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12 derivaciones en el caso del IMEST. Los antecedentes médicos del

paciente son a menudo significativos. Por ejemplo, puede encon-

trarse una pierna inmovilizada con signos de trombosis venosa pro-

funda preexistente, tal como inflamación sensible unilateral de una

extremidad. La gravedad de la embolia pulmonar se relaciona direc-

tamente con el tamaño de los coágulos y puede oscilar desde sínto-

mas leves de disnea y tos a estados agudos de shock cardiogénico

debido a insuficiencia cardíaca derecha, que suponen una situación

de riesgo vital. Entre los síntomas clásicos de la embolia pulmonar

se incluyen venas del cuello distendidas, hipoxemia, taquicardia,

taquipnea y dolor torácico. Hallazgos más objetivos, aunque también

inespecíficos, son el nuevo bloqueo de rama derecho, la inversión de

la onda T simétrica en las derivaciones anteriores (V1-V4) y un

patrón S

I

Q

III

en el ECG de 12 derivacione

s 142

. A menudo el ECG de

12 derivaciones es más útil para descartar otras patologías, como el

infarto de miocardio, que para el diagnóstico de embolia pulmonar.

En ausencia de medios objetivos que permitan diagnosticar

una embolia prehospitalariamente, el tratamiento ha de ser en

buena medida de soporte. El patrón habitual a este respecto incluye

monitorización estándar, administración de alto flujo de oxígeno,

establecimiento de una vía i.v. y control del dolor con analgésicos

opioides. En la embolia pulmonar grave que suele ir acompañada

de hipotensión sistémica (PAS

<

90 mmHg), es decir con signos de

shock, a menudo es necesario aplicar soporte circulatorio con

agentes inotrópicos. El uso prehospitalario de heparina en la

embolia pulmonar no está genéricamente recomendado y ha de

determinarse caso por caso, teniendo en cuenta la probabilidad de

embolia y la gravedad de los síntomas. La fibrinólisis prehospitala-

ria en pacientes con embolia pulmonar tampoco es aconsejable,

aunque se ha utilizado con éxito en casos extremo

s 143 .

Urgencias hipertensivas

Los SMU atienden con frecuencia a pacientes con episodios agudos

de hipertensión, aunque rara vez son verdaderas urgencias antihi-

pertensivas. La clasificación de los episodios antihipertensivos

resulta muy útil para determinar la urgencia de una intervención

prehospitalaria

( tabla 63-6

). Una lesión aguda de un órgano, en

unión de episodios hipertensivos tales como encefalopatía hiperten-

siva, accidente cerebrovascular, edema pulmonar, infarto de miocar-

dio, disección aórtica, insuficiencia renal aguda o preeclampsia, ha

de ser tratada de inmediato para detener su progresión. El objetivo

debe ser reducir la presión arterial en un 20-25% en un plazo de

30-60 minuto

s 144

. Sin embargo, en el contexto de un infarto cerebral,

se ha de tener mucho cuidado al reducir la presión arterial en la

medida necesaria, debido a que el área isquémica puede depender

en gran medida de la presión de perfusión colateral. Es éste un

aspecto que ha sido objeto de controversia y que debe ser estudiado

más en profundidad. Se dispone de escasas evidencias de los bene-

ficios del tratamiento antihipertensivo. Algunos argumentan que

sólo deben tratarse los casos de PAS o presión arterial diastólica

(PAD) excesivamente alto

s 145

. Por otra parte, los pacientes con disec-

ción aórtica requieren un tratamiento inmediato y agresivo con

objetivos de PAS de menos de 120 mmHg y de PAD de menos de

80mmH

g 146

. En la elección del agente antihipertensivo se ha de tener

en cuenta la patología subyacente. Por ejemplo, los pacientes con

hipertensión aguda, síndrome coronario agudo y taquicardia pueden

beneficiarse de la administración de un

b

-bloqueante y nitroglice-

rina, mientras que para casos de hemorragia intracraneal se prefiere

el labetalol. El agente antihipertensivo de elección en muchos siste-

mas de SMU europeos es el urapidilo, un antagonista

a

-adrenorre-

ceptor, actualmente no comercializado en Estados Unidos.

Nivel de consciencia alterado

En la práctica prehospitalaria es frecuente la asistencia a casos de

alteración del nivel de consciencia. Los posibles diagnósticos dife-

renciales en este contexto son múltiples, por lo que son muchos los

pacientes que sólo reciben tratamiento de soporte. El objetivo

general es la estabilización de los signos vitales del paciente, iden-

tificar y tratar con rapidez las alteraciones que supongan un riesgo

vital y determinar la probable caus

a 147 .

Por ejemplo, la detección

rápida de la hipoglucemia grave en un paciente inconsciente puede

valorarse mediante pruebas en el punto de atención y la afección

debe tratarse mediante administración i.v. de un bolo de glucosa.

En la presente sección nos centraremos en los principios generales,

aunque trataremos brevemente algunas afecciones específicas,

como el accidente cerebrovascular o las convulsiones.

En los pacientes con nivel de consciencia alterado hay que

actuar con rapidez: quitarles la ropa, colocar un acceso venoso, admi-

nistrar oxígeno a flujo alto y aplicar medidas de monitorización

estándar. La capnografía continua, cuando esté disponible, resulta útil

para evaluar la ventilación. Han de establecerse el nivel de incons-

ciencia y la puntuación en la escala de coma de Glasgow (v. cap. 36).

En el entorno prehospitalario a veces basta con distinguir si el paciente

está alerta (responde a las indicaciones verbales), sólo responde a los

estímulos dolorosos o no responde en absoluto (inconsciente

) 148 .

Dado que los pacientes con deterioro de la consciencia pre-

sentan riesgo de aspiración, es necesario valorar la necesidad de

protección de la vía aérea. Los pasos diagnósticos recomendados

sobre el terreno incluyen determinación del tamaño de la pupila y

reacción a la luz de la misma, medición de la temperatura corporal

central y obtención de los niveles de glucosa en el punto de asistencia.

Durante la exploración neurológica inicial, los miembros del equipo

de SMU deben determinar si los síntomas neurológicos principales

son globales o si existe deterioro neurológico focal. En ocasiones es

posible insertar dispositivos respiratorios nasales u orales para man-

tener la vía aérea abierta y para evaluar el reflejo de vómito. Una vez

cumplidos estos pasos fundamentales, el equipo del SMUdebe inten-

tar recabar tanta información como sea posible sobre el paciente y

las circunstancias en las que se encuentra, con el fin de delimitar las

eventuales causas de su inconsciencia

( tabla 63-7

). Es habitual que

ello sólo pueda realizarse interrogando a los familiares y acompa-

ñantes. Aspectos importantes en este contexto son la presentación y

progresión de la inconsciencia (rápida o desarrollada a lo largo de

unas horas), la fiebre, el estado del paciente antes del inicio de los

síntomas, la cefalea, los antecedentes médicos y la posible medica-

ción (para tratar, p. ej., hipertensión, diabetes o depresión), los signos

de intoxicación (envases de fármacos abiertos, agujas, objetos que

denoten consumo de drogas) y los signos de traumatismos.

Para pacientes con

hipoglucemia

, el plan de tratamiento

recomendado se centra en la administración inmediata de glucosa

2090

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Tabla 63-6

 Clasificación de los episodios hipertensivos agudos

Urgencia hipertensiva También llamada

crisis hipertensiva;

hipertensión

con disfunción aguda de órganos

Urgencia hipertensiva Episodio hipertensivo con alto riesgo de lesión

inminente de órganos

Episodio hipertensivo

agudo

PAS

>

180 mmHg o PAD

>

110 mmHg sin signos

de disfunción de órganos, en fase de evolución

o inminente

Hipertensión

transitoria

Relacionada con ansiedad o con un síntoma

primario

PAD, presión arterial diastólica; PAS, presión arterial sistólica.

Adaptado de Chobanian AV y cols.: Seventh Report of the Joint National

Committee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood

Pressure.

Hypertension

42:1206-1252, 2003.