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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

de riesgo independientes para la lesión pulmonar aguda tras la

resección pulmonar. Se trata de 1) neumonectomía, 2) adminis-

tración excesiva de líquidos de forma intraoperatoria, 3) índice

elevado de presión ventilatoria intraoperatoria (combinación de

presión en la vía respiratoria y tiempo) y 4) consumo de alcohol

preoperatorio. La incidencia de lesión pulmonar aguda es mayor

para la neumonectomía derecha en comparación con la izquierda.

La presentación es bifásica. La forma primaria se inicia en las

primeras 72 horas. La forma secundaria (o tardía) aparece

después de 72 horas y suele relacionarse con otras complicacio-

nes, como aspiración, fístula broncopleural o complicaciones

quirúrgicas. En la actualidad, el único tratamiento adecuado es

de tipo sintomático, consistente en restricción de líquidos, admi-

nistración de diuréticos, presiones ventilatorias y volúmenes

corrientes bajos (si se usa ventilación mecánica) y medidas para

reducir la presión de la arteria pulmonar. Aunque la neumonec-

tomía se asocia con una hipertensión pulmonar postoperatoria

leve durante el ejercicio, la función sistólica ventricular derecha

suele afectarse muy poc

o 13 .

Neumonectomía extrapleural

La neumonectomía extrapleural es una opción terapéutica para

pacientes seleccionados con mesotelioma pleural maligno

176 .

Se ha

logrado una mejora significativa de la supervivencia en pacientes

que tienen un mesotelioma pleural maligno avanzado con neumo-

nectomía extrapleural y dosis altas de radioterapia en el postope-

ratorio. La neumonectomía extrapleural consiste en una resección

amplia que puede incluir los nódulos linfáticos, el pericardio, dia-

fragma, pleura parietal y la pared torácica. El control anestésico de

estos pacientes se caracteriza por una pérdida significativa de

sangre debido a la afectación de los vasos de la pared torácica. En

estos pacientes, se recomienda utilizar un catéter de presión venosa

central para guiar la administración de líquidos intravasculares y

asegurar un acceso intravenoso de gran calibre. Durante la disec-

ción del tumor, el retorno venoso al corazón puede estar compro-

metido por múltiples factores, como la pérdida de sangre, la

compresión por el tumor en la vena cava superior, o por causas

quirúrgicas. Si se produce una hemorragia excesiva, se debe reponer

para mantener un hematocrito aceptable y mantener el perfil de

coagulación dentro del rango normal. Debido a la resección pul-

monar extensa y a la posibilidad de una resección pericárdica en

la cirugía derecha, puede producirse una herniación cardíaca o

inestabilidad hemodinámica en el postoperatorio, después de girar

al paciente del decúbito lateral al decúbito supino. Es habitual

ventilar a estos pacientes durante un corto período de tiempo en

el postoperatorio, debido a la gran duración de la cirugía y a los

grandes desplazamientos de líquido. Si se usa un TDL en la inter-

vención, se suele sustituir al final de la misma por un TLS

(v. «Aislamiento pulmonar» antes).

Neumonectomía en manguito

Los tumores que afectan a las porciones más proximales del bronquio

principal y la carina pueden requerir una neumonectomía en man-

guito. Esta intervención se realiza sobre todo en tumores derechos y

se suele poder llevar a cabo sin circulación extracorpórea (CEC) a

través de una toracotomía derecha. Se puede introducir un TLS en

el bronquio principal izquierdo durante el período de anastomosis

traqueobronquial. También se ha utilizado la HFPPV para este pro-

cedimiento, y se ha descrito el uso combinado de HFPPV y de un

TD

L 177 .

Debido a que la carina es más accesible quirúrgicamente

desde el lado derecho, las neumonectomías en manguito izquierdas

suelen realizarse como intervenciones en dos tiempos: en primer

lugar la toracotomía y neumonectomía izquierda, tras lo que se

efectúa una toracotomía derecha para la escisión de la carina. La tasa

de complicaciones y la mortalidad son más elevadas y la superviven-

cia a 5 años (20%) es mucho menor que para otras resecciones pul-

monares. El edema pulmonar posneumonectomía es un problema

destacado después de la neumonectomía en manguito derecha.

Resecciones pulmonares limitadas: segmentectomía

y resección en cuña

Una resección pulmonar limitada consiste en la extirpación de

menos de un lóbulo completo. Los dos procedimientos que cumplen

esta definición son la segmentectomía y la resección en cuña. La

segmentectomía es una resección pulmonar anatómica de la arteria

y vena pulmonares, el bronquio y el parénquima de un segmento

concreto del pulmón. La segmentectomía suele realizarse como

tratamiento quirúrgico de los pacientes con cáncer pulmonar pri-

mario y una reserva cardiorrespiratoria limitada. Como contraste,

la resección en cuña es una extirpación no anatómica de una

porción de parénquima pulmonar con un margen de 1,5-2 cm y se

puede realizar mediante toracotomía abierta o con VATS. Las

resecciones en cuña se realizan con más frecuencia para el diag-

nostico de las lesiones pulmonares con una histología desconocida

o como tratamiento paliativo en pacientes con lesiones metastási-

cas en los pulmones de tumores primarios distantes. Los cánceres

de pulmón en los que se realiza una resección limitada suelen tener

menos de 3 cm y se localizan en la periferia pulmonar, sin que

exista metástasis en los nódulos linfáticos regionales.

Un grupo de pacientes en los que se plantea una resección

pulmonar limitada está constituido por los que desarrollan una

lesión primaria nueva tras una lobectomía o neumonectomía

previa. Cuando existe un compromiso de la función pulmonar, el

riesgo en el período intraoperatorio es mayor (hipoxemia durante

la VMP o intubación prolongada tras la cirugía). Cerfolio y cols

. 178

han descrito que en los pacientes con cáncer de pulmón que tienen

un compromiso de la función pulmonar puede realizarse de forma

segura una resección pulmonar limitada si se seleccionan de forma

apropiada. Las segmentectomías y las resecciones en cuña pueden

realizarse con cualquiera de las incisiones de toracotomía estándar

o mediante VATS. Los segmentos que se resecan con más frecuen-

cia son los de los lóbulos superiores o los segmentos superiores de

los lóbulos inferiores.

La técnica anestésica y la monitorización son básicamente

las mismas que en las resecciones pulmonares más extensas.

Para facilitar la exposición quirúrgica y lograr la VMP, es nece-

sario utilizar un TDL o un bloqueador bronquial. Si el paciente

se ha sometido antes a una lobectomía contralateral o a una

neumonectomía, el colapso lobar selectivo con un bloqueador

bronquial facilitará la exposición quirúrgica a la vez que se man-

tiene la oxigenación. En casos seleccionados, el uso combinado

de un TDL y un bloqueador bronquial permitirá el colapso/

ventilación lobar selectivo en el pulmón ipsilatera

l 179 .

Es funda-

mental utilizar volúmenes corrientes bajos (es decir, 3-5ml/kg)

durante la ventilación lobar selectiva, sobre todo en pacientes

con neumonectomía previa para evitar la hiperinsuflación en los

lóbulos restantes.

La segmentectomía desempeña una función significativa en

el tratamiento de los pacientes con un segundo cáncer primario

de pulmón. Muchos de estos pacientes se han sometido previa-

mente a una cirugía torácica en la que se ha realizado una lobec-

tomía o neumonectomía previa; por tanto, la posibilidad de una

mayor hemorragia intraoperatoria siempre es un riesgo posible.

Además, debido a que muchos de estos pacientes tienen un com-

promiso de la función pulmonar, la extubación precoz puede que

no sea posible. Una complicación habitual tras la cirugía es la fuga

de aire. Para maximizar la expansión postoperatoria y minimizar

las complicaciones de espacio se colocan tubos de tórax. En el

período postoperatorio se utiliza aspiración y un drenaje torácico

sellado bajo agua.