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Control de las vías respiratorias en el adulto

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Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

de desventajas seria

s 24 .

Las condiciones para la laringoscopia

directa y la intubación traqueal son peores que las logradas cuando

se usan RNM, por lo que la frecuencia de intubación fallida y de

traumatismos de las vías respiratorias es mayor. La aparición

de hipotensión arterial es más probable cuando se administran dosis

altas de anestésicos intravenosos y opiáceo

s 24

. También se ha men-

cionado una incidencia mayor de traumatismos laríngeos cuando

se lleva a cabo la intubación sin RN

M 23 .

La utilización de dosis altas

de opiáceos durante la ventilación con mascarilla o al colocar

DRSG plantea otra serie de desventajas notables. Puede producir

apnea y retrasar la recuperación de la ventilación espontánea, y, lo

que es más importante, puede dificultar, e incluso imposibilitar, la

ventilación de los pulmones con una mascarilla o un DRSG debido

al cierre de las cuerdas vocales, un problema atribuido en ocasiones

a la «rigidez de la pared torácica

» 25

. La combinación de anestesia

intravenosa con anestesia tópica de la laringe genera condiciones

buena

s 26

y puede ser una alternativa mejor al uso de RNM.

Anestésicos locales y técnicas de control de las

vías respiratorias con el «paciente despierto»

La intubación traqueal de un paciente consciente puede permitir

que no se interrumpa la respiración ni la protección de las vías

respiratorias, a la vez que se evita el riesgo del mantenimiento y la

protección de las vías respiratorias inherente a la anestesia general.

Está indicada cuando existe alguna posibilidad de dificultad en el

control. La intubación traqueal de un paciente consciente se deno-

mina a menudo intubación con el «paciente despierto». Las claves

de su éxito son una anestesia tópica en condiciones de las vías

respiratorias, la armonía con el paciente y la delicadeza. La seda-

ción suele ser una práctica habitual, pero no puede compensar a

una anestesia tópica inadecuada y resulta peligrosa en los pacientes

con un estado crítico de las vías respiratoria

s 27 .

La anestesia tópica de las vías respiratorias puede facilitar la

realización de numerosos procedimientos en su interior

( cuadro 40-1 )

en un paciente consciente en el que una disminución del nivel de

consciencia pudiese provocar dificultades en el control de las vías

respiratorias.Durantemucho tiempo se ha practicado la laringoscopia

directa en la intubación con el paciente despierto, pero a menudo

resulta difícil y puede ser una situación angustiosa para todos los

implicados. La utilización de un laringoscopio fibróptico flexible

(LFF) para la intubación traqueal bajo anestesia local constituyó uno

de los pilares para lograr una vía respiratoria segura, ya que podía

lograrse ocasionando molestias mínimas. Esta técnica se ha conver-

tido en el estándar de la práctica ante una vía respiratoria difícil

prevista. Entre las opciones reservadas en caso de que fracase la intu-

bación del paciente despierto con el fibroscopio flexible están: pospo-

ner la cirugía y despertar al paciente, crear un acceso quirúrgico a las

vías respiratorias sin prisas o bien intentar la intubación traqueal con

el paciente respirando espontáneamente (despierto o con inducción

mediante inhalatorios) con otras técnicas visuales.

La anestesia tópica disminuye el calibre de las vías respira-

torias normales. La utilización de anestesia tópica en un paciente

con compromiso de las vías respiratorias puede dar lugar a su

pérdida y solamente deben llevarla a cabo expertos que dispongan

de un equipo preparado para la creación inmediata de un acceso

quirúrgico a las vías respiratorias.

La lidocaína cuenta con un perfil de seguridad mejor que

otros fármacos empleados para la anestesia de las vías respiratorias.

Sin embargo, la administración de dosis excesivas puede provocar

una toxicidad mortal. La administración debería ajustarse progre-

sivamente, vigilando constantemente el estado mental del paciente.

Las concentraciones sanguíneas están influenciadas por la técnica

elegida, y debería minimizarse la administración en aerosol hasta

las vías respiratorias inferiores.

En el

cuadro 40-2

se muestran varias técnicas de anestesia de

las vías respiratorias. Cada una de ellas tiene sus ventajas y sus

desventajas. Los nebulizadores se han utilizado para proporcionar

anestesia tópica a las vías respiratorias. El tamaño óptimo de las

partículas es mayor que el requerido para el tratamiento del asma.

Las técnicas simples con aerosoles, como la inyección junto a

oxígeno que fluye a través de un tubo estrecho, parecen funcionar

satisfactoriamente. La mayor parte de la solución inspirada es exha-

lada, y puede ser necesario esperar hasta 20 minutos para lograr una

anestesia tópica satisfactoria. La inhalación de un aerosol de anes-

tésico local suele tolerarse bien y puede anestesiar la totalidad del

tracto respiratorio. La calidad de la anestesia tópica lograda con los

nebulizadores no es tan buena como la alcanzada con otras técnicas,

pero constituye una alternativa segura cuando no se pueden utilizar

otras técnicas o cuando la tos es particularmente indeseable.

Los aerosoles y los geles de anestésicos locales logran una

anestesia tópica rápida de la nariz, la boca y la faringe. Los aerosoles

presurizados contienen conservantes que pueden ocasionar dolores

de garganta postoperatorios, aparte de ser menos eficaces que los

geles. Está bastante popularizada la administración de lidocaína al

4% mediante un aerosol acoplado a jeringuillas. La primera embo-

lada puede ser picante y hay que advertírselo a los pacientes. El gel

de lidocaína (2%) es sumamente eficaz y se tolera bastante bien,

pero la visualización subsiguiente a través del gel puede deterio-

rarse ligeramente. La mayor parte de la lidocaína aplicada mediante

aerosoles o geles es deglutida y el fármaco absorbido se metaboliza

sufriendo un efecto de primer paso hepático.

La anestesia tópica de la laringe y la tráquea puede lograrse

mediante inyección transtraqueal o mediante la técnica de «aero-

soles sobre la marcha» («técnica SAYGO», del inglés

spray as you

go

). Esta técnica consiste en una aplicación intermitente que oca-

siona tos y en la que el paciente necesita tiempo para recuperarse

después de cada aplicación. La utilización de un catéter epidural a

través del canal de trabajo del fibroscopio es un método eficaz de

realizar la técnica SAYGO. La inyección transtraqueal a través de la

membrana cricotiroidea es más cruenta, pero logra con rapidez

una anestesia tópica de buena calidad. La tos disemina el anestésico

local. A menudo se administra una embolada de opiáceo antes de

Cuadro 40-1

 Técnicas que pueden llevarse a cabo en las vías

respiratorias con anestesia tópica en un paciente despierto

«Introducción de un dispositivo respiratorio supraglótico.

Laringoscopia directa e intubación.

Intubación nasal a ciegas.

Intubación retrógrada.

Laringoscopia fibróptica flexible e intubación.

Dispositivos ópticos indirectos rígidos e intubación.

Traqueotomía/cricotirotomía».

Cuadro 40-2

 Técnicas para la anestesia de las vías

respiratorias

Nebulizadores: totalidad de las vías respiratorias.

Aerosoles tópicos y geles: vías respiratorias superiores.

Inyección transtraqueal: laringe y tráquea.

«Aerosoles sobre la marcha»: laringe y tráquea.

Bloqueos nerviosos: distribución del territorio inervado por

dicho nervio.

Combinaciones de las anteriores.