Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1300 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1300 / 2894 Next Page
Page Background

1300

Control de la anestesia

III

Control central

La temperatura se regula por estructuras centrales (sobre todo el

hipotálamo) que comparan las señales térmicas integradas desde

la superficie cutánea, el neuroeje y los tejidos profundos con las

temperaturas

umbral

para cada respuesta termorreguladora.

Aunque se integra por el hipotálamo, la mayor parte de la informa-

ción térmica se «preprocesa» en la médula espinal y en otras partes

del sistema nervioso central. Esta disposición jerárquica tal vez se

desarrolló cuando el sistema de control termorregulador en evolu-

ción asimiló mecanismos que existían con anterioridad (p. ej., los

escalofríos a partir de músculos que se usaban anteriormente para

la postura y la locomoción). Es probable que algunas respuestas

termorreguladoras sean generadas por la medula espinal aislad

a 4

.

Por ejemplo, los animales y los pacientes con secciones altas de la

médula espinal regulan la temperatura mejor de lo que cabría

esperar.

La pendiente de la intensidad de la respuesta frente a la

temperatura central define la

ganancia

de una respuesta termorre-

guladora.

La intensidad de respuesta es máxima

cuando ésta no

aumenta ante desviaciones posteriores de la temperatura central.

Este sistema de umbrales y ganancias es un modelo para un sistema

termorregulador que se complica posteriormente por las interac-

ciones entre otras respuestas reguladoras (es decir, control del

volumen vascular) y los efectos dependientes del tiempo.

No se conoce cómo el organismo determina los umbrales

absolutos de temperatura, pero parece que en el mecanismo inter-

vienen la noradrenalina, la dopamina, la 5-hidroxitriptamina, la

acetilcolina, la prostaglandina E

1

y neuropéptidos. Los umbrales

varían a diario en ambos sexos (ritmo circadiano) y mensual-

mente en las mujeres en unos 0,5 °C. El ejercicio físico, la ingesta

de alimentos, la infección, el hipo y el hipertiroidismo, los anes-

tésicos y otros medicamentos (incluidos el alcohol, los sedantes y

la nicotina) y la adaptación al frío y al calor alteran los umbrales

de temperatura.

El control de las respuestas neurovegetativas está determi-

nado en un 80% aproximadamente por la información térmica pro-

veniente de estructuras centrales

( fig. 38-1 ) 5 .

En contraste, una gran

parte de la información que controla las respuestas conductuales

proviene de la superficie cutánea.

El rango interumbral

(temperatu-

ras centrales que

no

desencadenan respuestas termorreguladoras

neurovegetativas) es de sólo unas décimas de grado centígrad

o 6

.

Este rango está limitado por el umbral para la sudoración en su

límite superior y por la vasoconstricción en su límite inferior. Dado

que el consumo de energía y nutrientes se conserva sin un excesivo

control neurovegetativo dentro de este rango, algunos animales,

como los camellos y las ratas del desierto, utilizan ampliamente esta

estrategia para permitir cambios de temperatura central de hasta

10 °C cada día. No obstante, la mayoría de los mamíferos, incluidos

los seres humanos, mantienen un control estricto de la temperatura

central.

Los umbrales para la sudoración y la vasoconstricción son

unos 0,3-0,5 °C más altos en mujeres que en varones, incluso

durante la fase folicular del ciclo mensual (primeros 10 días

) 7

. Las

diferencias son incluso mayores durante la fase lúte

a 8

. El control

termorregulador central está aparentemente intacto incluso en lac-

tantes con cierto grado de prematurida

d 9

. Por el contrario, el

control termorregulador está a veces dañado en los anciano

s 10

.

Respuestas eferentes

El cuerpo responde a las perturbaciones térmicas (temperaturas

corporales diferentes de los umbrales apropiados) mediante la acti-

vación de mecanismos efectores que aumentan la producción

metabólica de calor o alteran la pérdida de calor ambiental. Cada

mecanismo termorregulador tiene su propio umbral y ganancia,

por lo que existe una progresión ordenada de respuestas e inten-

sidades de respuesta proporcionales a la necesidad. En general,

los mecanismos que optimizan la energía, como la vasoconstric-

ción, se maximizan antes que las respuestas con un coste meta-

bólico, como los escalofríos. En la

figura 38-2

se muestran los

valores normales para los umbrales de las principales respuestas

neurovegetativas.

Los mecanismos efectores determinan el rango de tempera-

tura ambiente que el cuerpo tolerará mientras mantenga una

temperatura central normal. Cuando los mecanismos efectores

Figura 38-1

 Hay una relación lineal entre la temperatura media cutánea y

la temperatura central que desencadena la vasoconstricción y los

escalofríos. La temperatura cutánea contribuye en un 20% al control de cada

defensa termorreguladora.

(De Cheng C, Matsukawa T, Sessler DI y cols.:

Increasing mean skin temperature linearly reduces the core-temperature

thresholds for vasoconstriction and shivering in humans.

Anesthesiology

82:1160-1168, 1995)

.

Figura 38-2

 Una temperatura central por debajo del umbral de respuesta al

frío provoca vasoconstricción, termogénesis sin escalofríos y escalofríos. Una

temperatura central que exceda el umbral de hipertermia produce

vasodilatación activa y sudoración. La respuesta termorreguladora no se pone

en marcha cuando la temperatura central se encuentra entre ambos umbrales.

Esas temperaturas identifican el intervalo entre umbrales, que en el ser

humano suele ser de 0,2°C.

(Datos sobre umbrales de Lopez M, Sessler DI,

Walter K y cols.: Rate and gender dependence of the sweating,

vasoconstriction, and shivering thresholds in humans.

Anesthesiology

80:780-788, 1994).