ficadas de la verdadera presión intraarterial
( fig. 30-4). Este fenómeno
produce la familiar onda de presión arterial que representa repunte,
zumbidos o resonancia. En estos casos, la presión arterial sistólica
registrada sobreestima la presión intraarterial verdadera.
Aparte de una frecuencia natural lo suficientemente elevada,
el sistema de monitorización de la cabecera del enfermo debe tener
asimismo un coeficiente de atenuación adecuado. Una onda de
presión arterial demasiado atenuada se reconoce por su ascenso
lentificado, ausencia de hendidura dícrota y pérdida de los detalles.
Las ondas de presión atenuadas en exceso muestran una presión
de pulso falsamente estrecha, aunque la PAM puede seguir siendo
precisa de manera razonable
( fig. 30-5). Por el contrario, las ondas
de presión con atenuación excesivamente baja presentan un repunte
y contienen artefactos adicionales producidos por el sistema de
medida y que no son parte de la onda original de presión intravas-
cular (v.
fig. 30-4 ). Es un error asignar una significación fisiológica
de estas ondas artefacto causadas por un sistema de monitorización
con baja atenuación que continúa vibrando u oscilando de forma
anómala en respuesta al estímulo de la presión.
La mayoría de los sistemas transductores con catéter tiene una
baja atenuación, pero una frecuencia natural aceptable que supera los
12Hz. Si la frecuencia natural del sistema es menor de 7,5Hz, la onda
de presión suele aparecer distorsionada, y ningún ajuste de la atenua-
ción logrará restablecer la onda detectada para que se asemeje del
modo adecuado a la onda origina
l 47 .Si, por otra parte, la frecuencia
natural puede aumentarse lo suficiente (p. ej., 24Hz), la atenuación
tendrá un efecto mínimo sobre la onda detectada y se obtendrá una
reproducción fiel de la presión intravascular con más facilidad
( figs. 30-6 y 30-7). En otras palabras, cuanto más baja sea la frecuen-
cia natural del sistema de monitorización,más estrecho será también el
intervalo de coeficientes de atenuación que puede tolerarse para
asegurar una reproducción fiel de la onda de presión o una respuesta
dinámica adecuada. Por ejemplo, si la frecuencia natural del sistema
de monitorización es de 10Hz, el coeficiente de atenuación puede
ser de 0,45-0,6 para una monitorización adecuada de la onda de
presión. Si el coeficiente de atenuación es demasiado bajo, el sistema
de monitorización tendrá una baja atenuación, resonará y mostrará
una presión arterial sistólica falsamente elevada. Por el contrario, si
el coeficiente de atenuación es demasiado alto, el sistema tendrá una
excesiva atenuación, la presión arterial sistólica estará falsamente
disminuida y se perderán los detalles del trazado de la presión.
A partir de tales consideraciones, se concluye que un sistema
de monitorización de la presión tendrá una respuesta dinámica
óptima si su frecuencia natural es lo más elevada posibl
e 51. En
teoría, esto se logra mejor mediante el uso de un sistema de tubos
rígidos de escasa longitud y la limitación del número de llaves de
paso y otros accesorios del sistema de monitorización. Los coágulos
Monitorización cardiovascular
1041
30
Sección III
Control de la anestesia
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Figura 30-3
Onda de presión arterial producida por la suma de las ondas
sinusales. La onda fundamental
(arriba)
añadida al 63% de la segunda onda
armónica
(medio)
provoca una onda de presión
(abajo)
que recuerda a la
onda de la presión arterial
(cuadro)
.
(De Mark JB:
Atlas of Cardiovascular
Monitoring
. Nueva York, Churchill Livingstone, 1998,
fig. 9-1.)
Figura 30-4
Onda de presión arterial con atenuación excesivamente baja.
Repunte de presión sistólica y ondas adicionales pequeñas, no fisiológicas
(flechas),
que distorsionan la onda y dificultan la distinción de la hendidura
dícrota
(cuadros)
. Los valores digitales representados en la presión arterial
directa (ART 166/56, media de 82mmHg) y la presión arterial no invasiva
(PANI 126/63, media de 84mmHg) muestran las diferencias que surgen en la
determinación de la presión arterial debido a una onda de presión arterial
con atenuación demasiado baja.
(De Mark JB:
Atlas of Cardiovascular
Monitoring.
Nueva York, Churchill Livingstone, 1998,
fig. 9-4.)
Figura 30-5
Onda de presión arterial con atenuación excesiva. La onda de
presión con atenuación excesiva (A) muestra una presión de pulso reducida
cuando se compara con la onda normal (B). El registro a baja velocidad en la
parte inferior muestra un período de 3minutos de presión arterial atenuada.
Pese a la onda de presión atenuada, la presión arterial media no varía
durante este período.
(De Mark JB:
Atlas of Cardiovascular Monitoring.
Nueva
York, Churchill Livingstone, 1998,
fig. 9-3.)