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Cuidados críticos

VII

El objetivo de este capítulo es revisar las bases, la justificación y las

técnicas usadas para la aplicación de SVB y SVCA en vista de los

conocimientos actuales y tal como se publica en los libros de texto

de la AHA sobre SV

B 10

y SVC

A 11

. No es nuestra intención redefinir

en este capítulo la realización de los procedimientos de SVB con RCP,

que pueden revisarse en las directrices y el texto sobre SVB de la

AH

A 10 ,

sino revisar ambos procedimientos de SVB y SVCA en el

contexto de su aplicación por los anestesiólogos en el quirófano, la

unidad de cuidados intensivos (UCI) y otros entornos asistenciales.

Soporte vital básico

El SVB se basa en el reconocimiento precoz de una urgencia médica

con activación del sistema de respuesta de urgencia (p. ej., llamada

al 911 en Estados Unidos) y aplicación de las intervenciones perti-

nentes en respuesta a la parada cardíaca súbita (PCS), ataque car-

díaco, ictus y obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño. La

vía aérea, la respiración y circulación son evaluaciones que se rea-

lizan con facilidad en un SVB sin necesidad de equipo. La respira-

ción de rescate, la maniobra de Heimlich, la RCP y la aplicación y

uso de un desfibrilador externo automático (DEA) son intervencio-

nes de SVB. Todas las intervenciones de SVB son muy urgentes,

tanto para prevenir como para terminar una PCS o como soporte

de la circulación hasta que se restaure la circulación espontánea

después de la PCS. Y de cara a las personas que realizan las inter-

venciones de SVB, en particular la RCP, no se pude dejar de recalcar

la importancia del rápido inicio y aplicación experta de esas técni-

cas. El uso de los DEA se incluye en las intervenciones de SVB por

su amplia disponibilidad en los espacios públicos (como aeropuer-

tos, colegios, centros comerciales, hospitales, casinos o instalaciones

deportivas), su aplicación sencilla y el análisis automático del ritmo

cardíaco y de las descargas administradas (si el DEA aporta esta

información tras el análisis del ritmo cardíaco). Por último, se revi-

sará la interdependencia de los componentes del SVB ante nuestros

conocimientos actuales y las directrices de la AHA de 2005.

Reanimación cardiopulmonar

La PCS es un proceso complejo y dinámico. El flujo arterial sisté-

mico anterógrado continúa después de la parada cardíaca hasta que

el gradiente de presión entre la aorta y el corazón derecho alcanza

el equilibrio. Durante la parada cardíaca con flujo pulmonar ante-

rógrado se produce un proceso similar entre la arteria pulmonar y

la aurícula izquierd

a 12-14

. A medida que se disipan los gradientes de

presión arteriovenosa, el corazón izquierdo va llenándose menos,

el derecho se queda más lleno y los vasos venosos de capacitancia

se distienden cada vez más

( fig. 87-1

). Cuando se equilibran las

presiones arterial y venosa (aproximadamente 5 minutos después

de la parada cardíaca), la perfusión coronaria y el flujo sanguíneo

cerebral se detienen.

En ausencia de función cardíaca y circulación sistémica

nativas, la RCP se realiza hasta que retorna la circulación espontá-

nea, el paciente se declara muerto o, en algunas circunstancias

especiales, el paciente se somete a una oxigenación por membrana

extracorpórea (OMEC). Aunque la RCP es mucho menos eficiente

que la circulación nativa, cuando se aplica correctamente puede

proporcionar flujo sanguíneo suficiente para la circulación corona-

ria y cerebral y permitir la recuperación completa en muchos casos,

si se puede restablecer la circulación espontánea.

«Presiona fuerte y presiona rápido» es la recomendación que

se hace en la Conferencia Internacional de Consenso de 2005 sobre

las compresiones torácicas durante la RC

P 15 .

Aunque no hay datos

suficientes obtenidos en estudios en el ser humano que permitan

identificar la frecuencia ideal de las compresiones torácicas, se

consideran óptimas las que se aplican con una frecuencia de 100/min

y con suficiente fuerza para generar un pulso palpable carotídeo o

femoral. Las compresiones torácicas se interrumpen con frecuencia

durante los intentos de reanimació

n 16-18 .

Esas interrupciones tienen

un impacto negativo en la perfusión coronaria y cerebral, y también

en el retorno de la circulación espontáne

a 14,19 .

Las recomendaciones

actuales para la RCP reflejan esas observaciones al resaltar la impor-

tancia de limitar las interrupciones de las compresiones torácicas

incluso para aplicar otras medidas de reanimación (como respiracio-

nes de rescate, intentos de desfibrilación o intubación endotraqueal).

En las Directrices de 2005 se recomienda que durante la RCP con una

o dos personas se apliquen unos ritmos de compresión-ventilación

de 30:2 en ambos casos, con una interrupción mínima en las com-

presiones torácicas para las respiraciones de rescate.

Aspectos fisiológicos

Desde comienzos de los años 60, momento en que la RCP se con-

virtió en una técnica clínica muy utilizada, se acepta que la sangre

se expulsa como consecuencia directa de la compresión real que

sufre el corazón entre el esternón y la columna vertebral. Es lo que se

conoce como

mecanismo de bomba cardíaca.

La ecocardiografía

transesofágica aplicada durante la RCP en el ser humano permite

evaluar los cambios de las dimensiones cardíacas y la posición de las

válvulas durante las compresiones torácicas, así como la dirección

del flujo sanguíneo. Las observaciones obtenidas con esta técnica

durante la RCP permiten confirmar la reducción del volumen de los

ventrículos izquierdo y derecho, el cierre de las válvulas tricúspide y

mitral durante la compresión torácica y la eyección de la sangre hacia

el sistema arterial, mecanismos todos ellos compatibles con el meca-

nismo de bomba cardíaca

( fig. 87-2 ) 20-23

.

La tos forzada y repetitiva (RCP con tos) puede mantener la

consciencia durante la fibrilación ventricular (FV) hasta 100 se­

gundos cuando la arritmia (o cualquier arritmia capaz de compro-

meter el gasto cardíaco) se reconoce inmediatamente y el paciente

puede responder cuando se le pide que tosa. Este comportamiento

indica que hay otros mecanismos, además de la compresión cardíaca

directa, que pueden explicar el flujo sanguíneo anterógrado durante

la parada cardíac

a 24 .

Una tos enérgica produce un pulso de presión

arterial asociado al flujo sanguíneo anterógrado que abre la válvula

aórtica cuando se generan el pulso y el fluj

o 25

. Estos datos apoyan la

idea de que el incremento de la presión intratorácica genera flujo

Figura 87-1

 Efecto de la fibrilación ventricular en la presión de perfusión

coronaria seguida por RCP y desfibrilación. D, desfibrilación; FV, fibrilación

ventricular; RCP, reanimación cardiopulmonar.

(De Steen S, Liao Q, Pierre L y

cols.: The critical importance of minimal delay between chest compressions

and subsequent defibrillation: A haemodynamic explanation.

Resuscitation

58:249, 2003.)