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Cuando la ETE intraoperatoria demuestra una enfermedad ateroma-

tosa grave de la aorta, la cirugía coronaria sin circulación extracorpó-

rea disminuye el riesgo de mortalidad y de ictus comparado con la

cirugía con circulación extracorpóre

a 68,69 .

Valvulopatías

La ETE ha influido profundamente en la cirugía valvular cardíaca al

proporcionar al equipo quirúrgico una evaluación definitiva de su

intervención con el paciente todavía en el quirófano, momento en el

que puede realizarse cualquier intervención necesaria de manera

inmediata. En 205 pacientes consecutivos que iban a someterse a una

resección cuadrangular del velo valvular mitral posterior (la técnica

de reparación mitral más frecuente) para el tratamiento de una insu-

ficiencia mitral, la ETE demostró fracasos inmediatos en 24 de ellos

(11,7%

) 70 .

En 20 de ellos, la ETE identificaba el mecanismo de la

insuficiencia y guió la reparación inmediata posterior y 1 paciente

precisó de un reemplazo valvular. En un estudio diferente, 437 pacien-

tes se sometieron a una reparación valvular mitral mediante una varie-

dad de técnica

s 71 .

A lo largo de un promedio de seguimiento de

29 meses, 41 pacientes (9,4%) precisaron una reintervención por un

fracaso de la reparación. La reparación inicial satisfactoria, valorada

por la ETE intraoperatoria, fue el factor pronóstico más importante

de durabilidad de la reparación. El movimiento anterior sistólico

(MAS) del velo valvular mitral diagnosticado mediante ETE intrao-

peratoria es una complicación conocida de la valvuloplastia mitral. En

un tercer estudio de 2.076 pacientes que iban a someterse a una repa-

ración mitral, la ETE demostraba esta complicación en 174 pacientes

(8,4%

) 72 .

Cuatro de ellos necesitaron una reintervención inmediata

para corregir un MAS persistente grave. En el resto se trató farmaco-

lógicamente. Durante un promedio de seguimiento de 5,4 años se

dispuso de ecocardiogramas de 93 de estos pacientes. En 13 de ellos

había un MAS y en 4 de ellos era lo suficientemente grave como para

provocar una obstrucción parcial del infundíbulo del VI. Así pues,

cuando la ETE demuestra un MAS inmediatamente después de

la reparación mitral, puede solucionarse farmacológicamente en la

mayoría de los pacientes aumentando la precarga, con vasoconstric-

ción arterial, con la administración de betabloqueantes o con cual-

quier combinación de estos tratamientos. Durante la cirugía de

reemplazo valvular, la ETE detecta de modo fiable la presencia

de fugas periprotésicas (sorprendentemente frecuentes). Aunque la

mayoría de las fugas periprotésicas moderadas a graves deberían

someterse casi siempre a una reparación inmediata, casi la mitad de

ellas se resuelve con la administración de protamina. Sin embargo, los

defectos de funcionamiento de las prótesis, corregibles quirúrgica-

mente, aparecen en otros pacientes y se pasarían por alto sin la utili-

zación de ETE. En un estudio de 417 pacientes que iban a someterse

a un reemplazo valvular se necesitó una corrección quirúrgica inme-

diata en 15 de ellos (3,6%): fugas periprotésicas (

n

=8), velos valvulares

inmovilizados (

n

=4), obstrucción coronaria (

n

=2) e incompetencia

del xenoinjerto (

n

=1

) 73 .

Aunque una revisión más minuciosa de la valoración valvular

está fuera de los objetivos de este capítulo, una breve visión general de

las técnicas de uso más frecuente debería preparar al lector para des-

empeñar, al menos, los requisitos para una ETE básica, de manera que

pueda reconocer una disfunción valvular importante. El grado de

estenosis aórtica se aprecia con facilidad en el corte transversal de eje

corto de la VA en el TME, donde se puede calcular de forma visual la

abertura de los velos valvulares o medirse directamente mediante

planimetrí

a 74 .

La estenosis grave se caracteriza por un engrosamiento

notable de los velos valvulares y por una disminución notable de su

movimiento (área de abertura valvular

<

1cm

2

).En el corte transversal

de eje largo TG profundo, el Doppler continuo permite calcular de

manera fiable el gradiente a través de la VA

( fig. 31-29 ) 75 .

En la este-

nosis grave, el gradiente instantáneo máximo superará los 64 mmHg

(la velocidad del Doppler continuo rebasa los 4m/s), siempre que el

gasto cardíaco no se haya comprometido de modo sustancial. Merece

la pena destacar el hecho de que el gradiente de laVA logrado de forma

ecocardiográfica puede ser mayor que el gradiente máximo obtenido

a partir de un estudio de cateterismo, ya que este último, a diferencia

de la ecocardiografía Doppler, no mide el gradiente instantáneo. A

partir del corte transversal de eje largo de la VA en el TME se puede

recopilar información adicional sobre la morfología de la VA, como

las dimensiones del anillo, la unión sinotubular y la aorta ascendente.

En este corte se aprecia mejor el grado de insuficiencia aórtica. Con

el Doppler color situado sobre los velos valvulares y el infundíbulo, la

insuficiencia aórtica se reconoce como un chorro de color que emana

desde la válvula durante la diástole. Incluso los grados más leves de

insuficiencia aórtica pueden ser significativos desde el punto de vista

clínico durante la cirugía cardíaca y producir una distensión del VI

durante la circulación extracorpórea, además de reducir la eficacia de

la cardioplejía anterógrad

a 76

. La insuficiencia leve se caracteriza por

un chorro de color diastólico de base estrecha (

<

2mm en su origen

en la válvula) que ocupa menos de un tercio del área del corte trans-

versal del infundíbulo del VI, y que se extiende muy poco hacia el

interior de dicho ventrículo (1-2cm). La insuficiencia moderada se

caracteriza por un chorro de color diastólico de base más ancha

(3-5mm) que ocupa menos de dos tercios del área de corte transversal

del infundíbulo del VI y se extiende de forma moderada hacia el

interior de dicho ventrículo (3-5cm). La insuficiencia grave se carac-

teriza por un chorro color diastólico de base amplia (

>

5mm) que

ocupa la totalidad del infundíbulo del VI y que se extiende amplia-

mente hacia el interior de dicho ventrículo

( tabla 31-4 )

.

La presencia y la gravedad de la estenosis mitral se determinan

con facilidad mediante ETE, gracias al uso de los cortes transversales

de cuatro cámaras, de dos cámaras y de la comisura en el TME o de

los cortes transversales en el eje largo (o cualquier combinación

de estas proyecciones), así como del corte transversal de eje corto TG

basal. Las imágenes bidimensionales muestran un engrosamiento de

los velos valvulares que se abomban hacia el ventrículo izquierdo con

una escasa apertura. El Doppler color muestra una aceleración de flujo

laminar hacia el interior del orificio estenótico y un jet turbulento que

emerge hacia el interior del ventrículo

( fig. 31-30

). Los registros de

1116

Control de la anestesia

III

Tabla 31-4

 Clasificación simplificada para la insuficiencia aórtic

a *

Anchura del

jet en el origen

(mm)

Área del jet

(% TSVI)

Profundidad

del jet hacia el

VI (cm)

Leve

<

2

<

33

1-2

Moderada

3-5

<

66

3-5

Grave

>

5

100

>

5

*La anchura del jet diastólico se valora mediante Doppler color en el eje largo de la VA

en el TME en el punto de cierre de la válvula aórtica (origen del jet de regurgitación). El

transductor debe recolocarse hasta que se aprecie una imagen clara del jet. La imposi-

bilidad de obtener la imagen del origen del jet puede hacer que se valore la gravedad

por exceso. El área del jet diastólico se valora mediante Doppler color. El % del TSVI es

el porcentaje del TSVI ocupado por la pluma del jet de color (el área de flujo turbulento

representada por un mosaico de píxeles de color). Este parámetro se ve notablemente

influenciado por la presión diastólica aórtica. La imposibilidad para ajustar correcta-

mente la ganancia de color o la bidimensional puede dar lugar a una valoración por

defecto o por exceso de la gravedad de la insuficiencia. La ganancia de color debería

fijarse inmediatamente por debajo del valor que dé lugar a un destello de color aleato-

rio y la ganancia bidimensional debe fijarse en los valores mínimos que permitan una

visualización adecuada de las estructuras cardíacas. La profundidad del jet diastólico se

valora mediante Doppler color. La longitud de la penetración del jet desde el TSVI hacia

el interior del VI se calcula en centímetros. Este parámetro se ve notablemente influen-

ciado por la presión diastólica aórtica y por los parámetros de la ganancia.

TSVI, tracto de salida (infundíbulo) del ventrículo izquierdo; VI, ventrículo izquierdo.

En Cahalan MK:

Intraoperative Transesophageal Echocardiography: An Interactive

Text and Atlas

. Nueva York, Churchill Livingstone, 1996.