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lidad que se pueda conseguir antes de la fijación del cabezal, más

amplio será el margen para la sedación del paciente mientras se

mantiene una respiración espontánea y una vía aérea permeable.

Durante la colocación del paciente, también se ha de prestar aten-

ción a la necesidad de mantener un acceso visual a la cara. Se

precisará una línea de visión despejada de la cara, tanto para pre-

sentar al paciente imágenes que debe nombrar como parte de las

pruebas del habla, como para identificar la posibilidad de respues-

tas motoras faciales durante el mapeo de la región motora.

En general, tras completar la apertura de la duramadre, se

obtiene un registro EEG de la superficie cortical para localizar el

foco de las crisis. Si no se aprecia actividad comicial, pueden reque-

rirse maniobras de provocació

n 311 .

El metohexital en dosis de

aproximadamente 0,3mg/kg suele ser seguro y eficaz. También se

ha utilizado etomidato, en dosis de unos 0,05-0,1mg/kg. La locali-

zación del foco epileptógeno también puede realizarse durante una

anestesia general superficial (p. ej., N

2

O/fentanilo/dosis bajas de

isoflurano). Durante una anestesia general, se ha descrito que el

alfentanilo en una dosis en bolo de 30-50

m

g/k

g 312,313

, el etomidato

en dosis de 0,2-0,3mg/k

g 314,315

y el remifentanilo en bolo de 2,5

m

g/

k

g 316

son eficaces a la hora de activar focos epileptógenos.

Tras la localización mediante EEG, se pueden realizar

pruebas funcionales estimulando eléctricamente la superficie cor-

tical y observando los efectos motores, sensitivos o de interrupción

del habla. Durante la estimulación, el anestesista debe estar prepa-

rado para tratar convulsiones de tipo gran mal que no sean auto-

limitadas (p. ej., con propofol en incrementos de 0,5 a 1mg/kg). El

propofol debe mantenerse, sin embargo, hasta que quede claro que

la crisis no va a finalizar espontáneamente, porque puede interferir

con posteriores localizaciones mediante EEG de focos epilépticos

durante algún tiemp

o 300 .

Procedimientos estereotáxicos

Hay numerosas indicaciones para realizar procedimientosmediante

guía estereotáxica, incluidas la biopsia de pequeñas lesiones de

localización profunda, la colocación de electrodos profundos de

estimulación cerebral, ocasionalmente para el control de la epilep-

sia y, con mayor frecuencia, para el tratamiento de los trastornos

del movimiento (p. ej., para la enfermedad de Parkinson, el temblor

esencial y las distonías

) 317 .

Los procedimientos relacionados con

trastornos del movimiento se dirigen más a menudo a los núcleos

subtalámicos, la zona medial del globo pálido o el núcleo ventral

intermedio del tálamo

( fig. 53-18 ) 317 .

El mecanismo del efecto

beneficioso no es conocido en su totalidad. Una teoría notable es

que los patrones de movimiento anómalo están producidos por

oscilaciones sincronizadas anómalas en los circuitos neuronales

que afectan a los núcleos de los ganglios de base y a la corteza, y

que una estimulación de alta frecuencia en cualquier punto a lo

largo de dichas vías puede interferir con las oscilacione

s 318 .

Las cuestiones que debe controlar el anestesista son la res-

tricción por el marco del acceso a la vía aérea, la limitación del margen

de sedación cuando hay que realizar registros electrofisiológicos

como guía para la implantación de los dispositivos y la detección y el

tratamiento de complicaciones (sobre todo de crisis comiciales y

hematomas intracerebrales). La evaluación preoperatoria debe prestar

atención a que función de la coagulación se encuentre intacto y que

el paciente no haya estado tomando fármacos inhibidores plaqueta-

rios (incluidas medicaciones de herbolario). A los pacientes se les

debe ofrecer una cuidadosa explicación del procedimiento, de su

duración probable y de la necesidad de limitar los movimientos.

Por lo general, el marco estereotáxico, del cual existen nume-

rosas variantes, se coloca tras aplicar un anestésico local, y se realiza

una prueba de imagen antes de pasar al quirófano. En algunos

casos, el marco impedirá la aplicación de la mascarilla y la venti-

lación, la laringoscopia o la extensión del cuello. Si hay que admi-

nistrar un anestésico general, puede precisarse una intubación con

el paciente consciente. Si se va a utilizar sedación, el anestesista

debería tener cierto conocimiento sobre cómo retirar con rapidez

el dispositivo en una situación de urgencia (incluido el conoci-

miento de dónde está la «llave» requerida para las tuercas).

Cuando no se pretendan realizar registros electrofisiológicos,

pueden ser adecuadas unas pautas de sedación similares a las utiliza-

das para una craneotomía con el paciente consciente (v. antes). Sin

embargo, para la colocación de estimuladores de los núcleos talámicos

o subtalámicos, parte del proceso de localización comporta la identi-

ficación de las «huellas» electrofisiológicas típicas de núcleos especí-

ficos. Como no se conocen de forma sistemática la naturaleza ni la

duración de los efectos de los anestésicos sobre estas señales, algunos

cirujanos pueden solicitar que no se administren sedantes en absoluto.

El temblor del paciente es un punto final importante para el estable-

cimiento de la adecuación de la posición y corriente del estimulador,

no debiendo quedar suprimido por agentes opiáceos. Tal supresión se

puede producir con el propofol. Sin embargo, Rozet y cols

. 319

publica-

ron registros electrofisiológicos satisfactorios y conservación del

temblor cuando se utilizaba dexmedetomidina para la colocación de

Anestesia neuroquirúrgica

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53

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Figura 53-18

 Puntos objetivos para los electrodos de estimulación cerebral

profunda. Los núcleos a los que con mayor frecuencia se dirigen para el

tratamiento de los trastornos del movimiento son el núcleo subtalámico, el

núcleo ventral intermedio del tálamo (Vim) y el segmento medial del globo

pálido (GPi).