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Control de la anestesia

III

Algunos componentes de la asistencia respiratoria anestésica

han ganado en seguridad durante las 3 últimas décadas. Los análisis

de la American Society of Anestheisologists (ASA) Closed Claims

demuestran un descenso de los incidentes graves inespecíficos del

sistema respiratorio, desde aproximadamente un 37% de reclama-

ciones en la década de los años 70, hasta un 14% en la de los años

90. Sin embargo, las proporciones de reclamaciones achacables a

una intubación traqueal difícil han aumentado más del dobl

e 1

. La

explicación probable es que la monitorización ha reducido el

número de repercusiones adversas a partir de incidentes inespecífi-

cos, pero la prevención de repercusiones adversas derivadas de la

intubación traqueal es más difícil. Se han acrecentado las pruebas

acerca de las limitaciones de las técnicas «tradicionales» y se han

elaborado técnicas nuevas eficaces. A pesar de todo, muchos anes-

tesiólogos siguen confiando en la multiplicidad de intentos con

técnicas ineficaces.

Anatomía

La nariz calienta, filtra y humidifica el aire que entra, aparte de ser

el órgano del olfato. Consta de la nariz externa y de la cavidad nasal

interna. Las cavidades nasales están divididas por el tabique nasal,

que con frecuencia está desviado,con el consiguiente estrechamiento

u obstrucción de dichas cavidades. El techo de la cavidad nasal lo

constituye la lámina cribiforme, un hueso delgado que se fractura

con facilidad, dando lugar, como consecuencia, a una comunicación

entre las cavidades nasal e intracraneal. La pared lateral ósea de la

cavidad nasal es el origen de los tres cornetes óseos que se proyectan

hacia el interior de la cavidad nasal. Se lesionan con cierta facilidad

al forzar hacia dentro el paso de tubos o sondas nasotraqueales. Los

orificios en la pared lateral comunican con los senos paranasales.

Una intubación nasotraqueal prolongada deteriora el drenaje a

través de dichos orificios, provocando sinusitis. El revestimiento de

la cavidad nasal está sumamente vascularizado, de modo que la

aplicación de vasoconstrictores nasales para encoger la mucosa y

dilatar las vías respiratorias reduce el riesgo de hemorragia durante

la introducción de cánulas respiratorias o de tubos traqueales.

El techo de la boca está delimitado por el arco alveolar y los

dientes, y consta del paladar duro, por delante, y del paladar blando,

por detrás. La lengua constituye la mayoría del suelo de la boca,

que está limitado por la mandíbula y los dientes. El tejido linfoide

no encapsulado en la superficie posterior de la lengua (amígdala

lingual) forma parte del anillo de Waldeyer. La importancia de este

tejido es que, cuando se hipertrofia, puede provocar dificultades

serias del control de las vías respiratoria

s 2,3

. La capacidad para

lograr una apertura bucal en condiciones es de gran importancia

en numerosos procedimientos que se realizan en las vías respira-

torias. La primera fase de la apertura de la boca se logra mediante

la rotación de la articulación temporomandibular (ATM), para

a continuación producirse gracias al deslizamiento (conocido

también como protrusión, traslocación o subluxación) de los cón-

dilos de la mandíbula en el interior de la ATM. La maniobra de

extensión del cuello con desplazamiento de la mandíbula hacia

delante emplea el componente de deslizamiento de la ATM para

mover la mandíbula y las estructuras unidas por delante. La manio-

bra de las tijeras

( fig. 40-1

) consigue la apertura máxima de la boca

gracias a la aplicación de presión interna sobre los dientes para

conseguir ambos movimientos de la ATM. Puede facilitar la intro-

ducción de cánulas orofaríngeas, dispositivos respiratorios supra-

glóticos (DRSG) y laringoscopios. Todos los movimientos de la

ATM deben ser firmes, pero también suaves para minimizar el

riesgo de lesiones articulares.

La faringe es un cilindro fibromuscular que se extiende desde

la base del cráneo hasta el borde inferior del cartílago cricoides. Une

las cavidades nasal y oral, por encima con la laringe y por debajo con

el esófago. Tanto el esófago como la faringe pueden perforarse durante

la realización de intentos de intubación traqueal a ciegas. La nasofa-

ringe es la porción de la faringe situada por detrás de la nariz.Los tubos

nasotraqueales pueden comprimir la pared posterior de la nasofaringe

y la aplicación de una fuerza creciente al encontrar resistencia al paso

del tubo nasotraqueal puede provocar el paso submucoso del tubo.

La laringe está situada en el extremo superior del tracto respira-

torio, donde se extiende desde la epiglotis hasta el extremo inferior del

cartílago cricoides. Este trayecto evolucionó a modo de válvula para

proteger a las vías respiratorias superiores del contenido alimenticio, y

más tarde evolucionó como órgano para el habla. La laringe sobresale

por detrás hacia la laringofaringe, con una fosita piriforme a cada lado.

La laringe consta de un entramado de cartílagos articulados conectados

por fascias, músculos y ligamentos. Está suspendida desde el hueso

hioides por la membrana tirohioidea. Los cartílagos principales son el

tiroides,el cricoides,los cartílagos posteriores (aritenoides,corniculados

y cuneiformes) y la epiglotis.El cartílago cricoides es un anillo completo

que se articula con el tiroides y con el aritenoides. El aritenoides se

asienta sobre el borde posterolateral del cricoides, desde el cual puede

subluxars

e 4

durante las maniobras de control de las vías respiratorias.

La entrada laríngea está limitada por la epiglotis, los pliegues aritenopi-

glóticos, el cartílago posterior y la escotadura interaritenoidea. Las

cuerdas vocales discurren entre las cuerdas vocales falsas del cartílago

aritenoides y la superficie posterior del cartílago tiroides. El extremo

inferior de la epiglotis, en forma de hoja, se une a la zona intermedia de

la superficie posterior del cartílago tiroides. La superficie anterior se

conecta al hueso hioides a través del ligamento hipoepiglótico y a la

lengua por medio del pliegue glosoepiglótico mediano. Las valléculas

son depresiones entre los pliegues glosoepiglóticos mediano y lateral

que conectan los bordes laterales de la epiglotis hasta la base de la

lengua. La técnica laringoscópica de Macintosh supone la introducción

de la punta del laringoscopio en la vallécula, generando tensión en el

ligamento hipoepligótico para lograr elevar directamente la epiglotis.

Figura 40-1

 Maniobra de las tijeras. Se emplean los componentes de

rotación y deslizamiento de la articulación temporomandibular para lograr la

apertura máxima de la boca.