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Anestesia para la cirugía torácica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

que se han utilizado para la oxigenación durante las resecciones de

la vía respiratoria distal son la ventilación con presión positiva de

alta frecuencia, las mezclas de helio-oxígeno y la circulación CEC.

Después de haber completado la resección traqueal, la

mayoría de los pacientes se mantienen con el cuello flexionado para

reducir la tensión sobre la línea de sutura. Se debería colocar una

sutura de la barbilla al esternón durante varios días para mantener

la flexión cervical o se puede utilizar una férula cervica

l 195

. Puede

insertarse un TLS pequeño o un tubo de traqueotomía (preferente-

mente sin balón) o se puede introducir un tubo en T con su extremo

superior situado a 0,5-1 cm por encima de las cuerdas vocales al

final de la cirugía cuando se tema la aparición de edema glótico, o

bien en los pacientes que requieren soporte ventilatorio. Si se realiza

una traqueotomía, debe ser distal a la anastomosis. La extubación

precoz es muy recomendable. Si un paciente debe reintubarse,

debería realizarse con un fibrobroncoscopio flexible avanzando un

TLS bajo visión directa sobre el broncoscopio y después colocán-

dolo en la tráquea del paciente. El paciente se mantiene con la

cabeza elevada para disminuir el edema. En estos casos, puede ser

útil emplear epinefrina racémica, corticoides, diuréticos y restric-

ción de líquidos para disminuir el edema de la vía respiratoria.

Una de las complicaciones en el postoperatorio es la tetra-

plejía, que se ha atribuido a la hiperflexión del cuello como una de

las posibles causas. En estos casos, es necesario cortar la sutura

de la barbilla. La extubación traqueal puede ser difícil. Una infusión

de propofol y remifentanilo, guiada con fibrobroncoscopia y con la

colaboración total del paciente, puede ayudar a la extubación

196 .

Bronquiectasias/absceso pulmonar/

empiema

Las bronquiectasias consisten en una dilatación localizada e irre-

versible de parte del árbol bronquial. Los bronquios afectados están

inflamados y se colapsan con facilidad, lo que produce una obstruc-

ción del flujo respiratorio y una alteración del aclaramiento de las

secreciones. Las bronquiectasias se asocian con un gran número de

trastornos, pero suelen deberse a infecciones bacterianas necrosan-

tes. Pueden requerir cirugía si causan hemoptisis o neumonía reci-

divante. Un absceso es una zona no anatómica de necrosis

licuefactiva del pulmón, a menudo distal a una obstrucción o

secundaria a una neumonía

( fig. 49-42 )

. Un empiema es una colec-

ción de pus entre las capas pleurales visceral y parietal, que suele

ser una complicación de una neumonía o de una intervención. La

aparición de un empiema como complicación de una resección

pulmonar se produce en el 2-16% de los casos y conlleva un 40%

de aumento de lamortalidad perioperatoria. Lamortalidad aumenta

aún más cuando el empiema se asocia a una fístula broncopleural.

Las intervenciones quirúrgicas para los pacientes con empiema

consisten en la descorticación (el método de elección cuando el

pulmón subyacente es incapaz de expandirse debido a una cubierta

inflamatoria gruesa) o la toracostomía abierta o ventana torácica

(el método ideal para el drenaje de la cavidad pleural a fin de con-

trolar los síntomas sépticos en pacientes con empiema posresección

pulmonar

) 197 .

En los casos menos graves, puede bastar con la irri-

gación de antibióticos y el desbridamiento.

Todas estas indicaciones infecciosas para la cirugía torácica

son menos frecuentes en los países desarrollados desde la intro-

ducción de los antibióticos. Las consideraciones anestésicas durante

la cirugía para estas indicaciones infecciosas consisten en la nece-

sidad del aislamiento pulmonar para proteger las regiones pulmo-

nares no afectadas de la contaminación por el pus de las áreas

infectadas. Además, debido a la inflamación, la técnica quirúrgica

es más difícil y hay un mayor riesgo de hemorragia masiva.

Algunos de estos pacientes pueden presentar un cuadro de

sepsis en el momento de la intervención. En estos pacientes, no se

recomienda colocar un catéter epidural torácico. En tales casos se

requiere una técnica de aislamiento pulmonar, preferiblemente con

un TDL. El TDL facilita la aspiración de detritos y de las secreciones

abundantes existentes en el árbol traqueobronquial. Los pacientes

sometidos a una descorticaciónpueden tener una hemorragiamasiva.

Si el pulmón ha estado colapsado de forma crónica, la expansión

debería realizarse de forma gradual para evitar un edema pulmonar

en la reexpansión. Se recomienda realizar la extubación en el quiró-

fano si el paciente cumple los criterios estándar para la extubación.

Fístula broncopleural

Una fístula broncopleural puede deberse a 1) la rotura de un

absceso pulmonar, bronquio, bulla, quiste o tejido parenquimatoso

en el espacio pleural; 2) la erosión de un bronquio por un carci-

Figura 49-41

 Control de la vía respiratoria y procedimiento quirúrgico para la resección de una lesión traqueal baja.

A,

Intubación inicial por encima de la

lesión.

B,

Intubación endobronquial izquierda distal a la lesión después de haber abierto la tráquea.

C,

Colocación de suturas para la anastomosis posterior.

D,

Se ha retirado el tubo endobronquial y se ha avanzado el tubo endotraqueal original en sentido distal respecto a la anastomosis anterior hasta una posición

endobronquial.

(Modificada de Geffin B, Bland J, Grillo HC: Anesthetic management of tracheal resection and reconstruction.

Anesth Analg

48:884, 1969.)