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Hiperglucemia aguda

Aún no se conocen bien los efectos que la hiperglucemia aguda

tiene sobre las células, pero los últimos estudios comienzan a

arrojar alguna luz respecto a las alteraciones funcionales que

ocurren a nivel molecular. Un estudio

79

demostró que un nivel de

glucosa elevado de forma aguda deprimía la señalización mediada

por calcio que se induce con la endotelina en células mesangiales

de rata, reduciendo así el grado de contracción de las células glo-

merulares. Estos datos apoyan la hipótesis de que la hiperglucemia

aguda altera las funciones celulares y puede provocar trastornos

clínicamente evidentes.

Actualmente existe una tendencia a mantener un control

glucémico perioperatorio más estrecho. Entre las consecuencias de

la elevación aguda de la glucemia encontramos el retraso en la

cicatrización de las heridas, la deshidratación por la diuresis osmó-

tica, la alteración de la respuesta inmunitaria y la proteólisis. El

retraso en la cicatrización es bien conocido en estos pacientes y

parece tener relación con una mala vascularización de la herida,

aunque también parece que la hiperglucemia altera la actividad

fibroblástica y la captación de vitamina C por las células, inhi-

biendo así la síntesis de colágen

o 80 .

El riesgo de infección postoperatoria se ve aumentado no

sólo por esta alteración cicatricial, sino también porque la hiper-

glucemia inhibe la función inmunológica. Según un estudi

o 81 ,

al

utilizar infusiones continuas de insulina para el control glucé-

mico durante la intervención y en el postoperatorio, disminuye

la incidencia de infecciones de la herida quirúrgica esternal tras

cirugía cardíaca. Otro estudi

o 82

demostró como un control estre-

cho de la glucemia intraoperatoria aumentaba significativamente

la actividad in vitro de los neutrófilos. También se ha demos-

trado como macrófagos alveolares provenientes de un donante

sano sufren una alteración del estallido respiratorio cuando se

exponen a altas concentraciones de glucosa in vitr

o 83 .

De todos

estos datos se deriva que un adecuado control glucémico durante

la intervención puede influir significativamente en la capacidad

de recuperación postoperatoria de los pacientes y reducir la

morbilidad.

Cetoacidosis diabética

La cetoacidosis diabética es una urgencia médica que puede mani-

festarse en el paciente diabético como un abdomen agudo con

leucocitosis, o bien como un cuadro de nauseas, vómitos y somno-

lencia con signos de hipovolemia. Las prioridades son la reposición

de la volemia (generalmente administrando en infusión rápida

1 litro de suero salino fisiológico), la administración de insulina

regular (generalmente a un ritmo de infusión de 0,1U/kg/h), la eli-

minación de la cetonemia, el control de la glucosa en sangre y la

corrección del problema subyacente (p. ej., utilizando antibióticos

para una sepsis de origen urinario o una neumonía). En esta situa-

ción la deshidratación se debe a la glucosuria, con pérdida de agua

y electrólitos, por lo que no está indicado el uso de coloides. Si hay

un aumento de la osmolaridad, se pueden utilizar disoluciones de

cloruro sódico al 0,45%, en un volumen que dependerá de la res-

puesta hemodinámica y la diuresis. En el momento en que el nivel

de glucosa desciende por debajo de 250mg/dl, se debe añadir

glucosa a los líquidos intravenosos, y cuando se sitúa entre 100 y

200mg/dl, hay que descartar cada dos horas la presencia de cuerpos

cetónicos en sangre u orina y en ese caso aumentar el ritmo de

infusión de la glucosa y la insulina.

La diuresis osmótica provoca una pérdida neta de sodio,

potasio, magnesio y fosfato; pero sus concentraciones en sangre

en el momento del diagnóstico pueden estar aumentadas debido

a la intensa pérdida de agua. En esta situación, el mejor trata-

miento para la hiperpotasemia es el control de la cetoacidosis

diabética, observándose un rápido descenso de los niveles de

potasio tras la reposición volémica y el tratamiento con insulina.

Aun así, muchos pacientes necesitan de una reposición electrolí-

tica después de iniciada la expansión de la volemia. En otras oca-

siones,sinembargo,observamosundescensoenlasconcentraciones

de electrólitos por una dilución provocada porque la hipergluce-

mia atrae el agua del espacio intracelular hacia el intravascular. No

se debe administrar potasio inicialmente si el paciente está hiper-

potasémico o en anuria, pero a medida que mejora la hidratación

y aumenta la diuresis, se debe iniciar la reposición de potasio,

magnesio y fósforo, monitorizando frecuentemente sus niveles.

Esta acidosis no se trata generalmente mediante sistemas tampón,

ya que se corrige al hacerlo los niveles de glucosa y aumentar la

insulina; incluso la acidosis láctica secundaria al déficit de perfu-

sión responde a la reposición hidroelectrolítica. Sin embargo,

puede ser necesario el uso de bicarbonato sódico en casos con un

pH que se aproxime a 7,15, con una concentración de ión bicar-

bonato menor de 10mEq/l y con hipotensión resistente a infusión

de líquidos intravenosos.

Hipoglucemia

La hipoglucemia (

<

50mg/dl) es un situación de alto riesgo, ya

que la glucosa es la única fuente de energía para la mayoría del

sistema nervioso central. Los niveles de tolerancia dependen de la

edad y sus síntomas, que incluyen irritabilidad, crisis comiciales,

bradicardia, hipotensión e insuficiencia respiratoria, suelen apa-

recer en el adulto por debajo de los 57mg/dl y en el niño por

debajo de 30 a 50mg/dl. En pacientes diabéticos aparecen estos

síntomas con niveles más altos de glucosa pero pueden pasar

desapercibidos durante la anestesia. A partir de los 70mg/dl se

inicia una respuesta bioquímica de estrés con activación del

sistema nervioso simpático y aumento de los niveles de hormona

de crecimiento y/o de cortisol. La depresión neurológica y elec-

troencefalográfica aparece hacia los 50 o 55mg/dl en los sujetos

normales, y hacia los 70-85mg/dl en los pacientes diabéticos

84 .

En

estos casos ocurre una necrosis neuronal selectiva, no un infarto,

en el caudado, putamen y córtex, con un aumento compensador

del flujo vascular cerebral.

Durante el parto, la aparición de una situación de cetosis

por la ausencia de ingesta tiene importantes efectos deletéreos

en el feto, incluyendo cetonemia, hipoxia y acidosis láctic

a 85

. Los

neonatos tienen un riesgo elevado de hipoglucemia debido a sus

limitadas reservas de glucógeno que se agrava en el caso de tener

aumentada la secreción de insulina como respuesta a un estado

de hiperglucemia materno. En un adulto hay un alto riesgo de

hipoglucemia en caso de una gluconeogénesis deficitaria aso-

ciada a una ingesta inadecuada o a un exceso de insulina (p. ej.,

por un insulinoma, un adenoma o carcinoma de los islotes pan-

creáticos o por sobredosis iatrogénica). La alteración en la glu-

coneogénesis puede verse en los casos de insuficiencia hepática,

déficit de cortisol (primario o secundario), respuesta inadecuada

al glucagón, déficit de hormona del crecimiento y durante el

bloqueo

b

-adrenérgico. En la mujer suele ocurrir la hipogluce-

mia tras 24 horas de ayuno, mientras que el hombre puede tolerar

unas 72 hora

s 47 .

En lactantes y niños sanos hay una baja inciden-

cia de hipoglucemia (2 de cada 446) tras 4 a 8 horas de ayun

o 50 .

En el feto aparece si la glucosa materna es mayor de 150mg/dl,

ya que atraviesa la placenta estimulando la secreción fetal de

insulina. El tratamiento de la hipoglucemia consiste en adminis-

trar una infusión intravenosa rápida de 5 g de glucosa, seguido

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Control de la anestesia

III