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Reanimación cardiopulmonar:
soporte vital básico y avanzado
Brian P. McGlinch y Roger D. White
Puntos clave
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1.
Es fundamental realizar las compresiones torácicas con
interrupción mínima para mejorar las posibilidades de
supervivencia de una parada cardíaca súbita.
2.
La relación recomendada para una reanimación con una
sola persona tanto de adultos como de niños es de
treinta compresiones torácicas seguidas por dos
respiraciones de rescate.
3.
Las compresiones torácicas deben realizarse con una
frecuencia de 100/minuto en niños y adultos.
4.
En las directrices de la American Heart Association de
2005 se indica que se debe proporcionar una sola
descarga cuando existe una alteración del ritmo que
puede ser controlada con una descarga, seguida por el
reinicio de las compresiones torácicas en cuanto se
proporcione la descarga. Antes de reevaluar el ritmo
cardíaco básico hay que proporcionar dos minutos de
compresiones torácicas y ventilación.
5.
El desfibrilador externo automático (DEA) es la base de
un protocolo de desfibrilación que ha quedado
desfasado (p. ej., tres descargas de desfibrilación antes
de reiniciar la reanimación cardiopulmonar [RCP]). En
este caso, el reanimador debería dejar funcionar el DEA
según su programación hasta que se disponga de un
desfibrilador manual.
6.
Cuando el reanimador no conoce el tipo de desfibrilador
manual que utiliza durante la reanimación, una descarga
por defecto de 200 J es un nivel de energía razonable
para la desfibrilación.
7.
En una parada cardíaca sin testigos o cuando se ha
retrasado el inicio de la RCP, 2 minutos de RCP antes de
la primera desfibrilación aportan un efecto beneficioso
en la supervivencia.
8.
La hiperventilación durante la reanimación aumenta la
presión intratorácica, deteriora el retorno venoso hacia
el corazón y tiene un impacto negativo en la
supervivencia de la parada cardíaca. El jefe del equipo
de reanimación debe comprobar que sólo se administran
entre 8 y 10 respiraciones por minuto durante la
reanimación.
9.
La hipotermia terapéutica mejora la evolución
neurológica de las víctimas reanimadas de una fibrilación
ventricular en el medio extrahospitalario y que siguen en
coma en el momento de su ingreso en el hospital. Esta
intervención terapéutica debe plantearse en víctimas de
una parada cardíaca por fibrilación ventricular en el
paciente ingresado con disminución de la función
neurológica después de la reanimación.
10.
Los conocimientos sobre la reanimación se desvanecen
con rapidez, incluso entre los anestesiólogos. Es
necesario revisar los protocolos de reanimación
mediante soporte vital cardíaco avanzado (SVCA) en los
intervalos entre certificaciones de SVCA. Los protocolos
de SVCA deben estar disponibles en los carros de
reanimación para garantizar que se siguen las
intervenciones de reanimación más uniformes y
aceptadas durante el proceso de reanimación.
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2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Aunque la historia de la reanimación se puede remontar al menos
hasta la época bíblic
a 1, los abordajes contemporáneos a la reanima-
ción cardiopulmonar (RCP) datan de 1966, cuando en una confe-
rencia del National Academy of Sciences National Research Council
se generaron normas de consenso para realizar la RC
P 2. Desde ese
momento, en las conferencias sucesivas se ha revisado la práctica de
la RCP en vista de los datos experimentales y clínicos disponibles y
se han preparado revisiones de las normas previa
s 3-9 .Las recomen-
daciones más recientes, las directrices de 2005 de la American Heart
Association sobre reanimación cardiopulmonar y tratamiento car-
diovascular de urgencias, representan las segundas directrices de
prestigio internacional desarrolladas por expertos de la American
Heart Association (AHA) y el European Resuscitation Council.
Como tales, estas directrices representan a varios países, culturas y
especialidades médicas. Cada una de las intervenciones incluidas en
las nuevas directrices ha sido sometida a una evaluación exhaustiva
basada en la evidencia de la información científica existente que
apoya su uso en el tratamiento cardiovascular de urgencia y la reani-
mación. Asimismo, se ha aplicado un proceso estructurado y trans-
parente para el tratamiento de los posibles conflictos de interés.
Tanto el soporte vital básico (SVB) como el soporte vital cardíaco
avanzado (SVCA) se basan en fundamentos creíbles y han logrado
una aceptación generalizada por los profesionales de la asistencia
cardiovascular de urgencia. Esta aceptación se demuestra por la
popularidad generalizada de los programas de formación sobre SVB
y SVCA de la AHA y otros materiales de formación relacionados.