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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

el intercambio gaseoso postoperatorio, aumenta la hemorragia

intraoperatoria e incrementa la duración de la ventilación mecá-

nica postoperatoria. No se ha observado una disminución neta de

la mortalidad a corto ni largo plazo atribuible a la CED. La oxige-

nación con membrana extracorpórea (ECMO) se utiliza en algunos

centros durante la intervención en lugar de la CE

C 208

y también se

emplea cada vez más para el soporte respiratorio postoperatorio.

Las complicaciones anestésicas intraoperatorias dependen,

en gran parte, de la enfermedad pulmonar subyacente. Los pacien-

tes con enfisema son propensos a la hipotensión durante la induc-

ción por la ventilación con presión positiva (v. antes). Los pacientes

con fibrosis quística presentan problemas como la incapacidad de

manejar las secreciones bronquiales espesas y la dificultad de ven-

tilar de forma adecuada a estos pacientes. En estos casos, debido a

que hay un aumento de las resistencias al flujo inspiratorio y espi-

ratorio, puede ser beneficioso utilizar una ventilación lenta en la

fase inspiratoria con una presión elevada en la vía respiratori

a 209 .

Debido a la intensa disminución de la distensibilidad pulmonar,

este método de ventilación provoca un escaso compromiso hemo-

dinámico en este subgrupo de pacientes, si se evita el atrapamiento

aéreo. Otros problemas específicos de la enfermedad del receptor

son el colapso hemodinámico en la inducción debido a una insu-

ficiencia del corazón derecho en los pacientes con hipertensión

pulmonar primaria, la mala tolerancia de la VMP en los pacientes

confibrosis pulmonar y el riesgo de neumotórax en los pacientes con

linfangiomiomatosis.

Anestesia posterior para los receptores de trasplante

pulmonar

Muchos receptores de trasplante pulmonar requieren anestesia por

problemas quirúrgicos relacionados o no relacionado

s 210 .

La fre-

cuencia con la que se someten a una intervención quirúrgica puede

deberse a complicaciones de la inmunosupresión (p. ej., infección,

tumor, insuficiencia renal) o del trasplante (p. ej., estenosis bronquial,

bronquiolitis obliterante). La mayoría de los receptores de trasplante

pueden recibir un tratamiento acorde a la práctica anestésica con-

vencional, con unos cuidados respiratorios perioperatorios óptimos,

profilaxis antibiótica y mantenimiento de la inmunosupresión. Los

resultados de las últimas gasometrías, radiografías de tórax y TC son

fundamentales para tratar a estos pacientes. La mayoría de los

adultos tendrán anastomosis bronquiales, por lo que no habrá pro-

blemas con la intubación endotraqueal. Si se utiliza la intubación

endobronquial o un TDL, se debería realizar primero una broncos-

copia para evaluar la anastomosis endobronquial y la intubación

debería llevarse a cabo bajo control fibroscópico.

Los receptores de trasplante monopulmonar con enfisema

en el pulmón nativo plantean un problema especial. Tienen un

desequilibrio considerable de distensibilidad pulmonar, de modo

que el pulmón nativo es muy distensible, mientras que en el pulmón

donante la distensibilidad es normal o reducida (si hay un rechazo).

Sin embargo, la mayor proporción de sangre del flujo sanguíneo

pulmonar suele ir al aloinjerto. Con los métodos estándar de ven-

tilación con presión positiva, pueden desarrollar una hiperinsufla-

ción dinámica del pulmón enfisematoso, con inestabilidad hemo­

dinámica y problemas con el intercambio gaseoso. Estos pacientes

pueden requerir que se utilice un TDL y técnicas de ventilación

pulmonar independientes para reducir la presión en la vía respira-

toria y la ventilación-minuto en el pulmón nativo si se precisa

aplicar ventilación con presión positiva.

Reducción del volumen pulmonar

Aunque la resección de bullas es un procedimiento quirúrgico torá-

cico bien establecido, el uso de múltiples resecciones en cuña para

reducir el volumen pulmonar y mejorar los síntomas en los casos

de enfisema grave (reducción del volumen pulmonar) es un proce-

dimiento en fase de evolución. Esta operación se propuso por

primera vez en la década de 1950 y el interés por ella ha experimen-

tado un nuevo auge en la década de 199

0 211

como medida transitoria

hasta el trasplante pulmonar o como alternativa a él. Las indicacio-

nes exactas y la población de pacientes adecuados aún están por

aclarar. Los avances médicos que han permitido el resurgir de esta

intervención son multidisciplinarios, y entre ellos se encuentran la

cirugía (grapado del pulmón reforzado con pericardio bovino),

la anestesia (analgesia epidural torácica, técnicas de aislamiento pul-

monar) y la radiología (TC, gammagrafía pulmonar). Dependiendo

del paciente y del centro, este procedimiento puede ser uni o bila-

teral y realizarse por toracotomía, esternotomía o VATS. La cirugía

es más eficaz en pacientes con enfermedad pulmonar heterogénea,

en quienes pueden resecarse las áreas más afectadas (a menudo, las

apicales) que en los pacientes con tipos homogéneos de enfisema

(p. ej., déficit de

a

1

-antitripsina). Los pacientes con una enfermedad

muy grave (VEMS o DLco

<

20% del valor predicho) tienen una

escasa supervivencia tras la intervenció

n 212

.

La mejoría en el postoperatorio inmediato de los síntomas y

la función respiratoria suele ser considerable; muchos pacientes son

capaces de interrumpir o disminuir la oxigenoterapia domiciliaria.

Estos cambios se deben a una descompresión de las vías respirato-

rias y a una reducción de la resistencia al flujo aéreo, así como del

trabajo respiratori

o 213

, lo que produce una disminución espectacu-

lar de la auto-PEEP (PEEP intrínseca) con un aumento correspon-

diente de la distensibilidad dinámica. A pesar de los cambios

alentadores de la función pulmonar en el postoperatorio precoz, la

mejora de la función respiratoria debida a esta cirugía es transito-

ri

a 214

. Sin embargo, esto debe considerarse en el contexto de la corta

esperanza de vida de los pacientes que tienen este grado de enfisema

y de la posibilidad de mejorar su calidad de vida con la operación.

Figura 49-45

 Radiografía de tórax de un paciente con fibrosis quística como

indicación para un trasplante pulmonar bilateral. La imagen del tórax muestra

un patrón típico de bronquiectasias. Se observa un reservorio subcutáneo

para inyección intravenosa en la porción superior izquierda del tórax.