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y los riñones para reducir el volumen intravascular y disminuir la

presión arteria

l 54

. En el riñón, la hormona aumenta la presión

hidrostática en los capilares glomerulares mediante dilatación arte-

riolar aferente y vasoconstricción arteriolar eferente. El péptido

natriurético auricular reduce la presión arterial al relajar el músculo

liso y reducir la estimulación vascular simpática, y también inhibe

la secreción de renina y aldosterona, lo que provoca vasodilatación

renal, natriuresis y diuresi

s 54 .

De forma intraoperatoria, uno de los modos más directos de

monitorizar la volemia puede ser la evaluación directa del área

telediastólica del ventrículo izquierdo mediante ecocardiografía

transesofágic

a 159-160 .

Además, la evaluación de una función cardíaca

adecuada mediante pulsioximetría, valoración del equilibrio aci-

dobásico, monitorización del gasto cardíaco y la fracción de varia-

ción del área del ventrículo izquierdo como sustituta de la fracción

de eyección contribuyen a determinar la normovolemia y la per-

fusión renal (v. caps. 6, 8, 30 y 78

) 161 .

Sin embargo, la monitoriza-

ción con aparatos invasivos, como catéteres de arteria pulmonar,

cánulas arteriales y ecocardiografía transesofágica nunca ha

demostrado una reducción de la incidencia de IRA.

Flujo sanguíneo: «optimización de la

fluidoterapia» guiada por el gasto cardíaco

y la ecografía Doppler esofágica

El electrocardiograma es esencial para detectar los cambios de des-

polarización-repolarización compatibles con las anomalías electro-

líticas de la disfunción renal y para monitorizar la normalidad de la

frecuencia y el ritmo. La contracción auricular sincronizada que

precede a la contracción ventricular puede contribuir de forma sig-

nificativa al gasto cardíaco en los pacientes con un ventrículo

izquierdo no distensible. La ecocardiografía transesofágica bidimen-

sional y las imágenes de la onda Doppler de la arteria renal, sobre

todo del riñón izquierdo, se pueden utilizar para evaluar los cambios

de la pulsatilidad y los índices resistivos, así como para describir de

forma cualitativa los cambios del FSR en el tiemp

o 162,163 .

Muchos autores creen que la deshidratación, hipovolemia y

la pérdida de sangre son factores esenciales que contribuyen a la

disfunción renal perioperatori

a 164

. Un concepto que actualiza los

elementos usados para guiar la administración de líquidos, que en

ocasiones no son muy fiables (como la presión venosa central) es la

«optimización de la fluidoterapia guiada». El fundamento en el que

se basa esta optimización consiste en maximizar el aporte tisular de

oxígeno logrando un máximo volumen sistólico, lo que suele con-

seguirse mediante la administración de bolos de líquido monitori-

zados por ecografía Doppler esofágic

a 165

. Algunos estudios

aleatorizados han evaluado la optimización de la fluidoterapia,

estrategia que da lugar a una mayor administración perioperatoria

de volumen en casi todos los pacientes y en la que se ha descrito

una mejora de los resultados, como una hospitalizaciónmás brev

e 166

.

Por el contrario, en otros trabajos se ha estudiado la aplicación de

pautas de fluidoterapia restrictiva y también se ha descrito una

mejora de los resultados, sin evidencia de un aumento de la IRA, a

pesar de la reducción de la diuresis perioperatori

a 167,168 .

Una revisión

sistemática de más de 80 ensayos clínicos aleatorizados sobre el

control de la fluidoterapia perioperatoria concluyó que la evidencia

actual no permite establecer recomendaciones basadas en la eviden-

cia de un tipo de fluidoterapia sobre otra, o sobre la cantidad óptima

de líquido que se debe administrar para la reposición de líquido en

las intervenciones quirúrgicas programadas, aunque se recomienda

una evitación estricta de la sobrecarga de líquido

s 169

. Otros autores

han descrito la aparición desastrosa e impredecible de edema agudo

de pulmón relacionado con la retención de líquidos en el postope-

ratori

o 170

. No hay una evidencia suficiente en la que basar los juicios

sobre la relevancia que tienen la selección de la fluidoterapia y las

estrategias de control en la función renal perioperatori

a 165,169 .

Autorregulación y distribución

del gasto cardíaco a los riñones

Las relaciones cardiorrenales estándar identifican el gasto cardíaco y

la presión de perfusión como los principales factores predictivos del

FSR, mientras que la presión por sí sola se correlaciona con la diure-

si

s 65,66

. Como ya se ha mencionado, los reflejos autorreguladores de

la arteria renal

no

influyen por las necesidades metabólicas y sirven

para «proteger» a los glomérulos de la sobrecarga mediante la restric-

ción del flujo sanguíneo a mayores presiones (p. ej.,

>

80 mmHg

) 38,39

.

Los reflejos renales guiados por distintos estímulos son el reflejo

miogénico arteriolar eferente, el reflejo de retroalimentación tubular-

glomerular y los reflejos paracrinos de la microcirculación medular.

La fracción del gasto cardíaco que perfunde los riñones

depende de la proporción entre las resistencias vascular renal y

vascular sistémic

a 58 .

Por lo general, la respuesta a la hipoperfusión

renal implica tres mecanismos reguladores principales que sustentan

la función renal: 1) la dilatación arteriolar aferente incrementa la

proporción de gasto cardíaco que perfunde el riñón, 2) la resistencia

arteriolar eferente aumenta la fracción de filtración y 3) las respues-

tas hormonales y neurales mejoran la perfusión renal al incrementar

el volumen intravascular, lo que de forma indirecta eleva el gasto

cardíaco. Las arteriolas aferentes reaccionan ante las reducciones de

la presión de perfusión mediante una relajación de sus elementos

de músculo liso para reducir la resistencia vascular renal. La dismi-

nución del aporte de solutos a la mácula densa en la porción cortical

de la rama gruesa ascendente del asa de Henle provoca la relajación

de las células musculares lisas de la arteria aferente que está yuxta-

puesta, lo que mejora la perfusión glomerular y la filtración.

El riñón sintetiza prostaglandinas vasodilatadoras para con-

trarrestar los efectos de las hormonas vasoconstrictoras sistémicas,

como la angiotensina I

I 171 .

En un estado de bajo gasto cardíaco,

cuando la presión arterial se conserva por la acción de los vasopre-

sores sistémicos, el FSR no se deprime debido a que el efecto de

los vasopresores se atenúa en el interior del riñón.

Un incremento selectivo de la resistencia arteriolar eferente

disminuye el flujo plasmático glomerular, lo que conserva el FG.

La filtración glomerular aumenta porque la presión capilar en la

zona proximal al sitio de la vasoconstricción tiende a aumentar.

Este mecanismo permite al riñón ofrecer una elevada resistencia

vascular orgánica para contribuir al mantenimiento de la presión

arterial sistémica sin comprometer su función de filtración. Los

estudios en los que se han utilizado inhibidores específicos de la

angiotensina II han demostrado que la resistencia arteriolar efe-

rente se debe en gran medida a la acción de la angiotensina I

I 172 .

A bajas concentraciones, la norepinefrina tiene un efecto vaso-

constrictor sobre las arteriolas eferentes, lo que indica que el

sistema adrenérgico también puede tener un papel destacado para

mantener la respuesta compensadora rena

l 173 .

La evidencia respalda el concepto de que las reducciones del

gasto cardíaco se acompañan de la liberación de vasopresina y de un

aumento de la actividad del sistema nervioso simpático y del sistema

renina-angiotensina-aldosterona. Estos mecanismos reguladores

para preservar el FSR conservan sal y agua. El control del aporte

sanguíneo al riñón, la fracción de plasma filtrada y la cantidad de

volumen que se devuelve a la circulación sistémica están determi-

nados por mecanismos reguladores intrarrenales que intentan con-

servar la función de filtración durante el compromiso circulatorio.

En un estudio se ha descrito la respuesta normal a la hemo-

rragia en pacientes por lo demás sanos, indicando una reducción del

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Control de la anestesia

III