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neural al músculo. Desde un punto de vista medicolegal, la presencia

de actividad espontánea anormal en el marco agudo puede indicar

que había una lesión neural antes de la operación. Además, depen-

diendo del patrón de las anomalías, un electromiograma puede dis-

tinguir entre radiculopatías, plexopatías y neuropatías.

Para los anestesiólogos, los estudios de conducción nerviosa

pueden ser más útiles para evaluar posibles lesiones de nervios

periféricos, como la neuropatía cubital. Los estudios de conducción

nerviosa permiten evaluar los nervios motores y sensitivos. Para

evaluar la integridad motora, se estimula al nervio hasta un nivel

supramáximo en dos puntos a lo largo de su trayecto y se recoge

un registro de la respuesta eléctrica de uno de los músculos que

inerva. El tamaño del potencial de acción muscular proporciona

una estimación del número de axones motores y fibras musculares

que el estímulo activa. Para los estudios de conducción sensitivos,

la fibra nerviosa se estimula hasta un nivel supramáximo en un

punto y se registra el potencial de acción sensitivo en otro punto.

La latencia de la respuesta puede interpretarse como un reflejo del

número de axones sensitivos funcionantes. Los estudios de conduc-

ción nerviosa son útiles por varias razones, debido a que pueden

revelar la presencia de una polineuropatía subclínica que hace los

nervios individuales más sensibles a la lesión y ayudar a distinguir

entre pérdida axonal y desmielinización, lo que tiene implicaciones

significativas respecto al curso y el pronóstico global.

La mayoría de las neuropatías sensitivas suele ser transitoria

y requiere sólo tranquilizar al paciente con un seguimiento, mien-

tras que la mayoría de las neuropatías motoras implica una des-

mielinización de las fibras periféricas de un tronco nervioso

(neuroapraxia) y generalmente tarda 4-6 semanas en recuperarse.

La lesión del axón dentro de una vaina nerviosa intacta (axonot­

mesis) o la ruptura neural completa (neurotmesis) pueden causar

un dolor e incapacidad intensos. Cuando es reversible, la recupe-

ración tarda a menudo 3-12 meses. Se recomienda entre tanto

fisioterapia para evitar contracturas y atrofia muscula

r 65,66

.

Si se encuentra un déficit motor o sensitivo nuevo después

de la operación, la evaluación electrofisiológica realizada por un

neurólogo dentro de la primera semana puede proporcionar infor-

mación útil respecto al patrón característico y temporal de la lesión.

Otra exploración a las 4 semanas, cuando ha pasado tiempo sufi-

ciente para que se produzcan cambios electrofisiológicos, propor-

ciona una información más definitiva sobre la localización, la

naturaleza y la gravedad de la lesión neural. Independientemente,

las pruebas electrofisiológicas deben interpretarse dentro del con-

texto clínico para el que se obtuvieron. Ninguna prueba aislada

puede definir la causa de la lesión.

Anestesia fuera del quirófano

Los anestesiólogos cada vez participan más en procedimientos rea-

lizados para la endoscopia digestiva, el cateterismo cardíaco, la

radiología intervencionista, la neurorradiología y la resonancia

magnética o la tomografía computarizada y en procedimientos

realizados en la consulta (v. cap. 69

) 67 .

Puede solicitarse asistencia

anestésica porque en concreto no se espere que el paciente tolere

la posición requerida para el procedimiento debido a enfermedades

asociadas, como una insuficiencia cardíaca congestiva, una enfer-

medad pulmonar o una obesidad mórbida. Además, las posiciones

que son generalmente seguras para los pacientes despiertos pueden

poseer un riesgo importante para los pacientes anestesiados.

La vigilancia es particularmente importante fuera del quiró-

fano para mantener la seguridad del paciente dado el ambiente

menos familiar, la falta de equipo para la colocación y la variabili-

dad de la formación del personal y los profesionales de enfermería

con respecto a la colocación del paciente. Muchos lugares no usan

siempre bandas de seguridad ni reposabrazos. Las mesas diagnós-

ticas pueden no inclinarse para ofrecer soluciones intraoperatorias

establecidas para los desafíos de la colocación del paciente.

A menudo se carece de la capacidad de instituir de forma rápida

la posición de Trendelenburg para potenciar el retorno venoso y el

gasto cardíaco. En algunos marcos, como la resonancia magnética,

el anestesiólogo no está en proximidad directa con el paciente y la

vigilancia es más difícil.

En la actualidad, el número de reclamaciones en la ASA

Closed Claims Database por lesiones durante la anestesia fuera del

quirófano es muy pequeña (33 frente a 4.291 reclamaciones por

anestesia quirúrgica intraoperatoria). De estas reclamaciones, el

54% se asociaron a muertes; el 63% se asoció a una asistencia por

debajo del estándar (predominantemente debido a una monitori-

zación inadecuada), y en el 58% hubo relación con la anestesia

monitorizada entre pacientes de la clase ASA III-V, la mayoría en

edades extrema

s 68

. En tales ambientes, donde los patrones de prác-

tica han evolucionado a menudo en el contexto de pacientes no

anestesiados, el anestesiólogo es el principal responsable de verifi-

car la seguridad de la posición de todos los pacientes y de aplicar

las guías para los pacientes anestesiados.

Resumen

La posición de los pacientes anestesiados es una responsabilidad

importante que exige prestar una gran atención a los detalles y una

vigilancia constante. La colocación rápida y la exposición quirúr-

gica óptima son virtudes que se aprecian instantáneamente, pero

siempre hay que tener en cuenta la posibilidad de dañar a los

pacientes por posiciones inadecuadas y alteraciones fisiológicas.

Todas las posiciones tienen efectos fisiológicos sobre la ventilación

y la circulación. Además, a pesar de la mayor consciencia, las com-

plicaciones relacionadas con la posición, como las lesiones de los

nervios periféricos, siguen siendo una fuente significativa de mor-

bilidad para el paciente. Los anestesiólogos, los cirujanos y los

profesionales de enfermería deben cooperar cuando coloquen a los

pacientes para asegurar su comodidad y seguridad además de la

exposición quirúrgica deseada. Lo ideal es que la posición final

parezca natural: una posición que el paciente toleraría cómoda-

mente si estuviera despierto y sin sedar durante la duración pre-

vista del procedimiento.

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Colocación del paciente en la anestesia

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Sección III

Control de la anestesia

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