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de un aumento del ritmo de infusión de la solución de glucosa

en 1 o 2mg/kg/min.

Factores acidobásicos

Acidosis metabólica

La necesidad de tratar una situación de acidosis metabólica viene

determinada por la clínica, pero para calcular la dosis necesaria de

bicarbonato es preciso calcular el exceso de bases (EB) (v. cap. 39)

y aplicar una fórmula que tiene en cuenta el tamaño del espacio a

tratar y la magnitud del problema:

Dosis (mEq) = 0,3 × peso (kg) × EB (mEq/l)

La dosis así calculada es suficiente para situar el trastorno

metabólico en cero, pero el bicarbonato debe reservarse para situa-

ciones de urgencia en las que el tratamiento es perentorio y, en todo

caso, es aconsejable utilizar dosis reducidas (aproximadamente la

mitad) por diversos motivos:

1. El bicarbonato se administra inicialmente en el volumen

plasmático (unos 3 litros), mucho menor al volumen del

espacio a tratar que se ha calculado (21 litros).

2. Cuando a una solución ácida se añade bicarbonato, éste

«burbujea». Esto no ocurre exactamente así en la sangre,

pero la mayoría del bicarbonato se convierte en dióxido

de carbono que debe ser eliminado, de manera que por

cada 100 mEq convertidos, hay que eliminar 2,24 l de

dióxido de carbono con la espiración; esto equivale a la

cantidad producida a lo largo de 10 minutos en condicio-

nes normales.

3. El dióxido de carbono producido entra libremente en la

célula, al contrario que los iones de bicarbonato adminis-

trados, lo que puede provocar que inicialmente la célula

sufra una mayor acidosis. Sin embargo este punto no ha

sido confirmado en estudios directos con resonancia

nuclear magnética (comunicación personal de Seve­

ringhaus, 1986).

4. Como el bicarbonato está acompañado de iones sodio, puede

haber un aumento residual de la osmolaridad del LEC, que

asociada a otros tratamientos como la glucosa intravenosa,

puede desencadenar una hiperosmolaridad severa seguida

de coma. En neonatos, una infusión rápida de bicarbonato

puede provocar una hemorragia intracraneal.

5. Si el propio organismo está luchando contra la acidosis

metabólica, posiblemente habrá una alcalosis residual.

Hiato aniónico

Algunas de las causas de acidosis pueden aumentar la cantidad de

ciertos aniones en el LEC que no se miden habitualmente. Cuando

esto es así se puede observar una discrepancia entre la suma de los

principales cationes y la de los aniones. La siguiente fórmula refleja

las magnitudes más habituales:

Na

+

+ K

+

= Cl

+ HCO

3

+ hiato aniónico

140 + 5 = 105 + 25 + (−15)

Cuando aumenta la concentración de algún anión no

medido, se incorpora a la cuantificación del hiato aniónico; esta

situación se debe sospechar si se eleva por encima de 30. Pero

este método requiere unas determinaciones muy exactas del

resto de los parámetros, ya que pequeños errores pueden produ-

cir un error proporcionalmente mucho mayor en el resultado. Si

se necesita información sobre estos aniones, el mejor método es

medirlos directamente, lo cual en la práctica significa medir el

lactato en los casos de hipoxia tisular, el 3-hidroxibutirato en la

cetoacidosis diabética y el fosfato o el sulfato en la insuficiencia

renal.

Las principales causas de alcalosis metabólica perioperato-

ria son el tratamiento con antiácidos, la administración de citrato

con los hemoderivados, la administración de bicarbonato sódico,

la aspiración del contenido gástrico o la retención renal de bicar-

bonato provocada por la diuresis o por la compensación de una

acidosis respiratoria. El cloruro sódico (NaCl) y el cloruro potá-

sico (KCl), se pueden administrar por vía oral o intravenosa peri-

férica, pero el ácido clorhídrico 0,1N se debe infundir lentamente

por una vía central. La siguiente fórmula permite calcular la dosis

necesaria:

Dosis = (Cl

deseado

− Cl

medido

) × 0,2 (l) × peso (kg)

Trastornos clínicos del equilibrio

acidobásico

En esta sección se desarrollan ejemplos de situaciones clínicas

prácticas para ayudar a comprender el equilibrio acidobásico.

Acidosis metabólica por bajo gasto

cardíaco

Un paciente con enfermedad coronaria y una fracción de eyec-

ción del 15%, sufre una perforación miocárdica al someterse a

una angioplastia con balón en la unidad de cateterismo car-

díaco. Tras la reanimación, intubación, inserción de una vía

arterial y el inicio de una infusión de dopamina, se traslada al

quirófano de urgencia para una toracotomía. La presión arte-

rial es de 80/50 mmHg y la frecuencia cardíaca de 120 lpm.

Durante la preparación para canalizar un acceso venoso central,

hay un descenso de la presión arterial con parada cardíaca,

procediéndose inmediatamente a una toracotomía. La gasome-

tría arterial obtenida en ese momento muestra: pH

a

7,15, Paco

2

35 mmHg, EB 15 mEq/l, bicarbonato 12 mEq/l y Pao

2

90 mmHg,

indicando todo ello una acidosis metabólica grave con una leve

alcalosis respiratoria. Tras la administración de cuatro unida-

des de concentrado de hematíes y 88 mEq de bicarbonato

sódico, se repite la determinación, con los siguientes resultados:

pH

a

7,14, Paco

2

39 mmHg, EB 14 mEq/l, bicarbonato 13 mEq/l

y Pao

2

95 mmHg; es decir, una situación aún con una acidosis

metabólica grave pero ya sin el componente de alcalosis

respiratoria.

La primera determinación muestra una acidosis metabó-

lica atribuible al bajo gasto cardíaco con isquemia tisular

acompañada de una leve hiperventilación; la segunda debe

hacer pensar en un escaso beneficio con el tratamiento de

bicarbonato porque todavía hay una situación de bajo gasto. En

este último caso, el bicarbonato se ha convertido en dióxido de

carbono, lo cual puede explicar el ligero aumento en el nivel

de Paco

2

.

Fisiología hidroelectrolítica intravascular

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Sección III

Control de la anestesia

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