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Solución de Ringer-lactato a

([

0,25ml/kg

]

/

[

% SC quemada

])

/

hora en las primeras 8 horas.

Solución de Ringer-lactato a

([

0,125ml/kg

]

/

[

% SC quemada

])

/

hora en las siguientes 16 horas.

Solución de glucosa al 5% a

([

0,08ml/kg

]

/

[

% SC quemada

])

/

hora más albúmina al 5% a

([

0,015ml/kg

]

/

[

% SC quemada

])

/

hora en las siguientes 24 horas.

Un paciente de 50kg con quemaduras en el 50% de la SC debe

recibir líquidos en un volumen igual a (50kg)×(0,25ml/kg)×

(50% SC quemada) o 625ml/h por 8 horas. Se seguirá de

(50kg)×(0,125ml/kg)×(50%SC quemada) o 310ml/h por 16 horas.

En las siguientes 24 horas, se administrará una cantidad equivalente

a (50kg)×(0,08ml/kg)×(50% SC quemada) o 200ml/h de gluco-

sado al 5% más (50kg)×(0,015ml/kg)×(50% SC quemada) o

37,5ml/h de albúmina al 5%. Los coloides no están contraindicados

y se pueden utilizar incluso durante la fase de reanimación, ya que

a pesar de difundir al tejido quemado rápidamente, tienen un efecto

sobre el volumen intravascular más permanente que el de los

cristaloides.

Paciente embarazada con preeclampsia

El principal objetivo en el tratamiento con líquidos de la mujer

embarazada con preeclampsia (v.

cap. 59)

es reponer el volumen

intravascula

r 119 ,

pero evitando una administración excesiva ya que,

en el posparto normal se movilizan una gran cantidad de líquidos,

al tiempo que se reponen las pérdidas sensibles (sudor) e insensi-

bles (mayor frecuencia respiratoria) que ocurren en el parto.

También se debe estar preparado para una rápida reposición de

pérdidas importantes de sangre y evitar la hipotensión secundaria

a la vasodilatación que provoca la anestesia, para preservar la ade-

cuada perfusión uteroplacentaria, así como mantener la normoglu­

cemia, evitar descensos en la presión oncótica y prevenir edemas

cerebral y pulmonar. La reposición del volumen de plasma deple-

cionado es esencial para controlar la hipertensión y proceder a la

anestesia. En las pacientes con preeclampsia hay un descenso en el

volumen plasmático como consecuencia del aumento de la presión

venosa en la mitad inferior del cuerpo por la compresión que ejerce

el útero; de la natriuresis inducida por la presión, como ocurre en

la hipertensión; de la importante vasoconstricción y por la hipo-

proteinemia que sigue a la proteinuria. Tras el parto, la retención

de líquidos ocurrida a lo largo del embarazo suele movilizarse y

eliminarse rápidamente. Pero si la paciente tiene algún compro-

miso de la función hepática, renal o cardíaca, su adecuada elimi-

nación puede verse comprometida. En general, hay un mayor

riesgo de edema pulmonar por insuficiencia cardíaca secundaria a

hipertensión grave y por descenso en la presión oncótica. Se deben

controlar las presiones de llenado cardíaco, y la presión enclavada

en la arteria pulmonar debe mantenerse entre 12 y 15 mmHg. La

tonicidad del plasma debe mantenerse con la administración de

líquidos isotónicos, ya que hay un alto riego de edema cerebral.

Pacientes sometidos a liposucción

Los pacientes sometidos a liposucción tienen unas características

muy particulares en cuanto al tratamiento más adecuado con los

líquidos durante la intervención (v.

cap. 54).

El tipo de liposucción

es el principal determinante de las posibles alteraciones en el

volumen intravascular. Este tipo de intervenciones pueden reali-

zarse de forma ambulatoria en un consultorio con una sedación

mínima e infiltrando por vía subcutánea grandes cantidades de una

solución que contiene adrenalina y lidocaína diluidas. Este tipo de

técnica se denomina liposucción tumescente y se utiliza para retirar

pequeñas cantidades de grasa (

<

3.000ml), hecho que se facilita

mucho al producirse una gran tensión en los tejidos gracias a esa

infusión subcutánea de líquidos. De todos modos, el riesgo de que

haya grandes alteraciones o movimientos de líquidos no es proba-

ble dado el poco volumen de grasa retirado y la menor agresión al

tejido celular subcutáneo. Otra técnica es la semitumescente, que

implica una mayor retirada de grasa, mayores volúmenes de solu-

ción con adrenalina y lidocaína ymayor sedación; de hecho, cuando

está previsto retirar volúmenes mayores de 2.000 o 3.000ml de

grasa, suele ser necesaria una anestesia general, pudiendo entonces

aparecer complicaciones potencialmente mortales en relación con

los líquidos. La teoría dice que la adrenalina presente en la solución

tumescente evita la absorción sistémica de los grandes volúmenes

que se administran subcutáneamente; pero si éstos no se retiran

antes de que se agote el efecto de la adrenalina, el paciente puede

absorber una gran cantidad de ellos. Se han comunicado caso

s 120-122

de edema pulmonar tras una liposucción.

Otro riesgo añadido en estos pacientes es el uso de altas dosis

de lidocaína, que pueden ser de hasta 70-80mg/kg. Su toxicidad se

controla en principio evitando la absorción gracias a la vasocons-

tricción adrenalínica y a la posterior retirada del máximo de líqui-

dos subcutáneo

s 123 .

Un estudi

o 124

ha sugerido que la lidocaína

puede alterar la capacidad de aclaramiento alveolar de líquidos

pulmonares, un hecho que, unido al aumento del volumen intra-

vascular por la absorción de la solución de tumefacción, puede

explicar algunos de los problemas, incluso muertes, comunicados

tras la liposucción. Aunque hay datos suficientes para poder

aumentar las dosis de lidocaína más allá de la habitual de 7mg/kg,

existe controversia sobre cuáles son las dosis máximas que se

pueden aplicar con seguridad en la liposucción tumescente.

La Academia Americana de Dermatología ha publicado unas

guías clínicas para liposucció

n 125,126 .

La utilización de altas dosis de

sedantes o analgésicos intravenosos, especialmente en intervencio-

nes realizadas en consultorios, se considera potencialmente peli-

groso; las recomendaciones máximas de lidocaína son de 55mg/kg.

Si se utilizan dosis más altas hay que hacer un buen interrogatorio

prequirúrgico para descartar el uso de medicación inhibidora del

sistema del citocromo 3A4 o el 1A2, que son las principales vías de

metabolización de lidocaína, con lo que su inhibición aunque sea

ligera puede resultar en dosis potencialmente mortales.

No existen ensayos clínicos aleatorizados sobre el mejor

método para proceder a la liposucción, pero una gran cantidad de

experiencia clínica acumulada sugiere que puede realizarse de forma

segura usando grandes dosis de lidocaína y de soluciones de infu-

sión; sin embargo, no hay que olvidar una estrecha vigilancia de la

potencial sobrecarga de volumen y desarrollo de edema pulmonar.

Reposición del volumen intravascular

en el paciente con shock hemorrágico

Las prioridades en la resucitación de un paciente con hemorragia

grave son 1) garantizar una vía aérea permeable, 2) garantizar una

correcta ventilación y 3) asegurar la circulación. La hemorragia se

suele controlar con compresión manual sobre el punto, mediante

intervención quirúrgica (raramente con un torniquete arterial),

o con ambas. Antes se utilizaban soluciones cristaloides (EE.UU.) o

coloides (Europa) intravenosas para normalizar la presión sanguínea,

pero en la actualidad éstas sólo se administran a un ritmo suficiente

para mantener una presión arterial sistólica entre 80 y 100 mmHg

(algunos centros limitan el volumen de líquidos intravenosos a

1500

Control de la anestesia

III