Aplicaciones clínicas
La ventaja del bloqueo del compartimento del psoas para bloquear
el plexo lumbar es que basta con una sola inyección, en lugar de
realizar tres inyecciones distinta
s 49 .Para conseguir anestesiar la
totalidad de la pierna, la técnica se debe combinar con un bloqueo
ciático. Este bloqueo se emplea a menudo para proporcionar
analgesia postoperatoria en pacientes sometidos a intervenciones
mayores de rodilla y cader
a 50.
Técnica
El paciente se coloca en decúbito lateral sobre la pierna sana con
las caderas flexionadas. Se traza una línea entre las crestas ilíacas
(es decir, línea intercristal), identificando la apófisis espinosa de la
cuarta vértebra lumbar. Una vez preparada la piel, se realiza un
habón cutáneo en un punto situado 3 cm caudal y 5 cm lateral a la
línea media en el lado que se va a bloquear. Se introduce una aguja
de estimulación de 10 cm de longitud y del calibre 21 perpendicular
al punto de entrada cutáneo, hasta contactar con la apófisis trans-
versa de la quinta vértebra lumbar. La aguja se redirige en sentido
cefálico hasta resbalar por la apófisis transversa. El plexo lumbar
se identifica mediante la obtención de una respuesta motora del
cuádriceps. Una vez que la aguja está colocada del modo correcto,
se introducen 30ml de la solución anestésica.
Basándose en estudios de imagen anatómicos, Capdevila y
cols
. 51modificaron la técnica clásica del psoas
( fig. 42-13 ). El lugar
de inserción de la aguja se sitúa en la unión del tercio lateral y los
dos tercios mediales de una línea trazada entre la apófisis espinosa
de L4 y una línea paralela a la columna vertebral que pasa a través
de la espina ilíaca posterosuperior. (Se ha calculado que la apófisis
espinosa de L4 se encuentra situada alrededor de 1 cm por encima
del borde superior de las crestas ilíacas.) La aguja profundiza per-
pendicularmente en la piel, hasta que contacta con la apófisis trans-
versa de L4, y se redirige para pasar por debajo de ella hasta
conseguir fasciculaciones musculares del cuádriceps femoral. Pese
a las diferencias entre varones y mujeres respecto a la profundidad
a la que se sitúa el plexo lumbar (valores promedios de 8,5 y 7 cm,
respectivamente), la distancia desde la apófisis transversa de L4
hasta el plexo lumbar resultaba comparable (valor promedio de
2 cm) en ambos sexos
( fig. 42-14B ). Los investigadores destacaron
la importancia de contactar con la apófisis transversa de L4 para
establecer la profundidad y la colocación correctas de la aguja.
Efectos secundarios y complicaciones
La profundidad a la que se debe introducir la aguja para el abordaje
posterior (compartimento del psoas) aumenta el riesgo de inyec-
ción epidural, subaracnoidea o intravascular. Las lesiones de los
nervios periféricos también suponen un riesgo potencial de esta
técnica. Un efecto secundario del abordaje paravertebral del plexo
lumbar es la aparición de un bloqueo simpático por extravasación
de la solución anestésica. Esta simpatectomía unilateral suele tener
pocas consecuencias.
La distribución epidural del anestésico local es otro efecto
secundario común del bloqueo del compartimento del psoas, con
una incidencia del 9-16% en pacientes adulto
s 47,49-51. Esta complica-
ción suele atribuirse a la difusión retrógrada del anestésico local
hasta el espacio epidural cuando se emplean volúmenes altos de
1416
Control de la anestesia
III
Figura 42-11
El plexo lumbar descansa en el compartimento del psoas, entre los músculos psoas mayor y cuadrado lumbar.