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sanguíneos y las burbujas de aire que suelen quedar atrapados y

ocultos en las llaves de paso y otros puntos de conexión del sistema

tendrán una influencia adversa similar sobre la respuesta dinámica

del sistema. Como regla general, añadir burbujas de aire no mejo-

rará la respuesta dinámica del sistema, ya que cualquier aumento

en la atenuación del sistema siempre se acompaña de un descenso

en su frecuencia natural. De forma paradójica, la resonancia del

sistema puede aumentar, y el repunte en la presión arterial sistólica

puede ser incluso mayor

( fig. 30-8 )

.

Para valorar la magnitud de la distorsión que existe en un

sistema de monitorización de presión, la prueba de la perfusión

rápida proporciona un método conveniente para determinar a la

cabecera del enfermo la respuesta dinámica del sistem

a 47,49,51

. Para

realizar esta prueba, se abre brevemente la válvula de perfusión y

se analiza el artefacto resultante. La frecuencia natural es inversa-

mente proporcional al tiempo entre los picos de oscilación adya-

centes. La frecuencia natural se calcula entonces con facilidad:

1 ciclo/1,7mm×25mm/s =14,7 ciclos/s (14,7Hz)

( fig. 30-9

). Los

sistemas de monitorización con ciclos de oscilación más cortos

tendrán frecuencias naturales más alta

s 51 .

El coeficiente de atenuación se determina a partir del artefacto

de perfusión con la medida de las amplitudes de los sucesivos ciclos

de oscilación. La relación de amplitudes que se obtiene indica la

rapidez con la que el sistema de medida vuelve al estado de reposo. El

coeficiente de atenuación puede calcularse matemáticamente, pero se

suele determinar de forma gráfica a partir de la relación de amplitudes

determinad

a 47,51

. Por ejemplo, si las amplitudes de dos ciclos sucesivos

de oscilación son 24 y 17mm, respectivamente, la relación de ampli-

tudes de 17/24 o de 0,71, lo que corresponde a un coeficiente de

atenuación de 0,11 si se utiliza la solución gráfica mostrada

( fig. 30-9

).

Obsérvese que el sistema de monitorización ilustrado en este caso

tiene una frecuencia natural adecuada de aproximadamente 15Hz,

pero una atenuación muy baja (con un coeficiente de atenuación de

0,11). Como consecuencia se podría esperar un repunte en la presión

sistólica en un sistema de este tipo.

Aunque los requerimientos técnicos para una determinación

precisa de la presión arterial se conocen bien, estas condiciones no

suelen lograrse en la práctica clínica de rutina. Schwid analizó la

respuesta de frecuencia de 30 sistemas de catéter y transductor en la

arteria radial utilizados en la monitorización habitual en cuidados

intensivo

s 53 .

Los valores medios (±DE) de la frecuencia natural

(14,7±3,7Hz) y el coeficiente de atenuación (0,24±0,07) fueron

peores que los valores registrados típicamente para las determinacio-

nes realizadas en condiciones de laboratorio, en lugar de encontrarse

en la región de respuesta de baja atenuación registrada por Gardne

r 47 .

Además, el intervalo de respuestas de frecuencia (10,2-25,3Hz) y de

los coeficientes de atenuación (0,15-0,44) medidos en este contexto

sugieren que la distorsión de la onda arterial es frecuente en la

práctica clínica, con un repunte en la presión arterial sistólica debido

a un sistema con una atenuación relativamente baja como problema

más común (v.

fig. 30-7

).

Elementos del sistema de monitorización

de la presión arterial

Los sistemas de monitorización de la presión arterial tienen varios

elementos: comienzan por el catéter intraarterial y comprenden los

tubos extensores, las llaves de paso, el equipo para extraer sangre

de la vía, el transductor de la presión, el dispositivo de perfusión

continua y el cable electrónico que conecta el sistema de monito-

rización y la pantalla donde se representan las ondas a la cabecera

del enfermo. Las llaves de paso del sistema proporcionan puntos

1042

Control de la anestesia

III

Figura 30-6

 Interacción entre el coeficiente de atenuación (D) y la frecuencia

natural (f

n

) en los registros de ondas de presión.

A,

Una onda de presión con

atenuación excesivamente baja (f

n

=10Hz, D=0,1) muestra pequeñas ondas

artefacto y repuntes de presión sistólica.

B,

Un pequeño aumento en D (0,2)

disminuye estos artefactos.

C,

La atenuación crítica (D=0,4) proporciona una

onda de presión precisa, incluso aunque f

n

se mantenga baja.

D,

La excesiva

atenuación conlleva una pérdida de los detalles y dificulta la determinación

de f

n

o de D.

E,

Una f

n

aumentada (20Hz) permite una baja D (0,1) para un

mínimo impacto sobre la morfología de la onda. Obsérvense las similitudes

entre las ondas

C

y

E.

(De Mark JB:

Atlas of Cardiovascular Monitoring.

Nueva

York, Churchill Livingstone, 1998,

fig. 9-7.)

Figura 30-7

 Interacción entre el coeficiente de atenuación y la frecuencia

natural. En función de estos dos parámetros del sistema, los sistemas de

catéter, tubo y transductor proporcionan cinco intervalos de respuesta

dinámica distintos. Los sistemas con una respuesta dinámica óptima

registrarán de manera fiel las ondas de presión más exigentes, mientras que

aquéllos con una respuesta dinámica adecuada registrarán con precisión la

mayoría de las ondas de presión encontradas en la práctica clínica. Los

sistemas con atenuación excesiva o demasiado baja introducen artefactos

característicos de estas limitaciones técnicas. Los sistemas con una frecuencia

natural de menos de 7Hz se consideran inaceptables. El

cuadro rectangular

rayado

indica los intervalos de coeficientes de atenuación y las frecuencias

naturales habitualmente encontradas en los sistemas clínicos de medición de

la presión. El punto del interior del cuadro muestra los valores medios de

30 de estos sistemas evaluados por Schwi

d 53

.

(De Mark JB:

Atlas of Cardiovascular

Monitoring.

Nueva York, Churchill Livingstone, 1998, figs. 9-6, 9-8 y 9-11.)