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sección transversal telediastólica y ATS el área de sección trans-

versal telesistólica. Simplemente visualizando las imágenes en

tiempo real se aprecian cambios notables en el CAF. De este modo,

una depresión grave del VI puede detectarse fácilmente con la

ETE. Aunque el CAF guarda una relación razonable con otras

aproximaciones de la función ventricular, es preciso aplicar una

serie de limitaciones importantes. En primer lugar, la ETE suele

infravalorar el eje largo del VI (acorta el ventrículo izquierdo). En

segundo lugar, la proyección de eje corto en la zona media del

ventrículo puede ser una guía deficiente de la eyección global ven­

tricular si otras areas ventriculares presentan una función mar­

cadamente diferente. En tercer lugar, el CAF, al igual que otros

indices ecocardiográficos tradicionales de la función sistólica,

depende de la carga: los cambios en la precarga y la poscarga

modifican significativamente el CAF sin variar la función intrín-

seca del ventrículo.

La medición de la función del VD es más difícil que la del

VI, debido a la compleja configuración del ventrículo derecho y a

la respuesta a los cambios en la carga. Sin embargo, no resulta difícil

reconocer una disfunción grave del VD. Los rasgos clave son una

hipocinesia grave o una acinesia de la pared libre del VD, aumento

del tamaño del ventrículo derecho, de modo que supera al tamaño

del ventrículo izquierdo, y un cambio en la configuración del ven-

trículo derecho, que pasa de tener una forma semilunar a redon-

deada. Cuando la disfunción del VD se debe a una hipertensión

pulmonar aguda, como sucede en la embolia pulmonar, el tabique

intraventricular se aplana y protruye hacia la izquierda.

Valoración de la función diastólica ventricular

Aproximadamente un tercio de los pacientes con insuficiencia

cardíaca sintomática presenta una función sistólica normal del VI.

Su insuficiencia cardíaca se debe a una disfunción diastólica: una

relajación y un llenado diastólico anormales. La ETE es un instru-

mento ideal para evaluar la función diastólica, ya que permite una

visión sin obstrucciones de la válvula mitral y de las venas pulmo-

nare

s 39

. El flujo normal a través de la válvula mitral en la diástole

tiene un primer componente de mayor velocidad generado por la

presión auricular y la relajación ventricular (onda E en el ecocar-

diograma Doppler) y un segundo componente de menor veloci-

dad generado por la contracción auricular (onda A). A frecuencias

cardíacas bajas, estas dos ondas están separadas por un período

de flujo relativamente escaso (diástasis). Mediante la combinación

de los patrones de flujo en la válvula mitral y en las venas pulmo-

nares pueden diagnosticarse tres estadios de gravedad de la dis-

función diastólica

( fig. 31-28 ) 40 .

El menos grave es un «deterioro

de la relajación», que se caracteriza por un descenso en la veloci-

dad de la onda E, un descenso en la deceleración del llenado

precoz (apreciado como una disminución de la pendiente de la

onda E y denominado «tiempo de deceleración») y un aumento

en la velocidad de la onda A hasta llegar a ser mayor que la velo-

cidad de la onda E, invirtiendo por tanto la proporción entre E y

A. Cuando la relajación está deteriorada, la presión de la aurícula

izquierda es normal, y por tanto también lo es el patrón del

flujo venoso pulmonar: la onda S es mayor que la onda D. El

Ecocardiografía transesofágica

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31

Sección III

Control de la anestesia

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Figura 31-27

 Medición con Doppler pulsado de las velocidades de flujo en la vena pulmonar superior izquierda (VPSI) en un paciente con una presión en la

aurícula izquierda anormalmente elevada. En la parte superior de la figura aparece una imagen congelada de referencia del corte transversal bidimensional,

que se utiliza para colocar el volumen de muestra del Doppler (

círculo roto

en la punta de la flecha). En los dos tercios inferiores de la figura se muestran en

blanco las velocidades del flujo sanguíneo instantáneas (eje vertical) frente al tiempo (eje horizontal) que se producen en dicho volumen de muestra. El

electrocardiograma (ECG) proporciona la sincronización, y la

línea horizontal gruesa

es la referencia (flujo cero) para las velocidades del flujo. Las velocidades

situadas por encima de la

línea gruesa

son positivas (es decir, hacia el transductor), hasta un máximo de 80cm/s. El flujo por debajo de la

línea gruesa

es

negativo (es decir, se aleja del transductor), hasta un máximo de –44cm/s. En este enfermo, con una presión de la aurícula izquierda elevada de forma

anormal, es evidente la predominancia diastólica del flujo; es decir, durante la diástole ventricular entra en la aurícula izquierda (AI) una mayor cantidad de flujo

que durante la sístole, lo que se evidencia por unas velocidades de flujo máximo y promediadas mayores durante la diástole que durante la sístole. Las

velocidades de flujo negativas se deben a que la contracción de la aurícula empuja a la sangre de vuelta hacia la vena pulmonar.

(Reproducida con autorización

de Cahalan MK:

Intraoperative Transesophageal Echocardiography. An Interactive Text and Atlas.

Nueva York, Churchill Livingstone, 1997.)