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Monitorización cardiovascular

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Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

de que Harvey Cushing propusiera, en 1908, el uso del estetoscopio

como instrumento habitual de monitorización cardiopulmonar

durante la cirugí

a 2 .

En la actualidad, la monitorización intraoperatoria

con un estetoscopio precordial o esofágico se ha convertido en una

extensión fundamental de la exploración física para todos los enfer-

mos anestesiados. A partir de entonces y durante muchos años, la

monitorización intraoperatoria con un estetoscopio precordial o eso-

fágico se convirtió en el método simple más frecuente de monitoriza-

ción de la ventilación y la circulación en pacientes anestesiados.

El estetoscopio proporciona un medio simple y fiable de escu-

char los sonidos cardíacos y respiratorios de modo continuo durante

una intervención. El equipo más utilizado para la auscultación pre-

cordial consiste en una campana o acumulador de metal pesado

unido a un tubo de goma o plástico y una pieza auricular hecha a

medida para cada oído. En un intento de mejorar la calidad y la cla-

ridad de los sonidos cardíacos y respiratorios, se han diseñado este-

toscopios conamplificaciónelectrónica.Sinembargo,los estetoscopios

con estas modificaciones electrónicas no han sustituido en la práctica

diaria al instrumento mecánico estándar, más barat

o 3

. Aunque míni-

mamente invasivo y práctico sólo en los enfermos sometidos a anes-

tesia general con intubación endotraqueal, el estetoscopio esofágico

proporciona beneficios en la monitorización, no disponibles con su

pariente precordial. En la mayoría de los pacientes son audibles con

claridad los sonidos respiratorios y cardíacos con la punta del este-

toscopio colocado a 28-30cm de los incisivos. La temperatura esofá-

gica puede medirse con un termómetro incorporado a la punta del

estetoscopi

o 4

. Aunque el uso del estetoscopio esofágico en general no

conlleva riesgos, se ha asociado a complicaciones ocasionales, como

la hipoxemia por la colocación traqueobronquial accidental o la com-

presión de la porción membranosa posterior de la tráquea en lactan-

tes pequeños, pérdida por el esófago, desprendimiento del manguito

acústico y distorsión de la anatomía quirúrgica del cuello. La coloca-

ción de un estetoscopio esofágico puede causar asimismo traumatis-

mos faríngeos o esofágicos e interferir en la situación de una sonda

nasogástrica o de la ecocardiografía transesofágica.

A pesar del aparente valor del estetoscopio precordial o eso-

fágico para la monitorización básica de la seguridad del paciente, su

amplia aplicación en la práctica clínica ha disminuido en los últimos

año

s 5,6

. Esta reducción puede deberse al uso de rutina de la pulsioxi-

metría, la capnografía y otros instrumentos electrónicos seguros de

monitorización que se han convertido en ubicuo

s 7

. Como problema

práctico, los clínicos pueden no reconocer la pérdida de los sonidos

cardíacos o respiratorios tan fácilmente como podría esperarse

debido a la fiabilidad de los instrumentos electrónicos más modernos

o a las distracciones y la contaminación acústica inherentes a cual-

quier quirófano. Estos patrones de práctica aparecen confirmados en

el Australian Incident Monitoring Study de 1993, el cual mostró que

sólo se utilizó un estetoscopio en el 5% de los 1.256 incidentes graves

registrados. Además, fue el primer instrumento que detectó el inci-

dente mórbido (parada cardíaca) en sólo un cas

o 5 .

Como resultado,

el papel actual de la estetoscopia intraoperatoria como monitoriza-

ción continua ha quedado limitado a aplicaciones especiales (p. ej.,

anestesia pediátrica) y a instituciones con recursos insuficientes para

la compra de monitores electrónicos.

Monitorización de la frecuencia cardíaca

La forma más simple y menos invasiva de monitorización cardíaca

sigue siendo la medición de la frecuencia cardíaca. En la mayoría

de las circunstancias de la práctica anestésica moderna, se utilizan

dispositivos electrónicos para la monitorización continua de este

signo vital que proporcionan una importante guía sobre la influen-

cia de la anestesia y de los estímulos quirúrgicos en el estado del

paciente. La capacidad de estimación de la frecuencia cardíaca

rápidamente «con un dedo en el pulso» es una habilidad tan rele-

vante como lo común de esta expresión.

Aunque cualquier instrumento de monitorización que detecta

el período del ciclo cardíaco puede emplearse para determinar la

frecuencia cardíaca, la técnica utilizada con más frecuencia en el

quirófano es el ECG (v. cap. 32). La medición de la frecuencia car-

díaca mediante ECG comienza con la detección precisa de la onda R

y la medición del intervalo R-R. El valor digital que representa la

frecuencia cardíaca se genera mediante un algoritmo diseñado para

contar y promediar un número determinado de latidos y más tarde

mostrar un número que se actualiza cada 5-15 segundo

s 8 .

Debido a

esto, los cambios transitorios en la frecuencia cardíaca pueden tener

escaso impacto en el valor digital indicado

( fig. 30-1 )

.

De forma ocasional, el clínico debe comprobar la colocación de

los electrodos, aumentar la ganancia de señal del ECG o seleccionar

derivaciones alternativas en el ECG a fin de facilitar la monitorización

de la frecuencia cardíaca. La mayoría de monitores permiten el ajuste

manual del umbral o la sensibilidad de la detección de ondas R y el

reconocimiento de las espigas electrónicas del marcapasos. En el qui-

rófano se producen a menudo artefactos en el ECG, especialmente

cuando se emplea el bisturí eléctrico. El trazado del ECG debería ins-

peccionarse siempre visualmente para confirmar el valor numérico de

la frecuencia cardíaca indicado en la pantalla. Además, debería utili-

zarse la onda de la presión arterial o la pletismografía del pulsioxíme-

tro con objeto de confirmar la frecuencia del pulso en estos casos.

Las interferencias eléctricas en el trazado del ECG pueden

proceder de otras fuentes además del bisturí eléctrico. El ruido de

la línea de conducción eléctrica aparece como un artefacto de 60Hz,

y puede eliminarse mediante la selección de filtros de ECG de banda

más estrecha, como un filtro para banda de 60Hz. Otros artefactos

pueden provenir del temblor o de las fasciculaciones musculares, o

Figura 30-1

 Los monitores digitales de frecuencia cardíaca (FC) pueden no advertir sobre bradiarritmias peligrosas. La observación directa del

electrocardiograma (ECG) y de los trazados de presión arterial muestra un bloqueo cardíaco completo y un período de asistolia de 4 segundos, mientras que la

representación digital registra una FC de 49 lpm. Obsérvese que el filtro de ECG

(flecha)

corrige el desplazamiento de la línea basal para que el trazado se

mantenga en la pantalla.

(De Mark JB:

Atlas of Cardiovascular Monitoring.

Nueva York, Churchill Livingstone, 1998,

fig. 13-2.)