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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

de gas pueden entrar en el sistema venoso, como durante los pro-

cedimientos neuroquirúrgicos con el paciente sentado, la hemodiá-

lisis, la cirugía mayor de la espalda, la artroplastia total de cadera,

la cesárea, la laparoscopia, la cirugía láser intrauterina, la artrosco-

pia (como resultado del escape de aire de una fresa neumática

defectuosa), y por la irrigación o la ingestión oral de peróxido de

hidrógeno (debido a la producción de oxígeno gaseoso por la cata-

lasa tisular y sanguínea). Además, puede producirse una embolia

gaseosa venosa (EGV) cuando un catéter venoso central queda

abierto al aire. Ha habido casos graves durante las relaciones sexua-

les orogenitales tras soplar aire de forma intravagina

l 65

y también

se ha descrito en pacientes con síndrome de dificultad respiratoria

del adulto (SDRA) que estaban ventilados con presión positiva

teleespiratori

a 66 .

Una EGV de suficiente cantidad puede sobrepasar

la capacidad de la vasculatura pulmonar para filtrar el gas, por lo

que se permite el paso de burbujas a la circulación arterial. Incluso

pequeñas cantidades de gas venoso (p. ej., la EGV causada por la

descompresión del buceo) se han implicado recientemente en los

síndromes neurológicos de los submarinistas, como resultado del

paso transauricular a través de un agujero oval permeabl

e 67,68

.

Los efectos de la embolia gaseosa no sólo se deben a la obs-

trucción de los vasos por burbujas. La interacción entre éstas y el

endotelio aumenta la permeabilidad capilar y produce extravasa-

ción de líquido

69,70 ,

así como alteración de la función endotelia

l 71 .

En un modelo de EGA en conejos anestesiados se ha demostrado

otro efect

o 72,73

: pueden pasar pequeñas dosis de aire intracarotídeo

a través de la microcirculación cerebral y provocar vasoplejía, una

reducción diferida del flujo sanguíneo cerebral y deterioro neuro-

fisiológico. Debido a que esta reducción del flujo sanguíneo se

suprime en personas con neutropenia, se ha concluido que los

leucocitos son necesarios para dicho efecto

74 .

La observación

clínica de la mejoría neurológica inicial tras la EGA, seguida del

deterioro posterior, puede deberse al fenómeno de la reducción

diferida del flujo sanguíneo cerebra

l 75

.

Un síndrome relacionado, que se produce por los efectos pato-

lógicos de las burbujas tisulares y sanguíneas, es la enfermedad por

descompresión (ED) observada en los aviadores y buceadores que

usan gas comprimido. En estas situaciones, las burbujas de gas surgen

porque la presión ambiental disminuye a la suficiente velocidad para

inducir la sobresaturación local de gases inertes y la formación pos-

terior de burbujas in situ a partir de los depósitos tisulares. Los

síntomas de la embolia gaseosa arterial suelen consistir en alteración

del nivel de conciencia, hemiparesia o crisis comiciales, pero pueden

ser menos graves. La ED se suele presentar por una asociación

diversa de artralgias, parestesias, debilidad motora, disfunción esfin-

teriana vesical o intestinal, vértigo, acúfenos o hipoacusi

a 76,77

.

Los principios terapéuticos de ambas formas de enfermedad por

burbujas de gas (EGA y ED) son los mismos en lamayoría de los casos.

Los primeros auxilios consisten en aplicar oxigenoterapi

a 78 .

La eleva-

ción de la Po

2

aumenta la velocidad de eliminación de las burbujas de

gas, por el mayor gradiente resultante de presión parcial para la difu-

sión del gas inerte desde el interior de la burbuja al tejido circundante

o a la sangre. Las burbujas intravasculares aumentan la permeabilidad

endotelial, extravasación de plasma y hemoconcentració

n 69,79

. La reani-

mación con líquidos repondrá el volumen intravascular, reducirá la

hemoconcentración y facilitará el flujo microcirculatori

o 80

, principios

que se han confirmado en observaciones animale

s 81

y humana

s 69 .

Sin

embargo, un excesode líquidos puede empeorar el intercambio gaseoso

pulmonar en la enfermedad cardiorrespiratoria por descompresión

(edema pulmonar secundario a EGV) y la fluidoterapia intensiva no

está indicada para la EGA aislad

a 80 .

El tratamiento con oxígeno hiperbárico (OHB) es la solución

definitiva para la EGA y la ED. El aumento de la presión producirá

una disminución del volumen de gas, y acelerará aún más la resolu-

ción. La utilidad de este tratamiento en la embolia gaseosa relacionada

con el buceo o el medio aeroespacial y asociada con una descompre-

sión rápida está bien documentad

a 82,83 .

El OHB puede producir una

mejoría neurológica aunque hayan pasado muchas horas (y a veces

días) entre el suceso embólico y su aplicació

n 84-86 ,

pero es menos pro-

bable que se resuelvan las anomalías graves si no se tratan con pron-

titud. El tratamiento de la EGA suele realizarse a presiones ambientales

de 2,8-6 ATA (v. la sección «Pautas de tratamiento hiperbárico»).

La decisión de administrar tratamiento de recompresión

debería basarse por completo en la evaluación clínica. La única

indicación de las técnicas de imagen cerebral o medular (p. ej.,

tomografía computarizada [TC], resonancia magnética [RM]) es la

de excluir otras enfermedades, como una hemorragia, y sólo si

existe un alto grado de sospecha de que las burbujas no sean la

causa de los síntomas del paciente. Algunos autores han sugerido

que los enfermos con EGA se traten con OHB sólo si la TC cerebral

revela la presencia de air

e 87 .

Sin embargo, las pruebas de imagen

cerebrales de los pacientes con EGA o ED sólo muestran anomalías

en una minoría de casos y las alteraciones tanto en la TC como en

la RM suelen ser inespecíficas. El gas intravascular se observa

en una pequeña proporción de caso

s 86

y ni su ausencia ni su pre-

sencia predice la respuesta al tratamiento hiperbárico. Ni la tomo-

grafía computarizada de emisión de fotón único (SPECT) ni la

tomografía de emisión de positrones (PET

) 88

han demostrado

hasta ahora que proporcionen información clínica útil en el trata-

miento de los pacientes con enfermedad por burbujas de gas.

Infecciones agudas

Las bacterias anaerobias son especialmente sensibles al aumento

de la Po

2

tisular. Las presiones de O

2

elevadas inhiben la produc-

ción de la

a

-toxina de los clostridio

s 89 .

Otros mecanismos son la

reversión de la función de los neutrófilos inducida por la hipoxi

a 90-92 ,

el aumento de la expresión de interleucina (IL)-10 de los macrófa-

go

s 93

y efectos antiinflamatorios

94-96 .

Las evidencias favorables al

uso del OHB en las infecciones por clostridios y por otras bacterias

provienen de series clínicas y de un metaanálisi

s 97-102

.

Soporte de la oxigenación arterial

El OHB es un método seguro y eficaz de realizar el soporte de la

oxigenación arterial durante el lavado pulmonar terapéutico, en el

que la oxigenación tiene que mantenerse por el pulmón contrala-

teral (no lavado

) 103,104 .

En nuestra experiencia con más de 100 pro-

cedimientos, el uso de esta técnica para tratar la oxigenación

arterial fue satisfactorio sin que hubiera complicaciones. Se puede

producir una simulación reversible del intercambio gaseoso pul-

monar durante el procedimiento de lavado mediante la ventilación

temporal del pulmón que se va a lavar con O

2

al 5-6% equilibrado

con N

2

, lo que reduce la Pao

2

en dicho pulmón hasta el nivel

aproximado de la Po

2

venosa mixta. Esto limita el intercambio de

O

2

al pulmón contralateral. La hipoxemia en un plazo de 5 minutos

es predictiva de la hipoxemia durante el lavado real.

Mantenimiento del transporte de oxígeno

en la anemia grave

La capacidad del OHB de aumentar el contenido arterial de O

2

plasmático hasta niveles útiles de forma clínica puede permitir el

aporte tisular de O

2

incluso en ausencia de Hb. Por tanto, el OHB

puede usarse para el soporte temporal de los pacientes con una

anemia grave hasta que se disponga del tratamiento definitivo

(sangre de un donante compatible).