Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1281 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1281 / 2894 Next Page
Page Background

37

Monitorización neuromuscular

Jørgen Viby-Mogensen

Puntos clave

1281

1.

El bloqueo neuromuscular residual postoperatorio provoca

una disminución de la sensibilidad de los quimiorreceptores

a la hipoxia, alteración funcional de la musculatura faríngea y

esofágica superior, alteración en la capacidad de

mantenimiento de la vía aérea y un incremento del riesgo de

desarrollo de complicaciones pulmonares postoperatorias.

2.

Es difícil, y a menudo imposible, mediante la evaluación

clínica de la recuperación de la función neuromuscular,

excluir con certeza una curarización residual clínicamente

significativa.

3.

La ausencia de desvanecimiento al tacto de la respuesta

en la estimulación mediante tren de cuatro (TOF,

train-of-

four

), estimulación tetánica y estimulación por doble

ráfaga no excluyen un bloqueo residual significativo.

4.

La recuperación adecuada de la función neuromuscular

postoperatoria no puede garantizarse sin una

monitorización neuromuscular objetiva.

5.

La buena práctica basada en evidencias dicta que los

clínicos siempre deberían cuantificar el grado de

bloqueo neuromuscular utilizando una monitorización

objetiva.

6.

Para excluir un bloqueo neuromuscular residual

clínicamente significativo, la proporción del TOF medida

de manera mecánica o mediante electromiografía debe

ser superior a 0,9.

7.

Se debe evitar la supresión completa de la contracción

(twitch)

durante la cirugía. Siempre que sea posible deben

mantenerse una o dos respuestas del TOF.

8.

El antagonismo del bloqueo neuromuscular no debería

iniciarse antes de haber observado al menos dos,

preferiblemente tres o cuatro, respuestas del TOF.

9.

Si no se ha documentado objetivamente una recuperación

suficiente (TOF

0,9) al final del procedimiento quirúrgico,

debería antagonizarse el bloqueo neuromuscular.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Con demasiada frecuencia, el grado de bloqueo neuromuscular

durante y después de la anestesia se evalúa sólo con criterios clíni-

cos. Sin embargo, puede persistir en el postoperatorio un bloqueo

neuromuscular residual (es decir, parálisis) clínicamente significa-

tiv

o 1,2 .

La monitorización objetiva del grado de bloqueo neuromus-

cular durante y tras la anestesia debería reducir los problemas de

un bloqueo neuromuscular residua

l 3,4

.

En pacientes despiertos, la fuerza muscular puede valorarse

a través de la evaluación del esfuerzo muscular voluntario, pero

durante la anestesia y la recuperación de la misma esto no es posible.

En su lugar, el médico emplea pruebas clínicas para valorar direc-

tamente la fuerza muscular y estimar de manera indirecta la función

neuromuscular (tono muscular, sensación al tacto de la bolsa del

circuito anestésico como una medición indirecta de la distensibili-

dad pulmonar, volumen residual y fuerza inspiratoria). Sin embargo,

todas estas pruebas están influidas por otros factores, además del

bloqueo neuromuscular. Por consiguiente, cuando se desea infor-

mación más precisa sobre el estado de la función neuromuscular

debería valorarse la respuesta del músculo a la estimulación ner-

viosa. Este procedimiento también tiene en cuenta la considerable

variación de la respuesta individual a los relajantes musculares.

Este capítulo revisa los principios básicos de la estimulación

nerviosa periférica y los requisitos para el uso efectivo de estimu-

ladores nerviosos. También describe la respuesta a la estimulación

nerviosa durante la despolarización (fase I y fase II) y el bloqueo

neuromuscular no despolarizante. Finalmente, se analizan los

métodos para la evaluación de las respuestas neuromusculares evo-

cadas con y sin disponibilidad de equipo de registro.

Tipos de estimulación nerviosa

periférica

La función neuromuscular se monitoriza mediante la evaluación

de la respuesta muscular a la estimulación supramáxima de un

nervio periférico motor. Pueden emplearse dos tipos de estimula-

ción: eléctrica y magnética. La estimulación eléctrica del nervio es,

con diferencia, el método empleado con más frecuencia en la prác-

tica clínica y se describe con detalle en este capítulo. Teóricamente,

la estimulación nerviosa magnética tiene varias ventajas sobre la

estimulación nerviosa eléctric

a 5,6

. Es menos dolorosa y no requiere

un contacto físico con el organismo. Sin embargo, el equipo es

voluminoso y pesado, no puede utilizarse la estimulación mediante

tren de cuatro (TOF,

train-of-four

) y resulta difícil obtener con este