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Monitorización de la profundidad

de la anestesia

Adrian W. Gelb, Kate Leslie, Donald R. Stanski y Steven L. Shafer

Puntos clave

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1.

La definición de «profundidad de la anestesia» ha

evolucionado constantemente desde la primera

demostración de anestesia clínica en 1840. Las

definiciones cambiantes han girado alrededor de los

fármacos disponibles usados para proporcionar la

anestesia y del conjunto de los conocimientos de sus

efectos en los humanos.

2.

La anestesia no es un proceso farmacológico simple; es

una interacción compleja de múltiples estímulos,

respuestas diversas y la probabilidad, inducida por

fármacos, de la insensibilidad a los estímulos.

3.

La anestesia puede definirse por sus componentes

hipnótico (inconsciencia) y analgésico (alivio del dolor).

El componente hipnótico puede inducirse con

anestésicos intravenosos e inhalatorios, mientras que el

componente analgésico puede inducirse con opioides y

anestésicos locales. Algunos fármacos, como el éter, el

óxido nitroso y la ketamina, proporcionan tanto

componentes hipnóticos como analgésicos en algún

grado.

4.

Los hipnóticos, cuando se administran solos, permiten

respuestas hemodinámicas significativas a estímulos

dolorosos intensos. Los opioides, cuando se administran

solos, no garantizan una inconsciencia consistente ni

una falta de respuesta de movimiento a los estímulos

dolorosos intensos. Una combinación de los dos puede

producir una inconsciencia predecible y la falta de

respuesta hemodinámica a los estímulos dolorosos

intensos.

5.

La interacción de los componentes hipnótico y

analgésico puede caracterizarse por un gráfico

tridimensional con una concentración de hipnótico en el

eje

y,

la concentración de analgésico en el eje

x

y la

probabilidad de insensibilización en el eje

z.

6.

La caracterización del gráfico tridimensional necesita la

aplicación de estímulos precisos, así como la medida de

las respuestas específicas y las concentraciones

definidas del hipnótico y el analgésico en el sitio del

efecto.

7.

Los pares estímulo-respuesta específicos que se usan

para definir la profundidad de la anestesia varían desde

las respuestas que se eliminan con facilidad a los

estímulos leves, como la respuesta verbal a las órdenes

verbales, hasta la dificultad para eliminar la respuesta a

estímulos intensos, como la respuesta hemodinámica a

la intubación.

8.

Generalmente, la interacción entre los hipnóticos y los

analgésicos es sinérgica.

9.

La anestesia clínica actual comprende la observación

cuidadosa del médico de las respuestas clínicas a

estímulos definidos para ajustar entonces la dosis del

hipnótico o el analgésico (o ambos) usando su

interacción sinérgica para conseguir el objetivo clínico

del control hemodinámico, la pérdida de la consciencia y

la inducción rápida, segura y urgente.

10.

Los efectos hipnóticos de los anestésicos intravenosos e

inhalatorios pueden medirse con índices derivados

empíricamente que se calculan a partir del

electroencefalograma (EEG).

11.

Los índices basados en el EEG del efecto de los fármacos

hipnóticos se relacionan con la sedación provocada por

el hipnótico, la amnesia, la pérdida de la consciencia y la

disminución de la tasa metabólica cerebral.

12.

Una consecuencia de la profundidad inadecuada de la

anestesia es el despertar intraoperatorio. La incidencia

de consciencia en pacientes sanos es de

aproximadamente el 0,1% y puede aumentar hasta el

1-1,5% en grupos de pacientes de alto riesgo.

13.

Están surgiendo evidencias que indican que controlar el

componente hipnótico de la anestesia durante la

operación puede disminuir significativamente el riesgo

de despertar asociado a la anestesia. Sin embargo, esto

no elimina completamente el riesgo.

14.

Mantener una concentración estable elevada de un

anestésico volátil puede disminuir el riesgo de despertar

siempre que el paciente tolere las consecuencias de una

concentración elevada.

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2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos