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intraoperatoriasinlesionesatribuiblesahemorragiaepidura

l 188,191,192

.

A pesar de la aparición de problemas mínimos con la anestesia

epidural y de disfunciones neurológicas relacionadas con la anti-

coagulación, si un paciente tiene síntomas neurológicos compati-

bles con una masa neuroaxial después de un bloqueo regional, está

justificada la solicitud de una consulta neuroquirúrgica urgente si

se quieren evitar secuelas permanentes. Si el enfermo tiene un

riesgo elevado de hemorragia neuroaxial pero la técnica sigue

estando indicada, quizá sea prudente el uso de un anestésico epi-

dural de acción corta, incluso aunque esto suponga inyectar dosis

con más frecuencia, para que el bloqueo se resuelva lo antes posible

tras el procedimiento quirúrgico.

Apuntes clínicos

Un dicho popular apropiado para la anestesia epidural dice que «el

éxito tapa una gran cantidad de disparates

» * .

Para que la técnica

tenga éxito, el anestesiólogo la debe poner en práctica con la sufi-

ciente asiduidad para que le resulte técnicamente sencilla. Con el

fin de ampliar la aplicación de la técnica, pueden resultar útiles

varias observaciones prácticas.

Si se puede evitar el uso de catéteres durante la anestesia

epidural (p. ej., seleccionando el anestésico local apropiado), es

posible evitar asimismo una fuente de dificultades técnicas. Es

fundamental dejar que el bloqueo tenga un «tiempo de impregna-

ción» suficiente antes de comenzar el procedimiento quirúrgico;

para ello se puede realizar el bloqueo en una sala de inducción

independiente del quirófano. El anestesiólogo debe saber que la

dosificación epidural de los anestésicos locales tiene un efecto

meseta. Una vez que se ha inyectado una cierta cantidad de anes-

tésico local, las dosis adicionales no aumentan de modo significa-

tivo la altura del bloqueo sino que lo intensifican (es decir, mejoran

su calidad

) 193 .

Para que la técnica tenga éxito, el anestesiólogo debe

estar preparado en todo momento para tratar las complicaciones

asociadas a la técnica: debe tener a mano material para el control

de la vía respiratoria, fármacos y, en especial, oxígeno y material de

reanimación.

Controversias clínicas y bloqueos

neuroaxiales

Pese a que los bloqueos neuroaxiales se llevan realizando durante

muchos años, aún existen controversias sobre sus indicaciones

apropiadas. Algunos autores continúan señalando que la anestesia

intrarraquídea no es conveniente para enfermos en régimen ambu-

latorio debido a la incidencia de cefalea pospunción dural, pero hay

pruebas de que la cefalea ocasional puede tratarse de forma satis-

factoria, incluso en los pacientes ambulatorio

s 194 ,

y un número

considerable de datos respaldan el uso de la técnica en tales pro-

cedimientos (v. cap. 68

) 195 .

Del mismo modo, la anestesia intradural

parece adaptarse bien para su aplicación en la cesárea gracias al

escaso intervalo desde la inyección hasta la anestesia quirúrgica. Si

la realización del parche hemático se realiza en el momento opor-

tuno, la mayor incidencia de cefalea en este tipo de pacientes no

debería limitar la aplicación de la técnica en las cesáreas. Una

consecuencia del tratamiento de la cefalea pospunción dural fue el

desarrollo de catéteres raquídeos de pequeño calibre o

«microcatéteres

» 196 .

Todavía no se ha establecido el lugar que puede

ocupar esta técnica en la práctica anestésica, ya que debe haber un

punto en el que sea inaceptable la proporción entre los riesgos y

los beneficios de una menor incidencia de cefalea raquídea com-

parada con las dificultades de la técnica de los microcatéteres. Estos

catéteres (calibre 27 o menor) no están disponibles, ya que la FDA

retiró la aprobación 510k en 1992, después de la aparición de infor-

mes sobre una posible relación entre estos catéteres y el síndrome

de la cola de caball

o 7

.

Una de las razones por las que no se ha generalizado tanto

la realización de las técnicas epidurales como estaría indicado se

debe a la indecisión que generaron sus controversias. Una de las

más polémicas ha sido el uso de la dosis de prueba con epin-

efrin

a 197 .

En la descripción original se empleaban 15

m

g de epin-

efrina en 3ml de anestésico local para señalar la colocación

intravascular de un catéter o de una aguja epidural. La mayor parte

de la controversia se centra en la utilización de epinefrina en

pacientes obstétricas, en las que el flujo sanguíneo uterino puede

disminuir a causa de la inyección intravascular, poniendo al feto

en peligro. Algunos datos experimentales señalan que la epinefrina

puede suponer un riesgo para el fet

o 198 ;

no obstante, no existen

datos clínicos que sugieran que algún feto haya sido perjudicado

por una dosis de prueba, y muchos anestesiólogos creen que las

dosis de prueba epidurales con epinefrina resultan útiles en anes-

tesia obstétric

a 199 .

La dosis de prueba también genera controversias

en los pacientes tratados con bloqueantes

b

-adrenérgicos. Es

posible que la frecuencia cardíaca no se modifique en ellos después

de la inyección intravascular de 15

m

g de epinefrina; más bien,

puede disminuir a medida que aumenta la presión arteria

l 200 .

La

dosis de prueba epidural de epinefrina también puede generar

dudas cuando se combina con anestesia general

201 .

Como no existe

un método infalible para garantizar la localización extravascular

de un anestésico local epidural, la prevención de los efectos adver-

sos sistémicos debe consistir en la aspiración a través del catéter y

en fraccionar las dosis del anestésico local. Se ha demostrado que

el inicio del bloqueo, su calidad y su altura no se afectan por la

administración del anestésico local en fracciones de 5 m

l 202 .

Los efectos adversos sistémicos de los bloqueos neuroaxiales

también guardan relación con las benzodiazepinas. A pesar de la

creencia extendida de que estos fármacos se deberían usar con

anestesia regional para minimizar los efectos adversos sistémicos,

al elevar el umbral epiléptico, los datos disponibles indican que este

concepto debe replantears

e 203 .

La reanimación puede ser más difícil

después de una insuficiencia cardiovascular secundaria a bupiva-

caína, cuando el diazepam se emplea como premedicación. Asi-

mismo, se ha probado que los animales premedicados con

benzodiazepinas pueden no mostrar crisis convulsivas antes de la

insuficiencia cardiovascular

204 .

Las benzodiazepinas pueden

enmascarar uno de los primeros signos de efectos adversos sisté-

micos, demorando la instauración del tratamiento definitivo.

La práctica clínica no ha sido inmune a la controversia sobre

la anestesia epidural. Yeager y cols.

11

demostraron un descenso

significativo de la morbimortalidad en pacientes de alto riesgo

sometidos a anestesia epidural y a analgesia postoperatoria en com-

paración con otros sometidos a una anestesia general con dosis

altas de opiáceos y a analgesia con opiáceos por vía parenteral. Esta

información alentó a numerosos investigadores a diseñar estudios

que respondiesen si la técnica anestésica, y en especial la técnica

analgésica postoperatoria, podía modificar la evolución del

paciente. En el caso de Yeager y cols. no queda claro si sus datos

respaldan los beneficios de las técnicas epidurales o si condenan el

uso de dosis elevadas de opiáceos y ventilación mecánica postope-

ratoria. Tuman y cols

. 12

lideraron muchas de las críticas dirigidas

contra el trabajo de Yeager y cols

. 11

y pusieron de manifiesto un

menor número de complicaciones en pacientes sometidos a cirugía

vascular cuando se utilizaba analgesia epidural en un régimen

*George Bernard Shaw (1856-1950).

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Control de la anestesia

III