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sina, que modula el tono arteriolar eferente y aferente, así como el

FG (v. más adelante).

Mecanismos de control arteriolar aferente y eferente

Un determinante básico del FG es la presión de filtración glomeru-

lar, que depende no sólo de la presión de perfusión de la arteria

renal, sino también del equilibrio entre el tono arteriolar aferente

y eferente. En el caso de una disminución de la presión o del flujo

sanguíneo en la arteriola aferente, los bajos niveles de catecolami-

nas, angiotensina y arginina vasopresina (AVP) inducen sobre todo

una constricción arteriolar eferente, que mantiene la presión de

filtración glomerular

( fig. 8-4

A). Esta respuesta adaptativa se refleja

en un aumento de la fracción de filtración (FF) calculada, que es

el FG expresado como una fracción del flujo plasmático renal

(FPR): FF=FG/FPR. La elevación de los niveles de catecolaminas

y angiotensina (pero no de AVP) aumenta el tono arteriolar afe-

rente y disminuye la presión de filtración glomerular (y el FG) de

forma desproporcionada con el FPR, por lo que la FF disminuye

( fig. 8-4 B

).

Retroalimentación tubuloglomerular

La retroalimentación tubuloglomerular puede ser un mecanismo

primordial de la autorregulación rena

l 3

. Cuando el FG aumenta,

llega más NaCl al túbulo distal. La mácula densa detecta el aumento

del cloruro (Cl

) y desencadena la liberación de renina a partir de

la arteriola aferente adyacente. Se elabora angiotensina y se produce

constricción arteriolar, que disminuye el FG.

Durante la isquemia del asa gruesa ascendente cesa la reab-

sorción de NaCl, se pierde la capacidad del túbulo para concentrar

la orina y, en teoría, se produce una poliuria refractaria. Thurau y

Boylan

5

sugirieron que un mayor aporte de NaCl a la mácula densa

desencadena una constricción arteriolar mediada por angioten-

sina, que disminuye el FG, causa oliguria, conserva el volumen

intravascular y protege al organismo de la deshidratación (la

llamada suficiencia renal aguda).

Autorregulación renal

La autorregulación permite al riñón mantener un ajuste de los

solutos y el agua con independencia de las amplias fluctuaciones

de la presión arterial. En 1951, los estudios clásicos en perros de

Shipley y Stud

y 6

demostraron que este órgano mantiene un flujo

sanguíneo renal (FSR) y un FG constantes a lo largo de un rango

de presión arterial de 80-180 mmHg

( fig. 8-5

). La diuresis no está

sujeta a autorregulación. La reabsorción tubular de agua determina

la diuresis, que está estrechamente relacionada con la presión

hidrostática en los capilares peritubulares. La hipotensión, ya sea

inducida o involuntaria, produce una disminución de la diuresis

que sólo puede corregirse cuando se normaliza la presión arterial.

Hay evidencias considerables que apoyan la existencia de

dos mecanismos principales en la autorregulación rena

l 3 .

A me­

dida que la presión arterial media disminuye, la resistencia vascu-

lar renal se reduce y el FSR se mantiene. La explicación más

plausible es una respuesta miogénica en la cual las arteriolas

sufren vasoconstricción en respuesta al aumento de la presión

arterial y viceversa. También puede participar la retroalimenta-

ción tubuloglomerular a través del aparato yuxtaglomerula

r 3,4,7

.

Cuando la presión arterial aumenta en el rango de autorregula-

ción, se eleva el aporte de cloruro sódico a los quimioreceptores

de la mácula densa, la cual genera trifosfato de adenosina (ATP)

y adenosina que estimulan el receptor de adenosina A

1

e inducen

vasoconstricción de la arteriola aferente

( fig. 8-6

). Esto, a su vez,

disminuye el FSR y el FG hasta los niveles previos. Ocurre el efecto

opuesto cuando disminuye la presión arterial. La liberación local

de óxido nítrico atenúa la retroalimentacion tubuloglomerular,

mientras que la liberación de angiotensina II la potenci

a 4 .

El bloqueo de los canales de calcio altera la autorregulación,

lo que implica que existe un mecanismo dependiente de calcio que

está involucrado, pero esto no ocurre con la mayoría de los agentes

anestésicos. Hay un reajuste de la autorregulación en la hiperten-

sión arterial crónica que puede perderse en el riñón diabético.

Existe evidencia experimental de que se pierde la autorregulación en

el fracaso renal agud

o 8 ;

esto puede deberse en parte a disfunción

endotelial debido a un exceso de óxido nítrico porque hay una

activación de la sintetasa de óxido nítrico provocada por la lesión

de isquemia-reperfusión

. 9

Se observa la dependencia de la presión

sanguínea del FSR durante la circulación extracorpórea (CEC

) 10

y

en la sepsis grav

e 11

, pero esto puede ser debido sencillamente a

hipotensión por debajo del rango de autorregulación, más que

Fisiología renal

211

8

Sección I

Fisiología y anestesia

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Figura 8-5

 Autorregulación del filtrado glomerular (FG) y del flujo sanguíneo

renal (FSR). El FG y el FSR permanecen constantes entre unas presiones

arteriales renales de 80-180 mmHg.

(Basada en el estudio original de Shipley

and Study

5

. De Pitts RF:

Physiology of the Kidney and Body Fluids

. Chicago,

Year Book, Medical Publishers, 1974.)

Figura 8-4

 Mecanismos de control arteriolar aferente y eferente. PFG,

presión de filtración glomerular.

(De Sladen RN, Landry D: Renal blood flow

regulation, autoregulation, and vasomotor nephropathy.

Anesthesiol Clin

North Am

18:791-807, ix, 2000.)