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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

para la monitorización intraoperatoria, como las vías de monitori-

zación invasiva y la ecocardiografía transesofágica, así como las

implicaciones anestésicas de estos procedimientos novedosos. Una

vez más, la comunicación oportuna previa al procedimiento con

los cardiólogos es esencial.

Estudios electrofisiológicos y ablación con

catéter de vías de conducción anómalas

Los estudios electrofisiológicos consisten en la colocación de caté-

teres multipolares especiales dentro de las cavidades cardíacas

para definir el mecanismo, origen y vías de las arritmias y deter-

minar las mejores opciones terapéuticas (v. caps. 2

4 y 51) 127 .

El

acceso vascular suele realizarse a través de la arteria y vena femo-

rales, y es frecuente que se coloquen catéteres adicionales a través

de la vena yugular interna, lo que tiene implicaciones obvias para

el control de la vía respiratoria. La estimulación eléctrica progra-

mada se realiza en diversas localizaciones utilizando técnicas de

cateterismo transvascular estándar. Mediante el empleo de estímu-

los eléctricos con cadencias temporales específicas, se reproduce

la arritmia en condiciones controladas y se monitoriza a través de

los catéteres y las derivaciones del ECG de superficie. La energía

eléctrica liberada a través de catéteres colocados en lugares ade-

cuados puede eliminar los focos arritmógenos o las vías acce­

sorias. Otra intervención que también puede realizarse en el

laboratorio de cateterismo es la colocación de los electrodos de

forma precisa para la conexión posterior de un desfibrilador

implantable.

Los fármacos antiarrítmicos se suspenden antes de estos

estudios y se evitan durante la intervención porque pueden

impedir la detección de vías de conducción accesorias y de focos

arritmógenos. Antes, estos procedimientos se realizaban bajo

sedación, porque la tecnología de los electrodos era muy sensible

a los efectos sutiles de los fármacos anestésicos sobre las vías de

conducción. Sin embargo, la mejora de la tecnología ha hecho que

este problema sea menos relevante, y los procedimientos electro-

fisiológicos más complejos se suelen realizar bajo anestesia

general. Se debe evitar en la medida de lo posible el uso de fár-

macos que afecten al sistema nervioso simpático, porque alteran

la capacidad de mapear las vías electrofisiológicas. Puede que se

precise soporte inotrópico, pero debe comentarse con los electro-

fisiólogos, y tal vez lo mejor sea realizar el procedimiento con un

dispositivo de soporte ventricular temporal, como se ha comen-

tado antes.

Implantación de marcapasos

y de un cardioversor-desfibrilador

En el laboratorio de cateterismo cardíaco se implantan con fre-

cuencia marcapasos y CDI permanentes (v. también cap. 33). Para

ello hay que colocar electrodos transvenosos en las cavidades

cardíacas (habitualmente la aurícula derecha, el ventrículo

derecho o ambos) tunelizando los electrodos hasta un bolsillo

subcutáneo en el que se coloca el dispositivo. Muchas de estas

intervenciones se realizan con sedación/analgesia. Para probar

el cardioversor-desfibrilador es necesaria la anestesia general.

Cuando se prueba el CDI, se induce una taquicardia o fibrilación

ventricular y se confirma la capacidad del dispositivo de detectar

la arritmia y de administrar la energía de cardioversión-desfibri-

lación adecuada. Muchos pacientes a quienes se les implanta un

CDI tienen una mala función ventricular. Debe monitorizarse

estrechamente el retorno de las variables hemodinámicas a su

valor basal tras la cardioversión-desfibrilación. Además de la

colocación de los dispositivos, puede que deban extraerse los

electrodos de los marcapasos o de CDI que estén obsoletos, que

funcionen mal o que estén infectados. La extracción de estos

electrodos no se debe tomar a la liger

a 128 .

Las complicaciones

graves son infrecuentes, pero algunas, como la rotura de la vena

cava superior, la aurícula derecha o el ventrículo derecho requie-

ren una intervención inmediata, como es evidente. Además,

puede producirse una insuficiencia tricúspide grave por la reti-

rada de electrodos del ventrículo derecho que estén adheridos al

aparato valvular o subvalvular, pero esto suele requerir una inter-

vención menos aguda. Los electrodos que llevan colocados más

de 1 año pueden tener una fibrosis extensa, que puede dificultar

su extracción. La colocación de más electrodos puede causar una

fibrosis adicional y culminar en una oclusión vascular. Por tanto,

la extracción de los electrodos antes de su sustitución puede ser

beneficiosa. Está claro que los electrodos infectados deben

extraerse. Las vainas telescópicas motorizadas, que liberan los

electrodos de sus adherencias fibrosas mediante láser o con

medios mecánicos, han mejorado la capacidad de extraer los elec-

trodos difíciles.

Cardioversión programada

La cardioversión se utiliza para revertir las arritmias supraven-

triculares y ventriculares a ritmo sinusal administrando una

descarga eléctrica con corriente continua sincronizada. Las

pruebas actuales indican que una descarga bifásica es mejor que

la antigua corriente sinusoidal amortiguad

a 129 .

Cuando estas

arritmias no provocan una inestabilidad hemodinámica o son

muy duraderas y no han respondido al tratamiento farmacoló-

gico, se puede realizar la cardioversión de forma programada y

posiblemente ambulatoria. Antes de la cardioversión progra-

mada hay que optimizar el estado cardiovascular del paciente y

su tratamiento médico. Por el contrario, a menudo es necesaria

una cardioversión urgente cuando la arritmia provoca una ines-

tabilidad hemodinámica y la presión del tiempo y el estado del

paciente no permiten una evaluación completa o la administra-

ción de la anestesia.

La cardioversión programada es molesta y requiere anestesia

general. Se han usado muchos medicamentos, como barbitúricos,

propofol, etomidato, opiáceos y benzodiazepina

s 130-133 .

En la fibri-

lación auricular crónica, antes de la cardioversión se hace una

ecocardiografía para excluir la presencia de un trombo en la aurí-

cula izquierda, que podría provocar un accidente cerebrovascular.

Se utiliza la monitorización convencional, y deben respetarse las

normas estándar sobre la disponibilidad del equipo. Cuando todo

está preparado para la cardioversión, se oxigena antes al paciente

y se le administran dosis cada vez mayores de anestésico hasta que

se anula el reflejo palpebral. Inmediatamente antes de la descarga, se

retira la mascarilla y se confirma que nadie toca al paciente ni la

camilla. Puede ser necesaria más de una descarga para restaurar el

ritmo sinusal, y es importante mantener al paciente anestesiado

hasta que la intervención tenga éxito o se abandone el intento. Tras

la cardioversión se ventila al paciente con oxígeno al 100% hasta

que recupera la conciencia y es capaz de mantener la vía respira-

toria. Obsérvese que no suelen ser necesarios los relajantes muscu-

lares para esta intervención. Si fuera necesaria la cardioversión

urgente, debe recordarse que el paciente puede no estar en ayunas.

Para evitar la aspiración durante la anestesia en esta situación se

intuba la tráquea mediante una técnica de inducción de secuencia

rápida con presión sobre el cricoides.