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Control de la anestesia

III

La HM ha sido y continúa siendo una complicación de la anestesia

que pone en peligro la vida si no se hace el diagnóstico pronto y el

tratamiento comienza en el momento oportuno. Al contrario que

otros trastornos descritos en este capítulo, la HM no tiene práctica-

mente ningún fenotipo característico antes de la exposición a la

sustancia desencadenante y es realmente un ejemplo de la interac-

ción entre genes y ambiente.

Esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple (EM) es un trastorno autoinmunitario carac-

terizado por autoanticuerpos mediados por linfocitos T frente la

mielina y una respuesta inflamatoria posterior dentro del sistema

nervioso central (SNC: encéfalo y médula espinal). De este modo,

la EM es un trastorno de la parte mielinizada del axón que conduce

a un fallo de la conducción nerviosa secundaria. La enfermedad

afecta sobre todo a las mujeres, principalmente entre 20 y 40 o 45

y 60 años de edad. Aunque se desconoce la causa, se ha especulado

con que la EM se debe a factores ambientales combinados con una

predisposición génica. Naturalmente, los investigadores se han cen-

trado en la identificación de acontecimientos clave y en el origen

génico del trastorno para proporcionar herramientas diagnósticas

y posiblemente también terapéuticas para el diagnóstico y trata-

miento de los pacientes con EM.

Los pacientes con EM refieren con frecuencia parestesias,

debilidad muscular y trastornos sensitivos. Suele haber una evolu-

ción localizada o tardía de una debilidad muscular generalizada

con la afectación en primer lugar de las piernas más que de los

brazos. En los casos graves puede verse afectada la respiración con

la aparición de una hipoxemia. La diplopía y otras alteraciones de

los nervios craneales son signos tempranos y frecuentes junto a

alteraciones sensitivas y a veces alteraciones de la función intestinal

y vesical. Como regla, los síntomas están estrechamente relaciona-

dos con el lado afectado dentro del SNC y la intensidad de los

síntomas se relaciona con la extensión de la placa del SNC escle-

rosada. Hay que señalar que la EM puede asociarse a una alteración

de la función autónoma, lo que puede conducir a reacciones adver-

sas a los fármacos simpaticomiméticos

1

.

El diagnóstico de la EM se basa en la actualidad en una

combinación de pruebas clínicas y de laboratorio, incluidos un

análisis de anticuerpos en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y estu-

dios radiográficos (detección de placas en el SNC por resonancia

magnética). Los medicamentos consisten en varias combinaciones

de modalidades de inmunosupresión.

C

onsideraciones anestésicas

.

 Se ha especulado con que

la anestesia general y la intervención quirúrgica puedan aumentar

el riesgo de agravamiento de la EM

2

. En la actualidad, no hay

ningún consenso general sobre este tema y a los pacientes se les

debe, por tanto, informar de la posibilidad de que se agraven sus

síntomas en el período postoperatorio. En general, los medicamen-

tos inmunosupresores crónicos preoperatorios deben continuarse

durante el período perioperatorio. Los pacientes con EM son sen-

sibles al estrés físico (dolor, fiebre, infección) y emocional, lo que

hace más probable que se intensifiquen los síntomas en el período

perioperatorio. Hay que tener mucho cuidado para minimizar los

cambios de la temperatura corporal, la homeostasis hídrica y la

hemodinámica central (precarga, poscarga) y para mantener la

respiración. Aunque los fármacos de inducción intravenosos y los

anestésicos volátiles se han usado con seguridad, es aconsejable

evitar administrar relajantes musculares despolarizantes a los

pacientes con EM. La denervación inducida por la EM o la miopa-

tía por uso inadecuado pueden poner en riesgo de hiperpotasemia

inducida por suxametonio, lo que puede dar lugar a arritmias car-

díacas mortales (v. también cap. 19). El uso de relajantes musculares

no despolarizantes parece seguro. En pacientes con EM se ha usado

la anestesia regional, incluida la aplicación epidural de concentra-

ciones bajas de anestésicos locales. La anestesia espinal exacerba

los síntomas en la EM y, por tanto, la mayoría de las autoridades

no la recomienda en los pacientes con EM. Es notable el empeora-

miento tras el parto de los síntomas de EM, que se observa en el

20% de las mujeres (v. también cap. 59). La necesidad de asistencia

postoperatoria depende de los síntomas preoperatorios, el tipo de

intervención y el estado del paciente al final del procedimiento

quirúrgico. En este contexto, los pacientes con EM y debilidad

acentuada y dificultad respiratoria, incluida una disfunción farín-

gea, pueden necesitar una asistencia postoperatoria ampliada,

como apoyo respiratorio incruento y fisioterapia intensa, para

evitar un mayor deterioro de la función pulmonar.

Trastornos de la motoneurona

Los trastornos de la motoneurona afectan a las motoneuronas

superiores o inferiores de la corteza cerebral, el tronco del encéfalo

y la médula espinal. Algunas formas son mixtas, mientras que otras

afectan sobre todo a motoneuronas superiores o inferiores. La

esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es la enfermedad más frecuente

dentro de este grupo y afecta a las motoneuronas superiores e

inferiores. Otros ejemplos de enfermedad de motoneurona son la

enfermedad de Kennedy (atrofia muscular espinobulbar), la ataxia

de Friedreich (mixta de motoneuronas superiores e inferiores) y la

atrofia muscular espinal (motoneuronas inferiores).

La ELA (enfermedad de Lou Gehrig) se caracteriza por una

pérdida progresiva y variable de motoneuronas dentro de la corteza

cerebral, los núcleos bulbares de los nervios craneales y los núcleos

del cuerno ventral de la médula espinal. La pérdida degenerativa

de estas neuronas conduce a debilidad muscular progresiva, atrofia

muscular y pérdida de la masa neuronal en estas localizaciones. Las

funciones sensitivas, incluidas la capacidad intelectual y la función

cognitiva, así como la función vesical e intestinal, no suelen verse

afectadas en la ELA.

La ELA tiene una incidencia de alrededor de 2 por 100.000

y la enfermedad suele comenzar alrededor de los 40 a 50 años de

edad, con más varones afectados que mujeres. La mayoría de los

casos son esporádicos, y existen formas familiares raras (formas

autosómicas dominante y recesiva). El mecanismo o mecanismos

subyacentes de esta muerte selectiva y progresiva de motoneuronas

no están por ello claro, pero recientemente se ha indicado que las

mutaciones de la superóxido-dismutasa podrían intervenir en la

mayor formación de radicales libres en subgrupos de pacientes. El

diagnóstico se realiza mediante estudios electrofisiológicos (elec-

tromiografía [EMG] y electroneurografía) y mediante la explora-

ción neurológica, que muestra debilidad espástica temprana de las

extremidades superiores e inferiores, fasciculaciones musculares

subcutáneas típicas y afectación bulbar que influye en la función

faríngea, el habla y los músculos faciales. No existen en la actuali-

dad tratamientos curativos, y a los pacientes se les trata, por tanto,

de forma sintomática.

C

onsideraciones anestésicas

.

 La afectación bulbar com-

binada con la debilidad muscular respiratoria conduce a un riesgo

de aspiración y complicaciones pulmonares. Es notable que estos

pacientes puedan tener una mayor sensibilidad a los efectos depre-

sivos respiratorios de los sedantes e hipnóticos. Existen informes

de hiperreactividad simpática y fallo autónomo

3

. El suxametonio

debe evitarse debido al riesgo de hiperpotasemia como resultado

de la denervación e inmovilización. Los relajantes musculares no

despolarizantes pueden causar un bloqueo muscular prolongado u