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Control de las vías respiratorias en el adulto

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Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

La laringe está protegida por varios mecanismos durante la

deglución. Está arropada por detrás por la lengua y la epiglotis

desvía la comida alejándola de la entrada laríngea. Los músculos

laríngeos se agrupan en función de sus acciones sobre las cuerdas

vocales: abductores, aductores y reguladores de tensión. La inerva-

ción motora de estos músculos y la inervación sensitiva de la

laringe procede de dos ramas del nervio vago: los nervios laríngeos

superior y recurrente. El nervio laríngeo superior puede aneste-

siarse en el punto de cruce a través de la membrana tirohioidea. El

nervio laríngeo recurrente puede lesionarse durante la cirugía de

la glándula tiroides o por la presión ejercida por el globo de neu-

motaponamiento de un tubo endotraqueal que haya quedado

inmediatamente por debajo de las cuerdas vocale

s 5

.

La membrana cricotiroidea se une al tiroides con el cartílago

cricoides adyacente. Está cerca de la piel, es relativamente avascular

y constituye la hendidura más ancha entre el cartílago de la laringe

y la tráquea, proporcionando de este modo la mejor vía de acceso

para las técnicas de rescate respiratorias percutáneas. En condicio-

nes normales resulta sencillo palparla, aunque puede resultar difícil

en los pacientes obesos. La membrana cricotiroidea puede quedar

por detrás del esternón en los pacientes con flexión del cuello fija.

La tráquea se extiende desde el borde inferior del cartílago

cricoides hasta la carina. Consta de cartílagos con forma de U unidos

por tejido fibroelástico y cerrados por detrás por el músculo traqueal

longitudinal. Los anillos traqueales y el músculo traqueal son res-

ponsables del aspecto endoscópico característico de la tráquea.

Valoración de las vías respiratorias

En cualquier paciente, antes de comenzar la inducción de la anes-

tesia, es preciso definir tres decisiones básica

s 6 ( fig. 40-2 )

:

Realizar la intubación con el paciente despierto.

Utilizar una técnica percutánea.

Mantener la ventilación espontánea.

Estas tres estrategias son más seguras que la utilización de un

anestésico intravenoso con relajantes neuromusculares (RNM) en

pacientes con una dificultad potencial de las vías respiratorias, pero

requieren más tiempo y esfuerzo, y el anestesiólogo necesita pruebas

sobre las que basar dichas decisiones. La finalidad de la valoración de

las vías respiratorias es identificar dificultades con la laringoscopia

directa (y, por tanto, con la intubación traqueal), con la ventilación con

mascarilla o con la creación de un acceso quirúrgico (percutáneo) a

las vías respiratorias.Este enfoque tradicional puede variar con la intro-

ducción en la práctica clínica de rutina de sugammadex,un antagonista

sustitutivo de la neostigmina (v. cap. 19). Podría utilizarse rocuronio

para facilitar la intubación endotraqueal. En caso de que se necesitase

urgentemente restaurar la ventilación espontánea,sugammadex podría

revertir un bloqueo neuromuscular profundo (esto es, sin respuesta a

la neuroestimulación periférica) en cuestión de 1,5-3 minutos.

La dificultad potencial puede ser incuestionable en pacientes

con anomalías anatómicas o patológicas, obviando la necesidad de

pruebas adicionales. Los procesos que exigen una cautela especial

son las lesiones en la base de la lengua, la ronquera de aparición

reciente, la obstrucción de las vías respiratorias altas y la apnea

obstructiva del sueño. Sin embargo, el reto que se plantea es la

detección de las dificultades potenciales en pacientes aparente-

mente normales. La valoración de las vías respiratorias consta de

anamnesis y exploración física. Las modalidades de imagen son

instrumentos valiosos para valorar las vías respiratorias patológi-

cas, si bien no resultan prácticas para la valoración rutinaria.

En la

anamnesis

se incluye la revisión de los registros anes-

tésicos previos disponibles, el interrogatorio directo del paciente y,

en aquellos individuos con disminución del nivel de consciencia,

la indagación relativa a dificultades previas durante otros procedi-

mientos anestésicos. Un antecedente de dificultad en el control de

las vías respiratorias tiene un valor predictivo positivo mayor y un

valor predictivo negativo menor que cualquier otra prueb

a 7

. Sin

embargo, un antecedente de una laringoscopia fácil no garantiza

una intubación directa, ya que el aumento de la edad o de la pato-

logía puede incrementar la dificultad.

Las

pruebas de las vías respiratorias

para detectar dificultades

mediante laringoscopia directa se basan en determinados rasgos

anatómicos y los valores se han seleccionado como indicadores

probables de dificultad. La combinación de la apertura de la boca, la

subluxación de la mandíbula y la extensión de la cabeza constituye

la base de la valoración de la vía respiratori

a 8

. En los dos primeros

elementos, apertura de la boca y desplazamiento de la mandíbula

hacia delante, hay pocas variaciones de valoración entre observado-

res distinto

s 9

. La apertura de la boca se mide como la distancia entre

los incisivos, y se ha propuesto que un valor de 4cm (2 traveses de

dedos) constituye un indicador de una probable dificultad en la

intubació

n 10 .

La capacidad de prognatismo de la mandíbula depende

del tamaño y la forma de la mandíbula con respecto al maxilar y de

la función de la ATM. La capacidad de prognatismo de la mandíbula

(los incisivos mandibulares no pueden alinearse con los incisivos

maxilares) se asocia a una intubación difícil. La limitación de la

extensión de la cabeza (descrita con mayor precisión como occipi-

toatloaxoidea

) 10

dificulta la laringoscopia directa. Puede medirse

como el ángulo entre la superficie oclusal de los dientes maxilares

y la horizontal, de modo que los ángulos menores de 20° sugieren

una laringoscopia difícil. Sin embargo, es difícil prevenir la exten-

sión de las vértebras cervicales intermedias, con lo que la extensión

verdadera de la cabeza suele calcularse por exceso. El test deMallam-

pati (visibilidad de las estructuras faríngeas) tiene, por sí sol

o 11 ,

un

valor limitado, pero puede combinarse con el examen de la denti-

ció

n 12

. La distancia tiromentoniana tiene un valor limitado en la

predicción de la dificultad de la laringoscopi

a 13 ,

pero la exploración

asegura que se palpa el cartílago laríngeo y que se ha evaluado la

distensibilidad submandibular. La evaluación de la dentición es

importante, ya que las caries y la periodontitis incrementan el riesgo

de daños dentales. Algunos patrones dentales, como los dientes que

sobresalen o los incisivos maxilares únicos o perdido

s 14 ,

incremen-

tan la dificultad de la laringoscopia directa. La exploración descrita

por El-Ganzouri y cols

. 7

(valoración de la apertura de la boca, capa-

cidad de prognatismo, extensión cervical, distancia tiromentoniana

y test de Mallampati) ha sido empleada, con mínimas modificacio-

nes, por otros autore

s 3

. Puede llevarse a cabo con rapidez y contiene

lo más cuantificable (se recomienda registrar los valores reales) de

las pruebas incluidas en las directrices de la AS

A 6 .

La ventilación mediante una mascarilla facial exige la habi-

lidad para lograr un sellado hermético entre la mascarilla y la cara

y vencer la obstrucción de las vías respiratorias superiores. La

limitación del desplazamiento mandibular, las anomalías anatómi-

cas cervicales, la apnea del sueño, los ronquidos y la obesidad son

elementos pronósticos independientes de

dificultad para la venti-

lación con mascarilla

entre moderada e intensa. Los ronquidos y

una distancia tiromentoniana menor de 6 cm son elementos pro-

nósticos independientes de dificultad intens

a 15

. Ninguna prueba

puede predecir con exactitud que la ventilación con mascarilla vaya

a ser totalmente infructuosa, ya que su prevalencia es sumamente

baja, cercana al 0,07

% 7

. Algunas causas patológicas de dificultad

para la ventilación con mascarilla no pueden predecirse

2 .

La

creación de un acceso quirúrgico a las vías respiratorias

(nece-

saria para solucionar una situación en la que «no se puede intubar, no

se puede ventilar») depende del acceso percutáneo a la membrana

cricotiroidea. En algunos pacientes no es posible identificar la mem-

brana cricotiroidea o bien ésta se sitúa por detrás del esternón, y esto

imposibilita la creación de un acceso quirúrgico por vía percutánea.