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asentó firmemente el estudio de los mecanismos moleculares de la

memoria en el ámbito del dogma central de la biología molecular,

y llevó al uso de técnicas moleculares por parte de muchos inves-

tigadores para analizar cómo se almacena la información en los

circuitos neurales. Además, quedó claro que había cadenas mole-

culares de moléculas de transducción de señales, factores de trans-

cripción y oleadas de síntesis de ARN y de proteínas que explicaban

la perseveración y la interferencia retroactiva que habían sido

observadas por los psicólogos experimentales.

Mecanismos celulares y moleculares

del almacenamiento de la memoria

A nivel celular, el hallazgo más sorprendente sobre la posible base

biológica de la memoria apareció en 1973, cuando Bliss y Lomo

descubrieron que la estimulación repetitiva a frecuencia elevada

de aferencias hacia el hipocampo in vivo daba lugar a la potencia-

ción a largo plazo (PLP) de la transmisión sináptica. La PLP cons-

tituye un modelo celular de la memori

a 98,99 .

Se ha propuesto que

procesos similares a la PLP pueden mediar la memoria porque la

inducción de la PLP deteriora («ocluye») la formación posterior

de recuerdo

s 100 .

La PLP se induce después del aprendizaj

e 101 .

Además, manipulaciones genéticas y bioquímicas que alteran la

PLP también producen un deterioro de la memoria. El desarrollo

de preparaciones de cortes in vitro para estudiar la PLP del hipo-

campo y manipular farmacológica y electrofisiológicamente cortes

de hipocampo ha sido de vital importancia para la identificación

de los mecanismos moleculares subyacentes a la plasticidad sináp-

tica y la memoria.

Al igual que la memoria conductual, la PLP del hipocampo

es un proceso dependiente de la experiencia, y abundantes datos

indican que estos procesos están mediados por mecanismos mole-

culares similare

s 98,99

. La estimulación sináptica repetida en cortes

de hipocampo, así como el entrenamiento conductual, activa el

receptor de glutamato de tipo

N

-metil-d-aspartato (NMDA), un

detector de coincidencia molecular activado por el glutamato y la

despolarización postsináptica. Cuando se activa, el receptor NMDA

se hace permeable al calcio. La consiguiente entrada de calcio en

la neurona postsináptica activa diversas vías de transducción de

señales de segundos mensajeros, como las calmodulina cinasas

(CaMK), la adenilil ciclasa y las proteincinasas activadas por mitó-

genos (MAPK

) 102 ( fig. 1-11 )

. La plasticidad sináptica y la memoria

conductual también están moduladas por neurotransmisores que

activan receptores acoplados a proteína G, como la dopamina y la

norepinefrina, que a su vez también modulan vías de transducción

de señales intracelulares.

Esta activación sináptica local media la plasticidad durante

la primera hora aproximadamente después de la inducción de la

PLP. La plasticidad a largo plazo, denominada PLLP, dura muchas

horas y supone la inducción de nueva transcripción génica y la

síntesis de nuevas proteína

s 103 .

Así, las formas duraderas de PLP,

al igual que la memoria a largo plazo, son sensibles selectiva-

mente a la inhibición de la síntesis proteica y del ARN. El estudio

de los mecanismos moleculares de la regulación traduccional y

transcripcional ha llevado a dos resultados sorprendentes en los

últimos años. Primero, la síntesis de nuevas proteínas se puede

producir en parte en la dendrita, localmente en la sinapsis, lo que

constituye una etiqueta sináptica potencialmente duradera para

marcar las sinapsis que están potenciada

s 104 .

Segundo, la regula-

ción de la transición supone mecanismos epigenéticos de modi-

ficación de la cromatina, metilación del ADN y remodelado de la

cromatina; unos mecanismos de los que se pensaba que estaban

activos principalmente en un contexto del desarroll

o 105 .

Es inte-

resante indicar que la memoria puede almacenarse en parte como

modificaciones epigenéticas que alteran la expresión de genes

seleccionados.

Una cuestión importante es cómo la activación de estas

diversas vías de transducción de señales, las modificaciones de la

expresión génica y las marcas epigenéticas dan lugar a aumentos

duraderos de la transmisión sináptica y a la memoria. El receptor

de glutamato de tipo ácido

a

-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazo-

propiónico (AMPA) es una posible diana de estos mecanismos

moleculares. Las cinasas activadas por la entrada de calcio, como

CaMKII, fosforilan a la subunidad GluR1 del receptor AMPA, que

aumenta su tiempo de apertura y la cantidad de receptor disponible

en la superficie celular en la sinapsi

s 106 .

La mayor concentración y

actividad del receptor AMPA incrementaría la despolarización por

la liberación de glutamato en la sinapsis, lo que aumentaría la

intensidad de la sinapsis. Las formas duraderas de la PLP activan

la expresión génica e incrementan la transcripción del gen que

codifica GluR

1 107 .

Así, aunque es evidente que hay diversas dianas

moleculares mediante las cuales se puede potenciar de forma

estable la intensidad de la sinapsis, el receptor AMPA es un meca-

nismo efector atractivo.

Amnesia inducida por anestésicos

A dosis mayores, la administración de prácticamente cualquier

anestésico produce pérdida de conciencia, que a su vez produce

amnesia episódica. Como no hay monitores que permitan evaluar

la formación, almacenamiento y recuperación de recuerdos, una

estrategia clínica frecuente se basa en la administración de dosis

hipnóticas de anestésicos para garantizar la amnesia. Sin embargo,

los anestésicos pueden producir amnesia a dosis subhipnóticas.

Los engramas (alteraciones físicas del tejido neural de las que se

piensa que son el sustrato de la memoria) que se alteran con más

facilidad por los anestésicos incluyen la memoria episódica.

Aunque múltiples mecanismos pueden explicar la amnesia indu-

cida por los anestésicos, a dosis subhipnóticas las benzodiazepinas,

como el midazolam, y los anestésicos intravenosos, como el pro-

pofol, afectan principalmente al almacenamiento de la memoria a

largo plazo o a su recuperación. A concentraciones plasmáticas de

40 ng/ml de midazolam o 0,9

m

g/ml de propofol, los seres humanos

son capaces de decodificar y conservar recuerdos durante un

período de 15 a 30 minutos. Sin embargo, estos recuerdos se

pierden antes de su consolidació

n 108 .

Aunque todavía se conocen de forma incompleta los meca-

nismos a nivel de circuitos, neuronal y molecular de la amnesia

inducida por los anestésicos, estudios realizados en animales

indican que dosis amnésicas de anestésicos tienen la capacidad

de interferir con la formación de recuerdos en múltiples puntos.

Para los anestésicos volátiles el deterioro de la formación de la

memoria se produce a concentraciones del fármaco de entre el

25 y el 50% de la concentración alveolar mínima (CAM) en seres

humano

s 109

y en roedore

s 110 ,

y los fármacos individuales difieren

únicamente en su potencia amnésica en relación con su CAM

(dosis inmovilizante

) 111

.

La PLP es una forma de plasticidad sináptica de la que se

piensa que contribuye a la memoria y representa un modelo

celular de la memoria, como ya se ha señalado. Además de produ-

cir un deterioro de la memoria al nivel conductual, los anestésicos

como el isoflurano también pueden producir deterioro o abolición

completa de la PLP en preparaciones de cortes de hipocamp

o 112 .

Otros anestésicos como los barbituratos, las benzodiazepinas y el

propofol alteran también la expresión de la PLP y producen depre-

sión a largo plazo en preparaciones de cortes de hipocampo, lo

que constituye los correlatos celulares de sus propiedades amné-

sica

s 113–115 .

En estos casos, se cree que los anestésicos producen

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Fisiología y anestesia

I