Si no se comprenden los cambios fisio-

lógicos que suceden en el perioperatorio, será difícil prescribir el

tratamiento adecuado. Por tanto, es parte de la función del aneste-

sista enseñar a los profesionales médicos responsables del paciente

el tipo de información necesaria durante la consulta preoperatoria

o previa a la intervención.

Enfermedades que afectan

al sistema endocrino y trastornos

de la nutrición

Trastornos pancreáticos

Diabetes mellitus preoperatoria y previa

a la intervención

En esta sección se contemplan nueve puntos fundamentales sobre

la diabetes:

1. El número de pacientes con una diabetes conocida ha

aumentado por encima del triple en 17 años en EE.UU.,

hasta alcanzar los 25 millones, y está aumentando de forma

importante en el mundo. Este crecimiento ha sido estimu-

lado por el incremento de la diabetes tipo 2 asociada al

aumento de peso en los adultos y actualmente en la pobla-

ción pediátrica (v. también cap. 72).

2. La diabetes por sí sola puede no ser tan importante sobre el

resultado perioperatorio como sus efectos sobre órganos

diana (v. excepciones en punto 4).Aunque durante un tiempo

se ha asumido que la existencia de una diabetes aumenta el

riesgo perioperatorio, los resultados de los estudios epide-

miológicos no parecen confirmar esta idea en pacientes que

no necesitan tratamiento en la Unidad de Cuidados Intensi-

vos (UCI). En estos estudios se distinguieron los efectos de

la diabetes per se sobre los sistemas orgánicos y los efectos

de las complicaciones de la diabetes (enfermedad cardíaca,

del sistema nervioso, renal y vascular) y los efectos de la vejez

y el envejecimiento acelerado asociado a la diabetes. Incluso

en pacientes que necesitan tratamiento en UCI no parece

que la diabetes de larga evolución sea tan importante como

la disfunción existente en órganos terminales y el grado de

control de la glucemia en el período previo a la cirugía o

intervención y durante la estancia en la UC

I 9-14

.

3. Como la diabetes supone al menos dos procesos patológicos,

su tratamiento perioperatorio puede ser distinto para ambos

procesos.

4. Los ensayos Diabetes Control and Complication Trial para

diabéticos de tipo 1, U.K. Prospective Diabetes Study para dia­

béticos de tipo 2, The Advance Studies y los estudios de

Kumamoto han demostrado que un control estricto de la

glucemia y la presión arterial (PA), junto con la actividad

física, consiguen un retraso importante de las complicaciones

microvasculares e incluso un aplazamiento indefinido en

diabéticos de tipo

2 15,16 .

Sin embargo, la discusión actual se

centra en los beneficios asociados a un control estricto durante

el período perioperatorio y el cociente riesgo-beneficio. Las

evidencias indican que un control estricto de la glucemia

puede ser útil en gestantes diabéticas (y sus futuros descen-

dientes) (v. también cap. 59), para los diabéticos que se reali-

zan una circulación extracorpórea (v. también cap. 50), para

los pacientes con isquemia del SNC (global) (v. también caps. 3

y 53) y para los pacientes que necesitan asistencia postope­

ratoria en UCI. Existen pocas evidencias de que un control

perioperatorio estrecho de la glucemia beneficie de forma

importante a ningún otro grupo de pacientes; además, no se

Cuadro 25-1

 Recomendaciones para la consulta de derivación

Realizar una valoración rápida, exhaustiva de tipo general.

Responder de forma específica a la duda o dudas planteadas.

Indicar con claridad la importancia perioperatoria de cual-

quier observación y recomendaciones ajenas al tema de

preocupación inicial.

Realizar una orientación diagnóstica y terapéutica centrada,

detallada y precisa.

Reforzar la comunicación verbal con el anestesista y el ciru-

jano, sobre todo para la resolución de problemas complejos.

Evitar realizar anotaciones en la historia que puedan crear o

agravar de forma innecesaria los riesgos normativos o

medicolegales.

Usar con frecuencia las visitas de seguimiento en los casos

difíciles para monitorizar la situación clínica y el cumpli-

miento de las recomendaciones.

Tomado del American College of Physicians: Medical consultation.

En Medical Knowledge Self-Assessment

Program IX, Part C, Book

4. Filadelfia, American College of Physicians, 1992, pág. 939.