Table of Contents Table of Contents
Previous Page  44 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 44 / 2894 Next Page
Page Background

44

Fisiología y anestesia

I

del receptor o la de tipo homólogo. La otra actúa a través de cinasas

dependientes del segundo mensajero y media una hiporrespuesta

celular general, llamada desensibilización heteróloga. En última

instancia, la proteína inhibidora arrestina se une al receptor fosfo-

rilado e induce desensibilización, bloqueando la transducción de

señal. Dado que la fosforilación enzimática se produce sólo en

estado activado, el

b

-bloqueo transitorio se ha empleado en estados

de desensibilización de receptores, como la ICC o la derivación

cardiopulmonar, para conseguir un «reposo receptor»

61 .

La regene-

ración de un receptor

b

-adrenérgico funcional está supeditada al

secuestro del receptor, con defosforilación y presumible reciclado.

Existen datos que indican que las arrestinas contribuyen a la des-

ensibilización, desacoplando la transducción de señal y contribu-

yendo a la internalización del recepto

r 62,63

. Las poblaciones de

receptores cambian rápidamente con el secuestro, que no requiere

síntesis de proteínas.

La regulación a la baja puede diferenciarse de estos meca-

nismos rápidos por el hecho de que se produce horas después de

la exposición a un agonista (como en el estrés crónico o la ICC) y

porque en ella los receptores son destruidos. Antes de que el estado

basal sea de nuevo viable, han de sintetizarse nuevos receptores.

La ICC crónica es una de las más importantes y mejor estu-

diadas situaciones fisiopatológicas en las que se producen tolerancia

o regulación a la baja. Inicialmente se observó que la densidad de

b

-receptores cardíacos disminuía de manera sustancial en pacientes

con insuficiencia cardíaca terminal en respuesta a la elevación de los

niveles de catecolaminas. Este hallazgo explicaba por qué la admi-

nistración de

b

-agonistas exógenos es relativamente ineficaz en este

síndrome. Al constatarse que los receptores

b

1

y

b

2

coexisten en los

ventrículos humano

s 64 ,

Bristow y cols., documentaron mediante téc-

nicas de radioligandos que la densidad de

b

1

-receptores disminuye

sin que se registren cambios en la de

b

2

-receptores en los ventrículos

de pacientes con ICC. En consecuencia, el

b

2

-agonismo es respon-

sable de un 60% de la respuesta inotrópica estimulada por el isopro-

terenol en un corazón con insuficiencia, mientras que sólo lo es de

un 40% en un corazón no afectad

o 65

.

La actividad de la glándula tiroides influye en la densidad de

receptores: el hipertiroidismo la aumenta y el hipotiroidismo la

reduce. Clínicamente, el bloqueo de los

b

-receptores es importante

en el tratamiento agudo del hipotiroidismo. Existen evidencias de

que los corticoides disminuyen la densidad de receptores. En con-

secuencia, la reacción del cuerpo a los agonistas simpáticos ade-

cuadamente caracterizados puede ser diferente dependiendo de las

circunstancias patológicas y ambientales. Sin embargo, la similitud

estructural entre la hormona tiroidea y la tirosina indican la posible

participación de falsos transmisores (v. cap. 65

) 66 .

Farmacología colinérgica

Síntesis de acetilcolina

Muchas de las premisas de la farmacología colinérgica parten de

los conocimientos sobre los receptores colinérgicos en la unión

neuromuscular. La química de la síntesis y el metabolismo colinér-

gicos se analiza con detalle en el capítulo 4.

Receptores colinérgicos

Tradicionalmente, los receptores colinérgicos se clasifican en dos

subdivisiones, los nicotínicos y los muscarínicos. Estos últimos están

presentes mayoritariamente en los órganos viscerales periféricos. Los

nicotínicos se localizan en cambio en los ganglios parasimpáticos y

simpáticos (subtipo neuronal) y en las uniones neuromusculares del

músculo esquelético (subtipos neuronal y muscular).

Aunque estas dos clases de receptores, estructural y funcio-

nalmente distintas, presentan respuestas diferentes a la acetilcolina,

el carácter químico no presenta en cambio especificidad. Sin

embargo, ciertos antagonistas específicos pueden explotar la dife-

rencia entre ambos tipos de receptores. Como consecuencia de ello,

se han establecido una serie de relaciones estructura-actividad.

Todos los agonistas colinérgicos parecen requerir un grupo amonio

cuaternario, así como un átomo capaz de formar un enlace de

hidrógeno con un par de electrones no compartidos. La distancia

entre ambas localizaciones permite distinguir si el agonista es nico-

tínico o muscarínico. Para los muscarínicos dicha distancia es de

4,4Å y para los nicotínicos es de 5,9Å.

Los subtipos neuronal y muscular de receptores nicotínicos

de los ganglios y las placas terminales motoras son distintos. Los

agentes bloqueantes neuromusculares no despolarizantes bloquean

los receptores de acetilcolina nicotínicos neuronales presentes

en los ganglios y las uniones neuromusculares (v. cap. 19

) 67 ,

mien-

tras que el hexametonio bloquea los receptores ganglionares.

Ciertos datos indican que los receptores nicotínicos ganglio-

nares son más sensibles a los anestésicos que los receptores de las

uniones neuromusculares, aunque la significación clínica de este

hecho no está clar

a 68

.

Los receptores nicotínicos de los ganglios y las placas termi-

nales se analizan con detalle en el capítulo 4. Sólo comentar aquí

que dichos receptores son proteínas de membrana pentaméricas que

forman canales catiónicos no selectivos. Hay en ellas dos unidades

a

(cada una de 40 kd) y sendas unidades

b

,

ε

y

d

. Estas cinco subu-

nidades rodean cada uno de los canales iónicos a través de los cuales

el sodio o el calcio entran en la célula y el potasio sale de ella. Cada

ion cuenta con canales diferenciados. Para que un canal se abra,

la acetilcolina debe ocupar un sitio receptor en cada una de las dos

a

-subunidades.

A diferencia de los receptores nicotínicos regulados por

iones, los receptores muscarínicos pertenecen a la familia de los

receptores acoplados a proteínas G, por lo que presentan una

mayor homología con los receptores

a

y

b

-adrenérgicos que los

nicotínicos. Como los demás miembros de la familia de los recep-

tores con siete hélices (

a

2

,

b

1

,

b

2

, serotonina, rodopsina y opsina),

los receptores muscarínicos utilizan las proteínas G para la trans-

ducción de señal. Existen cinco receptores muscarínicos (de M

1

a

M

5

) y su principal variabilidad estructural se centra en una gran

asa citoplásmica situada entre los dominios de membrana quinto

y sexto. Aunque en estudios moleculares se han descrito cinco

formas, cuatro de las cuales (de M

1

a M

4

) han sido bien definidas

farmacológicamente, no se dispone de fármacos muscarínicos

selectivos. El receptor postsináptico colinérgico M

2

predomina en

los órganos viscerales. Los receptores M

2

y M

3

se han detectado

en el músculo liso de las vías respiratorias de numerosas especies.

En estudios in vitro se ha observado que el receptor M

3

media la

respuesta contráctil y secretora. No obstante, el exceso de recepto-

res M

2

podría explicar la relativa ineficacia de los agonistas

b

-adre-

nérgicos en la inversión de la broncoconstricción colinérgic

a 69 .

Los receptores muscarínicos presentan diversos mecanis-

mos de transducción de señal. Los receptores impares (M

1

, M

3

y

M

5

) actúan predominantemente mediante hidrólisis de polifosfoi-

nosítido, en tanto que los pares lo hacen sobre todo para regular la

adenilato ciclas

a 70 .

Cuando el receptor muscarínico M

3

se activa, G

q

activa a su

vez la fosfolipasa C, que cataliza la hidrólisis del bifosfato de fosfa-

tidilinositol a diacilglicerol y trifosfato de inositol. Los receptores

de la serie muscarínica se acoplan a los sistemas segundos mensa-

jeros, como los nucleótidos cíclicos y los fostoinosítidos y éstos se

acoplan a los canales iónicos. En otros casos la entrada de un catión

puede generar una respuesta celular. No obstante, a veces, la entrada

de iones de calcio actúa en sí misma como mensajero y da lugar a

la apertura de nuevos canales iónicos. Además de afectar a los

canales iónicos, el calcio mensajero estimula diversas proteínas