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tuyen una causa destacada de muerte y discapacidad en todos los

grupos de edad, aunque su incidencia es muy superior en la pobla-

ción joven. El potencial para salvar vidas es probablemente más pre-

valente enel áreade los SMUque en lade tratamientode traumatismos

mayores, que históricamente ha constituido la base del impulso a los

propios sistemas modernos de medicina de urgencias. Los desafíos

para el personal de los SMU que ha de responder a traumatismos

graves se inician con la valoración de la seguridad sobre el terreno,

la evaluación del escenario (número de pacientes lesionados, meca-

nismos de lesión, gravedad de las lesiones, condiciones climáticas o

de luz difíciles) y la coordinación con otros servicios de respuesta

inmediata (policía, bomberos). En este marco se registra una presión

sustancial para que se reduzcan al mínimo los tiempos de presencia

de los pacientes en el lugar del accidente y de traslado, apelando a la

importancia de los primeros minutos y horas de asistencia al

pacient

e 109 .

En Estados Unidos, la pauta más utilizada para la presta-

ción de cuidados traumatológicos prehospitalarios se asienta sobre el

concepto de soporte vital traumatológico prehospitalario (SVTPH),

desarrollado por la National Association of Emergency Medical

Technicians (NAEMT) en cooperación con el Committee onTrauma,

American College of Surgeons

. 28

El SVTPH tiene a su vez funda-

mento en la nociónde soporte vital traumatológico avanzado (SVTA),

empleado en la atención traumatológica intrahospitalari

a 110

.

Evaluación del paciente sobre el terreno

y tratamiento inicial

Antes de centrar la atención en el traumatismo del paciente, el

equipo del SMU debe comprobar que el lugar del accidente es

seguro. La protección del equipo es, de hecho, esencial, en particu-

lar en situaciones de especial riesgo, como las que implican presen-

cia de fuego, agentes químicos, conexiones eléctricas o tráfico

denso. Los accidentes de automóvil a menudo afectan a más de un

paciente, por lo que el personal de SMU ha de proceder a una

evaluación, rápida pero completa, de las víctimas y a su correspon-

diente priorización. El objetivo primordial de la valoración inicial

del paciente sobre el terreno es identificar las lesiones de potencial

riesgo vital, para lo que se suele seguir el esquema sintetizado en

inglés en el acrónimo ABCDE: A, vía aérea

(airway);

B, respiración

(breathing);

C, circulación; D, discapacidad, y E, entorno. Cuando

se detecta una lesión de riesgo vital, se comienza de inmediato el

tratamiento, lo que a menudo conlleva un manejo de urgencia de

la vía aérea o medidas de control de una hemorragia. Se ha de pro-

ceder a la administración de oxígeno suplementario, mediante

mascarilla con reserva de oxígeno, y a la aplicación de técnicas de

monitorización estándar (ECG, pulsioximetría, presión arterial,

capnografía). El objetivo de ello es mantener la SpO

2

por encima

del 90%. Si el estado respiratorio del paciente se deteriora, si no es

posible proteger la vía aérea (por inconsciencia, intoxicación, hipo-

perfusión o traumatismo directo), es necesario proceder al estable-

cimiento de una vía definitiva. La intubación endotraqueal sobre

el terreno a cargo de personal paramédico, con o sin ISR, ha sido

analizada en diversos estudios a lo largo de la última décad

a 62,68

, en

especial en lesiones traumáticas cerebrale

s 111 ,

sin que se haya

podido aclarar si la maniobra reduce o aumenta la mortalida

d 67 .

Parece que la experiencia de la persona que procede a la intubación

y la ISR es un importante factor predictivo de éxito en el manejo

prehospitalario de la vía aére

a 112 ,

por lo que no debe sorprender

que las tasas de éxito aumenten y las complicaciones se reduzcan

cuando es un anestesiólogo quien intervien

e 93 .

El control de las hemorragias es probablemente el aspecto

más crítico de la atención traumatológica prehospitalaria, en espe-

cial en acciones de combate en escenarios bélicos. En estas opera-

ciones, un amplio porcentaje de las muertes por traumatismo

durante la primera hora son atribuibles a desangrad

o 113

. La primera

acción recomendada para controlar la hemorragia es presionar

sobre la herida, incluyendo la aplicación del correspondiente vendaje

compresivo. Comprimir la arteria proximal a la herida en los puntos

de presión adecuados es el siguiente paso, en tanto que la aplicación

de torniquetes debe evaluase sólo como último recurso en trauma-

tismos civile

s 114

. En las heridas militares, el uso de torniquetes se ha

aplicado recientemente en reiteradas ocasiones durante las guerras

de Irak y Afganistán, habiéndose podido acreditar que ha salvado

numerosas vida

s 115,116 .

En estos conflictos se han empleado diferen-

tes tipos de vendajes hemostáticos aplicados a víctimas de heridas

hemorrágicas grave

s 117

, aunque su empleo en los SMU de ámbito

civil aún no se ha definido con clarida

d 118

. En los pacientes afectados

de shock hemorrágico, actualmente se recomienda iniciar el trata-

miento implantando dos vías i.v. de calibre grueso y administrar un

bolo de 2 l de solución cristaloide tibi

a 28

. No obstante, esta práctica

ha sido cuestionada en diversas ocasiones, particularmente en trau-

matismos penetrantes en el ámbito urban

o 119,120 .

Nuevos conceptos,

como la reanimación de pequeño volumen con solución salina

hipertónica o con solución hipertónica-hiperoncótica de hidroxietil

almidón, la hipotensión permisiva/reanimación hipotensor

a 123

o

los transportadores de oxígeno de base hemoglobínic

a 124

, parecen

resultar prometedores, aunque aún se están investigando. La con-

troversia suscitada en torno a los términos óptimos de la fluidote-

rapia discurre en paralelo a las discusiones sobre si es preferible la

evacuación o la reanimación sobre el terreno, o si es mejor el SVB

o el SVA en el abordaje de los traumatismos mayores (v. Controver-

sias en el marco de las urgencias y la atención traumatológica pre-

hospitalarias

) 125

. Existen datos que parecen apoyar el planteamiento

minimalista, sólo con SVB, para las heridas penetrantes en el torso

en un entorno urbano, ya que este tipo de traumatismos suelen

comportar tiempos de transporte breves, afectan a grupos de edad

jóvenes, que toleran bien cierto período de hipotensión, y las lesio-

nes sólo pueden ser tratadas mediante cirugía de urgencia. Por otra

parte, son escasas las evidencias que apoyan la opción de evacuación

en el tiempo más breve posible para los traumatismos contusos,

2086

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 63-3

 Desaturación y bradicardia de

potencial riesgo vital tras inducción de secuencia

rápida extrahospitalaria. (

Tomado de Dunford JV y

cols.: Incidence of transient hypoxia and pulse rate

reactivity during paramedic rapid-sequence

intubation.

Ann Emerg Med

42:721-728, 2003.

)