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Control de la anestesia

III

giro urgentemente porque el paciente está vomitando o regurgitando,

aumentará el riesgo tanto para él como para el personal. La combina-

ción de la posición de recuperación con la extubación en un paciente

despierto se recomienda en aquellos con un riesgo elevado de aspira-

ción pulmonar. En caso de que no pueda colocarse a estos pacientes

en la posición de recuperación, es obligatorio extubarlos despiertos.

El uso de la posición de recuperación con una estimulación mínima

disminuye la incidencia de laringoespasmo, tos y desaturació

n 96 .

Extubación después del control sin complicaciones

de las vías respiratorias

En el

cuadro 40-14

se enumeran los preparativos para la extuba-

ción. La recuperación de la función neuromuscular es un elemento

esencial, pero su confirmación puede ser difícil. La respiración

debería estar bien establecida y confirmada mediante capnografía

y con mediciones de la ventilación. La «preoxigenación» antes de

la extubación retrasa el comienzo de la hipoxia en caso de que se

desarrolle una obstrucción de las vías respiratorias superiores, y es

una práctica recomendada. Antes de extubar al paciente tienen que

retirarse los taponamientos colocados en la garganta. Una obstruc-

ción completa de las vías respiratorias porque el paciente está mor-

diendo el tubo traqueal a medida que va superficializándose el

plano anestésico puede abocar a una hipoxia de desarrollo rápido,

que puede seguirse de edema pulmonar por presión negativa. Los

antimordedores disminuyen el riesgo de compresión del tubo tra-

queal, pero no lo eliminan. La introducción de un dispositivo

antimordedor, en caso de que no estuviese colocado, debería con-

siderarse a medida que va superficializándose la anestesia.

La aspiración de las secreciones faríngeas y de otros materiales

antes de la extubación debería disminuir el riesgo de aspiración pul-

monar o laringoespasmo. La extubación con presión positiva puede

expulsar las secreciones depositadas por encima del globo, pero

debería llevarse a cabo cuidadosamente para evitar complicaciones

derivadas del aumento de la presión en las vías respiratorias.

La incapacidad para desinflar el globo de neumotaponamiento

puede deberse a una oclusión del tubo piloto. La fijación quirúrgica

mediante puntos de sutura u otros dispositivos puede aumentar la

resistencia a la retirada del tubo. Nunca debe emplearse la fuerza. La

exploración fibróptica puede confirmar el diagnóstico y en ocasiones

es preciso llevar a cabo una reexploración quirúrgica.

Laringoespasmo en el momento de la extubación

El tratamiento del laringoespasmo en el momento de la extubación

difiere del tratamiento intraoperatorio del laringoespasmo por el

hecho de que la administración de anestésicos intravenosos retra-

sará la recuperación. La maniobra de Larson, que consiste en la

aplicación de presión sobre la «escotadura del laringoespasmo»

(entre el ángulo de la mandíbula y la apófisis mastoides), es

incruenta, segura y a menudo efica

z 30 .

También es un estimulante

útil siempre que se produzca una depresión respiratoria tras la

extubación. Se ha confirmado el valor del helio para el tratamiento

del estridor postextubación. No resuelve el proceso subyacente,

pero puede aumentar el volumen corriente, mejorar la oxigenación

y disminuir la ansiedad. La proporción de oxígeno y helio debería

ajustarse en función de la respuesta clínic

a 97 .

Si la hipoxia es grave

o el laringoespasmo no responde a estas maniobras incruentas,

habría que administrar succinilcolina y reintubar al paciente.

Siempre que vaya a realizarse una reintubación en condiciones

subóptimas habría que solicitar la mejor ayuda disponible.

Extubación de pacientes con una vía respiratoria difícil

Numerosos factores quirúrgicos y anestésicos (como cirugía, trau-

matismos o una patología de las vías respiratorias; cirugía de la

columna cervical o de la cabeza y el cuello, y una intubación tra-

queal difícil, especialmente después de varios intentos de intu­

bación) pueden ocasionar edema de partes blandas en las vías

respiratorias superiores y aumentar el riesgo de obstrucción de

dichas vías después de la extubación. Otros factores de riesgo son

la obesidad y los antecedentes de apnea obstructiva del sueño

43 .

Algunos pacientes han fallecido durante la extubación por obstruc-

ción de las vías respiratorias y fracasos en los intentos de reintuba-

ció

n 98 .

Entre los aspectos importantes para la extubación en tales

pacientes están la valoración de las vías respiratorias y la localiza-

ción, el momento y la técnica de la extubación.

Las pruebas principales de valoración del riesgo de extuba-

ción son las pruebas de fuga y la inspección visual o de imagen del

edema de las vías respiratorias. Las pruebas de fuga se emplean

para determinar si el gas puede pasar entre el tubo traqueal y la

pared de la tráquea después de desinflar el globo de neumotapo-

namiento. La hipótesis planteada es que esta información indica la

ausencia de tumefacción y predice la permeabilidad de las vías

respiratorias después de la retirada del tubo traqueal. Las pruebas

de fuga se han llevado a cabo de varias formas. Existe el riesgo de

que se desarrolle un edema pulmonar por presión negativa cuando

la prueba de fuga se realiza durante la ventilación espontánea. Los

resultados son contradictorios y una fuga no garantiza la per-

meabilidad de las vías respiratorias después de la extubación. Sin

embargo, los volúmenes de fuga bajos se asocian a un riesgo mayor

de obstrucción de las vías respiratorias superiore

s 99 .

Siempre que

existan dudas acerca de los riesgos, debería usarse un endoscopio

fibróptico flexible para valorar el edema u otras causas de obstruc-

ción de las vías respiratorias superiores.

Los pacientes de riesgo en la extubación deberían permanecer

intubados en la unidad de cuidados intensivos hasta que haya indi-

cios de que se ha resuelto el edema de las vías respiratorias. Otros

factores, como la alteración del estado neurológico, pueden afectar

al momento óptimo para realizar la extubación, y en dichos pacien-

tes podría ser necesario practicar una traqueotomía. La extubación

no debería realizarse cuando haya un riesgo elevado de vómito o

regurgitación. La unidad de cuidados intensivos y el quirófano son

los lugares más seguros para llevar a cabo la extubación. En todo

momento debería contarse con el personal y el equipo necesarios,

teniendo todo preparado, incluido el equipo para un acceso quirúr-

gico, para controlar la vía respiratoria. La extubación debe realizarse

con el paciente despierto respirando oxígeno al 100% para maximi-

zar las reservas de oxígeno. El helio, la ventilación incruenta y la

CPAP pueden disminuir la necesidad de reintubación.

Catéteres para el intercambio de tubos traqueales

Se han utilizado introductores firmes a modo de guías para la rein-

tubación. Se introducen a través del tubo traqueal antes de la extu-

bación y se mantienen en su sitio hasta que se ha desechado la

necesidad de una posible reintubación. Los CITT son guías de rein-

Cuadro 40-14

 Preparación para la extubación

Plan inicial

Extubación en un «plano anestésico profundo».

Extubación con el «paciente despierto».

Sustitución del tubo traqueal por una mascarilla laríngea en

un plano anestésico profundo.

Otros preparativos

Plan de posición del paciente.

Colocación de un antimordedor.

Extracción de taponamientos en la garganta.

Preoxigenación.

Aspiración de las secreciones de la faringe (también de la

tráquea si estuviese indicado).