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Cuidados postoperatorios

VI

clínicas para el tratamiento del dolor agudo o han proporcionado

nuevas pautas para el tratamiento del dolor.

Con sus conocimientos y familiaridad con la farmacología,

las diversas técnicas regionales y la neurobiología de la nocicep-

ción, los anestesiólogos están continuamente en la vanguardia de

los avances clínicos y de investigación en el tratamiento del dolor

postoperatorio agudo. Ellos son los responsables del desarrollo de

los servicios de dolor postoperatorio agudo, de la aplicación de una

práctica basada en la evidencia frente a dicho dolor y de la creación

de enfoques innovadores para su tratamiento. Todas estas tareas

forman parte del trabajo del anestesiólogo como «médico periope-

ratorio», consultor y terapeuta a lo largo de un ingreso y como

experto altamente especializado en el quirófano. Proporcionar una

analgesia eficaz para pacientes quirúrgicos y otros es un compo-

nente relevante de este papel multidimensional.

Vías del dolor y neurobiología

de la nocicepción

La cirugía produce lesiones tisulares con la consiguiente liberación

de histamina y de mediadores inflamatorios, como péptidos (p. ej.,

bradicinina), lípidos (p. ej., prostaglandinas), neurotransmisores

(p. ej., serotonina) y neurotrofinas (factor de crecimiento ner-

vioso

) 3 .

La liberación de mediadores inflamatorios activa los noci-

ceptores periféricos, que inician la transducción y transmisión de

la información nociceptiva al sistema nervioso central (SNC) y el

proceso de inflamación neurogénica, en el cual la liberación de

neurotransmisores (es decir, sustancia P y péptido relacionado con

el gen de la calcitonina) en la periferia induce vasodilatación y

extravasación plasmátic

a 3

. Los estímulos nocivos son transducidos

por los nociceptores periféricos y transmitidos por las fibras ner-

viosas A

d

y C desde las vísceras periféricas y las localizaciones

somáticas hasta las astas posteriores de la médula espinal, donde

se produce la integración de la nocicepción periférica y las aferen-

cias moduladoras descendentes (es decir, serotonina, noradrena-

lina, ácido

g

-aminobutírico y encefalina). Una transmisión ulterior

de la información nociceptiva está determinada por unas influen-

cias moduladoras complejas en la médula espinal. Algunos impul-

sos pasan hasta las astas anteriores y anterolaterales para iniciar

respuestas reflejas segmentarias (espinales), que pueden asociarse

con un aumento del tono del músculo esquelético, una inhibición

de la función del nervio frénico o incluso una disminución de la

motilidad gastrointestinal. Otros son transmitidos a centros más

altos a través de los tractos espinotalámicos y espinorreticulares,

donde producen respuestas suprasegmentarias y corticales que

dan lugar en última instancia a la percepción y al componente

afectivo del dolor.

La liberación continua de mediadores de la inflamación en

la periferia sensibiliza a los nociceptores funcionales y activa a los

durmiente

s 4

. Puede producirse una sensibilización de los nocicep-

tores periféricos, que se caracteriza por una disminución en el

umbral de activación, un aumento de la frecuencia de descarga con

la activación y un incremento de la frecuencia basal (espontánea)

de descarg

a 4

. Una aferencia nociceptiva intensa desde la periferia

también puede dar lugar a sensibilización central («cambios persis­

tentes en el SNC posteriores a una lesión que dan lugar a una

hipersensibilidad dolorosa

» 5 )

y a hiperexcitabilidad («una res-

puesta exagerada y prolongada de las neuronas a los estímulos

aferentes normales después de la lesión tisular

» 5

). Estas aferencias

nociceptivas pueden causar cambios funcionales en las astas pos-

teriores de la médula espinal y otras consecuencias que, más tarde,

provocan que en ocasiones el dolor postoperatorio se perciba como

más doloroso de lo que de otra forma hubiera sido. El circuito

neuronal en las astas posteriores es extremadamente complejo, y

ahora se está empezando a aclarar el papel específico de los dis­

tintos neurotransmisores y receptores en el proceso de la nocicep-

ció

n 3,6

. Sin embargo, parece que ciertos receptores (p. ej., el

N

-metil-d-aspartato [NMDA]) pueden ser fundamentales para el

desarrollo del dolor crónico después de una lesión aguda, aunque

otros neurotransmisores (p. ej., la sustancia P y la proteincinasa C-

g

) pueden también intervenir en la sensibilización de la médula espinal y en el dolor crónico

7

. Nuestro conocimiento sobre la neurobiología de la nocicepción ha progresado desde el sistema de

conexiones rígidas propuesto por Descartes en el siglo xvii hasta

la actual visión de neuroplasticidad, en la que existe una integra-

ción dinámica y una modulación de la transmisión nociceptiva a

distintos niveles. Todavía existenmuchos vacíos en el conocimiento

de los papeles específicos de los distintos receptores, neurotrans-

misores y estructuras moleculares en el proceso de nocicepción.

Es importante una comprensión de la neurobiología de la

nocicepción para apreciar la transición del dolor agudo al crónico.

La tradicional dicotomía entre estos dos tipos de dolor es arbitraria,

ya que estudios clínicos y en animales demuestran que el dolor

agudo puede convertirse rápidamente en crónic

o 4

. Estudios expe-

rimentales muestran que los estímulos dolorosos pueden producir

la expresión de nuevos genes (que son la base de la sensibilización

neurona

l 7

) en el asta posterior de la médula espinal en una hora, y

que estos cambios son suficientes para alterar la conducta en el

mismo plazo de tiemp

o 6

. Los estudios clínicos también sugieren

que la intensidad del dolor postoperatorio agudo es un factor de

predicción significativo del dolor crónic

o 8

. El control del dolor

perioperatorio (p. ej., analgesia preventiva) y el modo en que se

aplica (p. ej., tratamiento perioperatorio multimodal) pueden ser

importantes para facilitar la convalecencia del paciente a corto y

largo plazo después de la cirugía.

Efectos agudos y crónicos

del dolor postoperatorio

El dolor postoperatorio no controlado puede producir una varie-

dad de efectos perjudiciales agudos y crónicos. La atenuación de la

fisiopatología perioperatoria que aparece durante la cirugía a través

de la reducción de las aferencias nociceptivas al SNC y la optimi-

zación de la analgesia perioperatoria pueden disminuir las com-

plicaciones y facilitar la recuperación del paciente durante el

período postoperatorio inmediat

o 9

y después del alta hospitalaria.

Efectos agudos

El período perioperatorio se asocia a una variedad de respuestas

fisiopatológicas que pueden iniciarse o mantenerse a través de las

aferencias nociceptivas. Aunque estas respuestas han tenido un

propósito teleológico beneficioso, las mismas respuestas a la natu-

raleza iatrogénica de la cirugía moderna actual pueden ser

dañinas. El dolor perioperatorio incontrolado puede potenciar

algunas de estas fisiopatologías perioperatorias y aumentar la

morbilidad y la mortalidad de los pacientes. La atenuación del

dolor postoperatorio, especialmente utilizando ciertos tipos de

regímenes analgésicos, puede disminuir la morbilidad y mortali-

dad perioperatoria

s 10

.

La transmisión de los estímulos nociceptivos desde la peri-

feria al SNC da lugar a las respuestas de estrés neuroendocrino, una

combinación de sustancias inflamatorias locales (p. ej., citocinas,

prostaglandinas, leucotrienos, factor de necrosis tumoral-

a

) y

mediadores sistémicos de la respuesta neuroendocrina. Entre

las respuestas neuroendocrinas dominantes por dolor se inclu­

yen interacciones hipotalámico-hipofisario-corticosuprarrenales y