Table of Contents Table of Contents
Previous Page  116 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 116 / 2894 Next Page
Page Background

La figura 4-5 ilustra el resultado de la acción clásica des-

polarizadora de la acetilcolina sobre los receptores de la placa

terminal. Normalmente, el poro del canal está cerrado por la

aproximación de los cilindros (es decir, las subunidades). Cuando

un agonista ocupa los sitios de ambas subunidades

a

, la macro-

molécula proteica sufre un cambio de conformación que forma

un canal en el centro a través del cual los iones pueden

fluir a lo largo de un gradiente de concentración. Cuando el canal

está abierto, se produce un flujo de sodio y calcio desde el exterior

de la célula hacia el interior, y un flujo de potasio desde el interior

hacia el exterior. El canal dentro del tubo es lo suficientemente

largo como para acomodar bastantes cationes y moléculas eléc-

tricamente neutras, pero excluye los aniones (como el cloro). La

corriente transportada por los iones despolariza la membrana

adyacente. La corriente neta es despolarizante y crea el potencial

de placa terminal que estimula al músculo para contraerse. En

esta situación, pueden registrarse pulsos rectangulares descen-

dentes (es decir, despolarizantes) mediante la técnica electrofisio-

lógica antes descrita (v. fig. 4-4).

El pulso se detiene cuando se cierra el canal y uno o ambos

agonistas se despegan del receptor. La corriente que pasa a través

de cada canal abierto es minúscula, tan sólo de unos pocos

picoamperios (alrededor de 10

4

 iones/ms). Sin embargo, cada

descarga de acetilcolina desde el nervio abre aproximadamente

500.000 canales y la corriente total es más que suficiente para

producir la despolarización de la placa terminal y la contracción

del músculo. La apertura de un canal produce la conversión de

las señales químicas del nervio en flujo de corriente como poten-

ciales de placa terminal, lo que conduce a la contracción muscu-

lar. Solemos pensar que el potencial de placa terminal es un

fenómeno graduado, que puede ser reducido de magnitud o

prolongado en el tiempo con fármacos, pero en realidad el

potencial de placa terminal es la suma de muchos fenómenos

todo o nada que se producen simultáneamente en multitud de

canales iónicos. Son estos minúsculos fenómenos los que se ven

afectados por los fármacos.

Los receptores que no tienen dos moléculas de agonistas

unidos permanecen cerrados. Ambas subunidades

a

deben estar

ocupadas simultáneamente por agonistas; si sólo una está ocupada,

el canal permanece cerrado (v. fig. 4-5). Esta es la base para la

prevención de la despolarización por antagonistas. Los RNMD

representados por la tubocurarina actúan mediante unión a una o

a ambas subunidades

a

y, por tanto, evitan que la acetilcolina se

una y abra el canal. Esta interacción entre agonistas y antagonistas

es competitiva, y el resultado –transmisión o bloqueo– depende de

la concentración relativa y de las características de la unión de los

fármacos involucrados (v. «Efectos de los fármacos sobre los recep-

tores postsinápticos»).

Los canales individuales también pueden tener una amplia

variedad de conformaciones

66-68

. Pueden abrirse o permanecer

cerrados, afectando por tanto al flujo total de corriente a través

de la membrana, pero pueden hacer más. Pueden abrirse durante

un período de tiempo mayor o menor del normal, abrirse o

cerrarse de forma más gradual de lo normal, abrirse de forma

breve y repetida (es decir, castañeteo), o dejar pasar más o

menos iones por apertura de lo que suelen permitir. Su función

también está influida por fármacos, cambios en la fluidez de la

membrana, temperatura, equilibrio electrolítico en el medio, y

otros factores fisicoquímicos

68

. Los canales del receptor son

estructuras dinámicas que pueden establecer una amplia varie-

dad de interacciones con fármacos y atravesar muchas situacio-

nes de paso de corriente. Todas estas influencias sobre la

actividad del canal se reflejan finalmente en la intensidad o

debilidad de la transmisión neuromuscular y en la contracción

muscular.

Efectos de los fármacos sobre

los receptores postsinápticos

Acciones clásicas de los relajantes

musculares no despolarizantes

La neurotransmisión se produce cuando el potencial de acción libera

acetilcolina y ésta se une al receptor. Todos los relajantes no despola-

rizantes impiden o bloquean la neurotransmisión al evitar de modo

competitivo la unión de la acetilcolina a su receptor. El resultado final

(es decir, el bloqueo de la transmisión) depende de la concentración

relativa de las sustancias químicas y de sus afinidades comparativas

para el receptor. La figura 4-5 muestra un sistema expuesto a la ace-

tilcolina y a la tubocurarina. Un receptor ha atraído dos moléculas de

acetilcolina y ha abierto su canal, por donde fluirá la corriente para

despolarizar ese segmento de la membrana. Otro ha atraído una

molécula de tubocurarina; su canal no se abrirá, y no fluirá corriente

incluso si otramolécula de acetilcolina se une en el otro lugar.El tercer

receptor tiene acetilcolina sobre una subunidad

a

y nada sobre la otra.

Lo que ocurra depende de qué molécula se una. Si se une la acetilco-

lina, el canal se abrirá y la membrana se despolarizará; si se une la

tubocurarina, el canal permanecerá cerrado y la membrana no se

despolarizará. En otras ocasiones, una o dos moléculas de tubocura-

rina pueden adherirse al receptor, en cuyo caso el receptor no está

disponible para los agonistas; no se registrará flujo de corriente. En

presencia de concentraciones moderadas de tubocurarina,la cantidad

de corriente que fluye a través de la totalidad de la placa terminal en

cualquier instante será menor de la normal, lo que producirá un

menor potencial de placa terminal y, llevado a proporciones mayores,

un bloqueo en la neurotransmisión o parálisis neuromuscular.

Normalmente la enzima acetilcolinesterasa destruye la acetil-

colina y la retira para competir con el receptor, por lo que la tubocu-

rarina tiene mejores oportunidades para inhibir la transmisión. Sin

embargo, si se añade un inhibidor de la acetilcolinesterasa, como la

neostigmina, la colinesterasa no puede destruir la acetilcolina. La

concentración de agonista en la hendidura se mantiene elevada, y esta

alta concentración desplaza la competición entre la acetilcolina y la

tubocurarina a favor de la primera, mejorando así las posibilidades

de que dos moléculas de acetilcolina se unan a un receptor, incluso

aunque la tubocurarina siga permaneciendo en el entorno. Los inhi-

bidores de la colinesterasa revierten la parálisis neuromuscular pro-

ducida por RMND a través de este mecanismo. El canal sólo se abre

cuando la acetilcolina se adhiere a ambos sitios de reconocimiento.

Sin embargo, una sola molécula de antagonista es suficiente para

impedir la despolarización de ese receptor. Esto modifica la compe-

tición, sesgándola fuertemente a favor del antagonista. Matemática-

mente,si seduplica la concentraciónde tubocurarina,la concentración

de acetilcolina debe ser incrementada cuatro veces para que ésta siga

siendo competitiva. Las parálisis producidas por concentraciones

elevadas de antagonista son más difíciles de revertir que las que se

generan por concentraciones bajas. Después de dosis elevadas de

RMND, los inhibidores de la colinesterasa pueden ser ineficaces hasta

que la concentración del relajante en el área perisináptica disminuya

a un nivel más bajo por redistribución o eliminación del agente.

Acción clásica de los relajantes musculares

despolarizantes

Al menos al principio, los relajantes musculares despolarizantes

simulan el efecto de la acetilcolina, y por tanto se les puede

116

Fisiología y anestesia

I