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Anestesia para la cirugía torácica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Estos pacientes presentan un riesgo de colapso hemodiná-

mico por insuficiencia ventricular derecha secundaria a la hipoten-

sión durante la inducción de la anestesia general. La inducción

puede realizarse con etomidato o ketamina para evitar la hipoten-

sión. Suele ser necesario el soporte de la resistencia vascular sisté-

mica con norepinefrina o fenilefrina. Si se utiliza PCHP, se precede

de la administración de manitol, metilprednisolona y pentotal para

intentar reducir el edema celular cerebral y para mejorar la elimi-

nación de radicales libres. La velocidad del calentamiento y del

enfriamiento se controla mediante CEC para mantener un gradiente

térmico menor de 10 °C entre las temperaturas de la sangre y vesical/

rectal. Los períodos de PCHP suelen limitarse a 20 minutos. En estos

casos, es infrecuente que se produzca una hemorragia pulmonar

masiva. El tratamiento de la hemorragia pulmonar se realiza según

el algoritmo mostrado en la

figura 49-47 .

La instilación de fenile-

frina (10mg) y vasopresina (20 U), diluidas en 10ml de suero salino

a través del tubo endotraqueal puede ser beneficiosa. En el postope-

ratorio, los pacientes se mantienen sedados, intubados y ventilados

al menos durante 24 horas para reducir el riesgo de edema pulmo-

nar por reperfusión. Se puede utilizar infusiones de norepinefrina o

vasopresina para elevar la resistencia vascular sistémica y disminuir

el gasto cardíaco, a fin de disminuir el flujo sanguíneo pulmonar.

Lavado broncopulmonar

El lavado broncopulmonar es un tratamiento durante el que se instilan

hasta 10-20 litros de suero salino fisiológico y a continuación se drenan

alícuotas de 500-1.000ml a través de un lado del TDL en un pulmón

bajo anestesia genera

l 220

. Puede realizarse en el pulmón contralateral

durante el mismo procedimiento anestésico o durante otro después

de un período de varios días de recuperación. Es la modalidad tera-

péutica más eficaz para la proteinosis alveolar pulmonar sintomática,

una enfermedad pulmonar debida a la acumulación en los alveolos de

un material lipoproteico similar al surfactante. Desde la introducción

del lavado broncopulmonar por Ramírez-Rivera en 1965, el pronós-

tico de la proteinosis alveolar pulmonar ha mejorado en gran medida.

Otras situaciones patológicas que se han tratado con esta técnica son

la fibrosis quística, asma, inhalación de polvo radiactivo, neumonitis

lipoidea y silicosis, todas ellas sin un éxito convincente.

Las pruebas radiológicas (TC y gammagrafía de ventilación-

perfusión) ayudan a determinar cuál es el pulmón más afectado, que

debería ser el primero en someterse al lavado. La monitorización es

básicamente la misma que para la resección pulmonar estándar. En

algunos centros también se monitoriza la presión venosa central o la

de la arteria pulmonar, o bien la ET

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. La anestesia general se induce

y semantiene con infusiones i.v. igual que para el trasplante pulmonar.

El control de la vía respiratoria se realiza con un TDL izquierdo. La

colocación precisa del tubo se confirma mediante fibrobroncoscopia,

y el aislamiento hermético del pulmón se determina monitorizando

los volúmenes corrientes inspirado y espirado mediante espirometría

de flujo lateral. El desplazamiento del tubo y la inundación del pulmón

no lavado es una complicación principal de este procedimiento. En

concreto, durante el lavado del pulmón izquierdo, la presión del suero

salino en el pulmón tenderá a empujar el balón bronquial del TDL en

sentido proximal. Para evitar esto, se recomienda que el anestesiólogo

mantenga su mano en el TDL, asegurándolo con firmeza en la boca

del paciente durante todo el procedimiento. La distensibilidad pulmo-

nar del pulmón ventilado se debe monitorizar de forma continua para

diagnosticar cualquier vertido de líquido desde el pulmón lavado.

El paciente se mantiene en decúbito supino durante el pro-

cedimiento. Para mejorar la eficacia del lavado, se inicia una ven-

tilación con una Fio

2

del 100% durante unos minutos después de

la inducción para desnitrogenar ambos pulmones. La VMP se ins-

tituye en el pulmón que no se va a lavar. Se utiliza un sistema

desechable de irrigación y drenaje para instilar alrededor de 1 litro

de suero salino fisiológico templado (37 °C) en el pulmón lavado

( fig. 49-48 )

. El líquido de irrigación se suspende unos 30 cm por

Figura 49-48

 Técnica de lavado broncopulmonar. Un tubo de

doble luz permite la ventilación del pulmón izquierdo durante

el lavado del pulmón derecho (y viceversa). El suero salino

fisiológico se infunde y se drena por gravedad, las pinzas en

los tubos de conexión determinan la dirección del flujo de

líquido.

(De Benumof JL:

Anesthesia for Thoracic Surgery

.

Filadelfia, WB Saunders, 1987.)