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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Elevación de la presión absoluta

Síndrome nervioso de las altas presiones

La presión elevada induce un conjunto de síntomas que incluyen

temblor, ataxia, náuseas y vómitos, conocido como síndrome ner-

vioso de las altas presione

s 21

. Se produce a presiones ambientales

superiores a 15-20 ATA y se describió por primera vez durante la

fase de compresión de las inmersiones profundas en atmósfera de

helio-oxígeno. Este síndrome mejora por una compresión lenta y

con la adición de un gas narcótico (p. ej., nitrógeno) a la mezcla

respiratori

a 22

. Su patogenia puede estar relacionada con un aumento

de la dopamina de la vía estriad

a 23

.

Reversión de la anestesia por la presión

Los estudios en animales han demostrado que la presión elevada

tiende a revertir la anestesia general. Los aumentos de la presión

ambiental en ausencia de un gas respiratorio inerte narcótico ten-

derán a disminuir la eficacia tanto de los anestésicos inhalatorios

como de los intravenosos. En estudios con ratones a 50 ATA se ha

observado un aumento aproximado del 20% de la dosis eficaz

media (DE

50

) para varios anestésicos inhalatorios. La dosis eficaz de

los barbitúricos aumenta en un 30-60% a 50 y 100 AT

A 24 .

La DE

50

del diazepam en ratas se reduce de forma considerable a 90 ATA

en una atmósfera de helio-oxígen

o 25

. A 31 ATA, la concentración

eficaz para un efecto semimáximo (CE

50

) de propofol para la

pérdida del reflejo de enderezamiento en renacuajos se incrementa

en un 19% y a 61 ATA en un 38

% 26 .

Mediante la misma técnica,

la CE50 para la dexmedetomidina a 31 ATA es casi el doble del

valor a 1 ATA y aumenta en 2 veces y media a 61 AT

A 27

. A 80 ATA,

la CAM del desflurano, evaluada en función de la respuesta a un

estímulo doloroso, aumenta un 19

% 28 .

Los mecanismos de la rever-

sión por la presión no se comprenden por completo, pero pueden

ser secundarios a los efectos fisicoquímicos de la presión sobre las

membrana

s 29

o deberse a alteraciones de la liberación de neuro-

transmisore

s 23

. Sin embargo, en el rango de presiones utilizadas

para el tratamiento con oxígeno hiperbárico (hasta 3-6 ATA), los

efectos de la presión sobre los fármacos sedantes o anestésicos

carecen de relevancia clínica.

Efectos de la exposición hiperbárica

sobre la farmacocinética de los fármacos

Varios estudios han examinado la farmacocinética de los fármacos

y sus efectos con la elevación de la presión ambiental. Los trabajos

en perros despiertos con presiones de hasta 6 ATA y una Po

2

ambien-

tal de hasta 2,8 ATA han demostrado que el flujo plasmático hepático

disminuye al elevarse tanto la presión como la Po

2

ambientales. Se

produjo una elevación aparente del volumen plasmático a 1,3 ATA

y un regreso hacia los valores de 1 ATA a presiones mayores. En los

mismos estudios, la presión ambiental afectó de forma desigual al

volumen plasmático, pero los incrementos de Po

2

lo redujero

n 30 .

Las condiciones hiperbáricas carecen de efectos farmacoci-

néticos ni farmacodinámicos considerables sobre la mayoría de los

fármacos hasta las presiones de 6 ATA. Hasta 6 ATA de presión y

2,8 ATA de Po

2

, la farmacocinética de la mepedirin

a 31

, el pentobar-

bita

l 32 ,

la teofilin

a 33

y los salicilato

s 34

no se afecta.

Se ha descrito el uso de benzodiazepinas, clorpromazina y

carbonato de litio para el tratamiento de la agitación, las ilusiones

auditivas y visuales y la paranoia en una persona sana con anterio-

ridad que participaba en una inmersión experimental a 650m

(66 ATA

) 35 .

Los síntomas, que se controlaron mal con 120mg/día

de diazepam y 60mg/día de temazepam, acabaron por responder

a 300mg/día de clorpromazina. El carbonato de litio administrado

en dosis habituales pareció mostrar una farmacocinética normal.

Aunque el efecto de la clorpromazina daba la impresión de ser

apropiado desde el punto de vista clínico, los autores no estaban

seguros de si la incapacidad de las benzodiazepinas para producir

la respuesta terapéutica deseada se debía a la enfermedad del

paciente o al fenómeno de reversión por la presión.

En resumen, la experiencia clínica y la bibliografía publicada

indican que, para varios fármacos, las pautas posológicas habituales

de medicamentos parenterales pueden usarse con seguridad bajo

condiciones hiperbáricas a las presiones empleadas para el trata-

miento clínico de los pacientes que reciben OHB.

Principios terapéuticos

de síndromes específicos

Intoxicación por monóxido de carbono

La hemoglobina (Hb) se une al CO con una afinidad mucho mayor

(unas 200 veces) que al O

2

. La formación de carboxihemoglobina

(HbCO) al unirse el CO con la Hb produce dos efectos principales.

En primer lugar, la proporción de Hb ocupada por las moléculas de

CO no participa en el transporte de O

2

, lo que provoca una anemia

funcional. En segundo lugar, aumenta la avidez con la que el resto de

la Hb se une al O

2

(desplazamiento a la izquierda de la curva de diso-

ciación Hb-O

2

). El resultado es una disminución de la capacidad de

liberar el O

2

de la sangre a los tejidos en los capilares y, por tanto, una

reducción de la Po

2

tisular. Anteriormente se creía que estos efectos

eran los únicos responsables de la toxicidad del CO. Sin embargo, se

han obtenido pruebas demostrativas de una posible contribución sig-

nificativa de la unión del CO a pigmentos intracelulares (p. ej., cito-

cromo aa

3

, mioglobina) y del estrés oxidativo, a la toxicidad de dicho

ga

s 36-44 .

La exposición al CO también desencadena una agregación

intravascular de plaquetas y neutrófilos, así como una activación de

estos último

s 44 .

Estos mecanismos provocan toxicidad en múltiples

sistemas orgánicos, incluidos el cerebro y el corazó

n 41,45

. También se

han descrito efectos mediados por mecanismos inmunitario

s 46 .

Los efectos clínicos consisten en cefalea, náuseas, vómitos,

mareo, isquemia miocárdica, pérdida del conocimiento y, durante

la gestación, sufrimiento fetal. Pueden producirse secuelas neuro-

lógicas persistentes o diferidas, a menudo después de un intervalo

de lucidez

47-49 .

Entre los factores que aumentan el riesgo de sufrir

secuelas persistentes se encuentran la edadmás avanzada (

36 años)

y una exposición más prolongada al C

O 50 .

El diagnóstico de intoxicación por CO se realiza por una his-

toria de exposición (gases de escape de un motor de combustión

interna, incendio, calefacción de gas o de aceite mal ajustada, parrillas

de carbón vegetal o de gas, o exposición a decapantes que contengan

cloruro de metileno, que produce CO por metabolismo hepático). La

confirmación del diagnóstico se obtiene por el hallazgo de una ele-

vación de la HbCO en sangre arterial o venosa. La concentración de

HbCO enmuestras de sangre anticoagulada permanece estable varios

días. Por tanto, si no se dispone de esta determinación en el centro

desde el que se traslada a un paciente, el diagnóstico puede confir-

marse mediante la obtención de una muestra de sangre durante la

valoración inicial y su traslado con el paciente. La hemoglobina fetal

(hemoglobina F) puede producir una falsa elevación de la medición

de HbCO en algunos cooxímetros de laboratorio de cuatro longitu-

des de ond

a 51 .

Por tanto, en las primeras semanas de vida, la sangre

de lactantes sanos puede indicar de forma falsa un 7-8% de HbCO.

La correlación entre los niveles reales de HbCO medidos al

ingreso en el servicio de urgencias y el estado clínico es escasa, por lo

que no deberían utilizarse como único criterio para determinar la nece-

sidad de tratamiento. Debido a la menor Po

2

intracelular, la eliminación