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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

complicaciones relacionadas con el catéter, como la disección coro-

naria y las complicaciones tromboembólicas (incluido el accidente

cerebrovascular), y las reacciones al contraste. El riesgo de compli-

caciones significativas aumenta en los pacientes con shock cardio-

génico, infarto de miocardio agudo, angina inestable, insuficiencia

renal, miocardiopatía, cardiopatía valvular, insuficiencia cardíaca

congestiva, hipertensión o en pacientes ingresado

s 76,78

. A los pacien-

tes muy enfermos e inestables considerados con un alto riesgo, de

precisar una cirugía cardíaca se les debe transferir a centros que

cuenten con la posibilidad de realizar una cirugía cardíaca de

inmediato

76 .

La angiografía coronaria se realiza pasando un catéter de

forma retrógrada a través del árbol arterial hasta la raíz aórtica para

la inyección selectiva de contraste en los orificios de las arterias

coronarias. El catéter suele introducirse a través de la arteria

femoral, pero una arteriopatía oclusiva, o las preferencias del

paciente o el cirujano pueden hacer que se use un acceso a través

de las arterias radial, cubital o braquial. Cada vez se accede más a

través de la arteria radial, lo que mejora la satisfacción del paciente

y reduce el cost

e 79,80

. Suele administrarse oxígeno suplementario

mediante gafas nasales y se emplean los monitores estándar de la

ASA. La presión arterial puede detectarse directamente desde el

introductor arterial, y también puede realizarse una monitoriza-

ción no invasiva. Debe vigilarse con atención el trazado del ECG y

observar al paciente en busca de angina o insuficiencia cardíaca.

En la zona de inserción del catéter se utiliza anestesia local para

limitar las molestias del paciente relacionadas con el acceso vas­

cular. Es necesario un acceso intravenoso periférico para la admi-

nistración de fármacos cardíacos y de sedantes/analgésicos. El

tratamiento anestésico estándar consiste en sedación/analgesia,

reservando la anestesia general para los casos donde fracasa la

sedación, los pacientes no cooperadores o los que requieran el

control de la vía respiratoria para tratar una insuficiencia respira-

toria u otras complicaciones graves. Los fármacos anestésicos que

suelen utilizarse son el fentanilo y el midazolam, que en ocasiones

se complementan con propofol o dexmedetomidina. La sedación y

la analgesia son útiles para reducir las molestias asociadas con la

inyección del contraste y con la inmovilidad y el decúbito supino

durante procedimientos prolongados. Debería disponerse con faci-

lidad de nitroglicerina sublingual e intravenosa para la administra-

ción si aparece isquemia miocárdica y se debe tener acceso

inmediato a fármacos y equipo de reanimación de urgencia. Se

administra heparina con frecuencia, incluso en el cateterismo diag-

nóstico, y sus efectos se revierten a menudo con protamina. Las

dosis típicas de heparina están entre las 2.500 y las 5.000 UI por

vía intravenosa. Para los procedimientos intervencionistas se admi-

nistran dosis mayores de heparina (es decir, 10.000 UI por vía

intravenosa), con un tiempo de hemorragia recomendado mayor

de 300 segundos. A los pacientes se les debe monitorizar atenta-

mente tras la administración de protamina para detectar una vaso-

dilatación periférica predecible, así como reacciones anafilácticas y

anafilactoides menos predecibles, o la rara y catastrófica crisis vaso-

constrictora pulmonar asociada a la administración de protamina.

Hay que vigilar atentamente la reacción del paciente al contraste.

Por último, es preciso observar al paciente tras la intervención en

busca de hematomas o hemorragias en la zona del catéter, así como

de isquemia de la extremidad en la porción distal al catéter. La

recuperación debe tener lugar en un área de recuperación total-

mente equipada en personal y material, y sólo se dará de alta al

paciente cuando cumpla los criterios estándar de alta.

Los antiagregantes plaquetarios y la heparina de bajo peso

molecular cada vez se administran más durante el cateterismo

cardíaco intervencionista y han mejorado el resultado a pesar de

reducirse la dosis de heparina

81 .

Los antiagregantes utilizados son

abciximab, ticlopidina y clopidogrel. Numerosos estudios han

demostrado los beneficios del tratamiento antiagregante en los

síndromes coronarios agudos y crónico

s 82-85

. Un efecto adverso

notable del abciximab es la elevación del tiempo de hemorragia,

independientemente de la heparin

a 86 .

La arteriopatía coronaria se evalúa detectando estenosis tras

la inyección selectiva de contraste en cada arteria coronaria prin-

cipal. Las estenosis mayores del 50-70% del diámetro arterial

normal se consideran significativas desde el punto de vista hemo-

dinámico, aunque las estenosis menores pueden tener importancia

clínica. La arteriopatía coronaria se clasifica en las enfermedades

de uno, dos o tres vasos o de la coronaria principal izquierda. Una

causa adicional de isquemia miocárdica es el espasmo arterial coro-

nario. Cuando el paciente presenta los síntomas típicos sin una

aterosclerosis significativa en el cateterismo cardíaco, debe investi-

garse el vasoespasmo. Pueden administrarse fármacos provocado-

res, como maleato de ergonovina, maleato de metilergonovina o

acetilcolina intracoronaria para provocar el espasmo mientras se

inyecta contraste dentro de la arteria coronaria. Pueden ser nece-

sarios vasodilatadores coronarios como nitroglicerina cuando se

administra este tipo de fármacos. Es posible utilizar diltiazem por

vía intracoronaria para tratar el vasoespasmo refractari

o 87,88

.

Una vez confirmada la presencia y la localización de las

estenosis coronarias, los cardiólogos intervencionistas pueden

emplear muchos métodos para mejorar directamente el flujo san-

guíneo miocárdico. La heparina se administra antes del proce­

dimiento, como ya se ha indicado. La angioplastia coronaria

transluminal percutánea (ACTP) consiste en atravesar la región

estenosada con un catéter que lleva un balón en su extremo, y en

comprimirla con el balón, lo que abre la arteria coronari

a 89 .

Durante

el inflado del balón tiene lugar una oclusión arterial coronaria

transitoria, y debe monitorizarse estrechamente el estado hemodi-

námico del paciente. Puede ser necesaria más analgesia porque en

ese momento es posible que aparezca una angina. La isquemia

obligada limitó al principio las zonas de estenosis que pueden

tratarse con esta técnica a la porción distal de los vasos coronarios

y habitualmente a las enfermedades de uno o dos vasos. Estas

limitaciones cambiaron a medida que la tecnología de la angioplas-

tia, las endoprótesis coronarias y la circulación extracorpórea per-

mitieron tratar a pacientes más graves en el laboratorio de

cateterismo, como se expone más adelante. La ACTP se ha com-

plementado recientemente con varias técnicas que eliminan –en

vez de comprimir– las placas ateromatosas que provocan una este-

nosis arterial coronaria, así como mediante la colocación de endo-

prótesis coronarias para mejorar la permeabilidad a largo plazo.

Puede realizarse una aterectomía coronaria con catéteres de aterec-

tomía que «afeitan» la placa, o con un láser exciméric

o 90

.

Durante la isquemia, y con frecuencia durante la reperfusión

tras la dilatación de la arteria coronaria estenosada, pueden surgir

arritmias ventriculares que precisen tratamiento. Las extrasístoles

ventriculares y la taquicardia ventricular no mantenida con reper-

cusión hemodinámica deben tratarse inicialmente con amio­

darona. Las arritmias más graves precisan en ocasiones una

cardioversión con anestesia general. La ruptura de la arteria coro-

naria puede provocar un hemopericardio y un taponamiento

cardíaco. El taponamiento pericárdico debe tratarse con una peri-

cardiocentesis urgente, habitualmente guiada mediante ecocardio-

grafía transtorácica, y puede exigir una intervención quirúrgica

urgente. Otra complicación rara de la ACTP es la oclusión de la

arteria coronaria, que puede deberse a una disección arterial, un

trombo dentro de la arteria o un espasmo vascular a causa del

endotelio disfuncional de la arteria coronaria. El espasmo vascular

se alivia a menudo inyectando 200

m

g de nitroglicerina a través de

la arteria coronaria. La trombosis de la arteria coronaria puede

exigir múltiples abordajes terapéutico

s 91

. La formación del trombo

se retrasa administrando previamente heparina. Una vez formado