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con referencia específica a las diferencias con respecto a su uso

hospitalario. En este contexto, el área más controvertida es la ISR.

Fármacos habitualmente empleados en sedación,

anestesia y control del dolor en el entorno

prehospitalario

No todos los fármacos utilizados de rutina para la anestesia general

en quirófano resultan adecuados en régimen prehospitalari

o 99

. El

personal ajeno al ámbito de la anestesia, como paramédicos o pro-

fesionales de enfermería, está menos experimentado que los anes-

tesiólogos en el uso de estos fármacos y, además, los pacientes en

estado crítico requieren un abordaje más prudente de lo habitual

y un ajuste de las dosis más preciso. En este marco, los fármacos

empleados en analgesia, sedación y anestesia sobre el terreno han

de presentar las siguientes propiedade

s 100 :

Amplio margen de seguridad, en especial para profesionales

no experimentados.

Estabilidad hemodinámica.

Mínima depresión respiratoria.

Facilidad de administración por diferentes vías (i.v., i.m.,

oral, rectal).

Inicio de acción rápido.

Mínimos efectos secundarios.

Las

benzodiazepinas,

como el midazolam (0,05-0,2mg/kg i.v.)

y el diazepam (3-10mg i.v.), son adecuadas para la sedación de

pacientes adultos y pediátricos y pueden administrarse por diferen-

tes vías. No obstante, su completa ausencia de propiedades analgési-

cas hace necesaria generalmente la administración concurrente de

analgésicos potentes en pacientes con dolor grave. Por su parte, la

ketamina

está más próxima a lo que debería ser un agente ideal para

sedación y analgesia (0,5-2mg/kg i.v.) y, en dosis elevadas (2-5mg/

kg i.v.), es útil también para la inducción de anestesia sobre el

terren

o 101

. Proporciona una analgesia y una sedación potentes, man-

tiene la estabilidad hemodinámica en pacientes con shock hipovolé-

mico, tiene un fuerte efecto vasodilatador e induce una mínima

depresión respiratoria. El uso de ketamina en traumatismos cranea-

les graves es objeto de controversia: algunos profesionales abogan

por su uso cuando la ventilación está controlad

a 102

. Debido a sus

propiedades alucinógenas, se ha de administrar junto con una ben-

zodiazepina. Una nueva isoforma del fármaco, la ketamina S+, es el

doble de potente que la forma normal, aunque presenta un perfil

similar como fármaco racémico. La ketamina puede administrarse

por vía i.m. y resulta adecuada para la analgesia y sedación de vícti-

mas de accidentes atrapadas, durante su liberación (4-12mg/kg i.m.).

El

etomidato

es poco utilizado en sedación, aunque sí se emplea a

menudo como anestésico de inducción en la ISR sobre el terreno

(0,2-0,3mg/kg i.v.). Mantiene la estabilidad hemodinámica, pero con

frecuencia produce mioclonía, haciendo que las condiciones de intu-

bación sean desfavorables. Además, el etomidato causa en ocasiones

supresión adrenocortical, aunque ello no se ha estudiado lo suficiente

en el ámbito de los SM

U 103,104

. El

propofol

se ha convertido en el

agente de elección para la inducción anestésica en quirófano, aunque

su uso prehospitalario tiene varios inconvenientes. Induce compro-

miso hemodinámico y depresión respiratoria significativos, cuadros

ambos no deseables, en especial para personal poco experimentado

y ajeno a la anestesiología. Los

barbitúricos

como el tiopental presen-

tan propiedades farmacológicas y efectos secundarios semejantes a

los del propofol y sólo deben ser empleados por personal experimen-

tado y aplicados a determinados pacientes, por ejemplo, los afectados

de status epiléptico. En el marco prehospitalario, el relajante muscu-

lar de elección continúa siendo la

succinilcolina

(1,1,5mg/kg i.v.)

durante la IS

R 105

, aunque el rocuronio también ha sido aplicado por

anestesiólogos en SM

U 106

. Para el control prehospitalario del dolor

resultan adecuados los

opioides,

debido al rápido inicio de su efecto

y a su capacidad de control del dolor grav

e 107

. La

morfina

se consi-

dera el fármaco de referencia en el síndrome coronario agudo (0,1-

0,2mg/kg i.v.), mientras que en los traumatismos es más frecuente

el uso de otros opioides, como el

fentanilo

(1-3

m

g/kg i.v.), la

piritra-

mida

(0,1-0,2mg/kg i.v., actualmente no disponible en Estados

Unidos pero muy usada en Europa) y, en ocasiones, el

tramadol

(50-

100mg en bolo i.v.). En el entorno prehospitalario es inhabitual el

uso de analgésicos no opioides, aunque aportan un efecto analgésico

complementario al de los opioides.

Inducción de la anestesia

La inducción de la anestesia se realiza casi siempre mediante ISR,

técnica también conocida como intubación asistida por fármacos

(IAF) en la bibliografía sobre SMU (v. cap. 40). El objetivo de ello

es doble: 1) provisión de una vía aérea definitiva y control de la

ventilación y 2) aportación de analgesia y sedación potentes. Como

ya se ha indicado, los principios de la ISR sobre el terreno no difie-

ren de los aplicados en la unidad de urgencias, el quirófano o la

UCI más que por el entorno en el que se aplic

a 63 .

Una secuencia

estándar de ISR consta de los pasos recogidos en el

cuadro 63-1 .

En el ámbito prehospitalario es esencial disponer de un plan alter-

nativo si la intubación fracasa. La ventilación con ambú, la implan-

tación de una vía alternativa, como una mascarilla laríngea o una

mascarilla laríngea para intubación, o un Combitube, son opciones

aceptables. El personal de SMU debe ser consciente de que la ISR

prehospitalaria no es una maniobra intrascendente y que se asocia

a tasas considerables de morbilidad y mortalidad cuando se realiza

inapropiadament

e 108 .

Cuando la intubación es prolongada y la ven-

tilación difícil puede producirse hipoxemia, potencialmente ame-

nazadora para la vida del paciente

( fig. 63-3

).

Asistencia traumatológica

prehospitalaria

El tratamiento de pacientes con lesiones graves es uno de los princi-

pales retos de la asistencia prehospitalaria. Los traumatismos consti-

Anestesia en urgencias prehospitalarias y en la asistencia traumatológica

2085

63

Seccíón IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Cuadro 63-1

 Inducción de secuencia rápida prehospitalaria

1. Preparación del equipo necesario (succión, oxígeno,

laringoscopios, sonda endotraqueal, ambú y mascarillas,

bisturí).

2. Preoxigenación con oxígeno al 100% (al menos 3 minutos).

3. Pretratamiento (opcional) con pequeñas dosis desfascicu-

lantes de un agente bloqueante neuromuscular no despo-

larizante, como el vecuronio (0,01-0,015mg/kg/i.v.).

4. Pretratamiento (opcional) con sedante (midazolam)

y analgésico opioide (fentanilo).

5. Agente de inducción (etomidato, 0,3mg/kg i.v., o keta-

mina, 2-3mg/kg i.v.) más succinilcolina (1-1,5mg/kg i.v.).

6. Presión cricoidea (maniobra de Sellick) más estabilización

manual en línea para pacientes con traumatismos.

7. Laringoscopia directa con intubación oral (se recomienda

uso de estilete).

8. Confirmación de la colocación correcta de la sonda

endotraqueal: auscultación bilateral más confirmación

de CO

2

espiratorio final.