Table of Contents Table of Contents
Previous Page  2737 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 2737 / 2894 Next Page
Page Background

87

Reanimación cardiopulmonar:

soporte vital básico y avanzado

Brian P. McGlinch y Roger D. White

Puntos clave

2737

1.

Es fundamental realizar las compresiones torácicas con

interrupción mínima para mejorar las posibilidades de

supervivencia de una parada cardíaca súbita.

2.

La relación recomendada para una reanimación con una

sola persona tanto de adultos como de niños es de

treinta compresiones torácicas seguidas por dos

respiraciones de rescate.

3.

Las compresiones torácicas deben realizarse con una

frecuencia de 100/minuto en niños y adultos.

4.

En las directrices de la American Heart Association de

2005 se indica que se debe proporcionar una sola

descarga cuando existe una alteración del ritmo que

puede ser controlada con una descarga, seguida por el

reinicio de las compresiones torácicas en cuanto se

proporcione la descarga. Antes de reevaluar el ritmo

cardíaco básico hay que proporcionar dos minutos de

compresiones torácicas y ventilación.

5.

El desfibrilador externo automático (DEA) es la base de

un protocolo de desfibrilación que ha quedado

desfasado (p. ej., tres descargas de desfibrilación antes

de reiniciar la reanimación cardiopulmonar [RCP]). En

este caso, el reanimador debería dejar funcionar el DEA

según su programación hasta que se disponga de un

desfibrilador manual.

6.

Cuando el reanimador no conoce el tipo de desfibrilador

manual que utiliza durante la reanimación, una descarga

por defecto de 200 J es un nivel de energía razonable

para la desfibrilación.

7.

En una parada cardíaca sin testigos o cuando se ha

retrasado el inicio de la RCP, 2 minutos de RCP antes de

la primera desfibrilación aportan un efecto beneficioso

en la supervivencia.

8.

La hiperventilación durante la reanimación aumenta la

presión intratorácica, deteriora el retorno venoso hacia

el corazón y tiene un impacto negativo en la

supervivencia de la parada cardíaca. El jefe del equipo

de reanimación debe comprobar que sólo se administran

entre 8 y 10 respiraciones por minuto durante la

reanimación.

9.

La hipotermia terapéutica mejora la evolución

neurológica de las víctimas reanimadas de una fibrilación

ventricular en el medio extrahospitalario y que siguen en

coma en el momento de su ingreso en el hospital. Esta

intervención terapéutica debe plantearse en víctimas de

una parada cardíaca por fibrilación ventricular en el

paciente ingresado con disminución de la función

neurológica después de la reanimación.

10.

Los conocimientos sobre la reanimación se desvanecen

con rapidez, incluso entre los anestesiólogos. Es

necesario revisar los protocolos de reanimación

mediante soporte vital cardíaco avanzado (SVCA) en los

intervalos entre certificaciones de SVCA. Los protocolos

de SVCA deben estar disponibles en los carros de

reanimación para garantizar que se siguen las

intervenciones de reanimación más uniformes y

aceptadas durante el proceso de reanimación.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Aunque la historia de la reanimación se puede remontar al menos

hasta la época bíblic

a 1

, los abordajes contemporáneos a la reanima-

ción cardiopulmonar (RCP) datan de 1966, cuando en una confe-

rencia del National Academy of Sciences National Research Council

se generaron normas de consenso para realizar la RC

P 2

. Desde ese

momento, en las conferencias sucesivas se ha revisado la práctica de

la RCP en vista de los datos experimentales y clínicos disponibles y

se han preparado revisiones de las normas previa

s 3-9 .

Las recomen-

daciones más recientes, las directrices de 2005 de la American Heart

Association sobre reanimación cardiopulmonar y tratamiento car-

diovascular de urgencias, representan las segundas directrices de

prestigio internacional desarrolladas por expertos de la American

Heart Association (AHA) y el European Resuscitation Council.

Como tales, estas directrices representan a varios países, culturas y

especialidades médicas. Cada una de las intervenciones incluidas en

las nuevas directrices ha sido sometida a una evaluación exhaustiva

basada en la evidencia de la información científica existente que

apoya su uso en el tratamiento cardiovascular de urgencia y la reani-

mación. Asimismo, se ha aplicado un proceso estructurado y trans-

parente para el tratamiento de los posibles conflictos de interés.

Tanto el soporte vital básico (SVB) como el soporte vital cardíaco

avanzado (SVCA) se basan en fundamentos creíbles y han logrado

una aceptación generalizada por los profesionales de la asistencia

cardiovascular de urgencia. Esta aceptación se demuestra por la

popularidad generalizada de los programas de formación sobre SVB

y SVCA de la AHA y otros materiales de formación relacionados.