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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

proximal al esófago. Suele considerarse una lesión esofágica debido

a su proximidad al esófago superior y porque la causa subyacente

puede ser una incapacidad de relajación del esfínter esofágico

superior durante la deglución. Los síntomas precoces pueden ser

inespecíficos, con disfagia y sensación de que la comida se queda

atascada en la faringe. A medida que el divertículo aumenta de

tamaño, los pacientes refieren ruidos con la deglución, regurgita-

ción de comida no digerida y crisis de tos en decúbito supino.

Puede haber aspiración y neumonías recidivantes.

La principal preocupación para la anestesia es la posibili-

dad de aspiración al inducir la anestesia general para la extirpa-

ción del divertícul

o 192 .

Incluso el ayuno prolongado no asegura que

el divertículo esté vacío. El mejor modo para vaciarlo es hacer

que el paciente exprima y regurgite su contenido justo antes de la

inducción. Muchos de estos pacientes están acostumbrados a

hacer esto en casa de forma periódica. Debido a que el orificio del

divertículo está casi siempre por encima del nivel del cartílago

cricoides, la presión cricoidea durante una inducción de secuencia

rápida no evita la aspiración y puede contribuir a ella al hacer que

el saco se vacíe en la faringe. La escisión quirúrgica suele llevarse

a cabo a través de una incisión en la parte baja del cuello.

El método más seguro de controlar la vía respiratoria en

estos pacientes puede ser la intubación con fibroscopia en el

paciente despierto. Sin embargo, se ha utilizado sin complicaciones

una inducción de secuencia rápida con presión cricoidea en pacien-

tes situados en decúbito supino y la cabeza elevada 20-30 grados.

Otro aspecto que debe tenerse en cuenta en estos pacientes es la

posibilidad de perforación del divertículo al introducir una sonda

orogástrica o nasogástrica o bien una bujía esofágica.

Resección traqueal

La resección y la reconstrucción traqueales están indicadas en

pacientes que tienen una obstrucción traqueal debido a un tumor

de la tráquea, un traumatismo traqueal previo (debido con más

frecuencia a una estenosis postintubación), anomalías congénitas

y lesiones vasculares. Para los pacientes que tienen tumores opera-

bles, alrededor del 80% se someten a una resección segmentaria

con anastomosis primaria, en un 10% se realiza una resección

segmentaria con reconstrucción protésica y en el 10% restante se

efectúa la colocación de una endoprótesis en T.

Los estudios diagnósticos se revisan como parte de la eva-

luación preoperatoria. La tomografía lineal de la tráquea se consi-

dera la herramienta más precisa para definir el grado, nivel y

longitud de la lesión. La TC es una herramienta diagnóstica útil

para evaluar la afectación extratraqueal o extrabronquial por un

tumor. La broncoscopia es una de las pruebas diagnósticas defini-

tivas de la obstrucción traqueal. En los casos de obstrucción mode-

rada o breve, la exploración con fibrobroncoscopia suele diferirse

hasta el momento del tratamiento definitivo, como la intervención

quirúrgica. La broncoscopia para un paciente con estenosis tra-

queal debería llevarse a cabo en el quirófano, con los equipos de

cirugía y anestesia presentes y listos para intervenir si se pierde la

vía respiratoria. Una ventaja de la broncoscopia rígida sobre la de

tipo flexible es que puede superarse la obstrucción y proporcionar

una vía de ventilación si se produce una obstrucción completa.

Durante la cirugía, en todos los pacientes debe colocarse un catéter

arterial invasivo para facilitar la medición de la gasometría arterial,

así como de la presión arterial. Los catéteres de presión venosa

central o de arteria pulmonar sólo se utilizan si el paciente requiere

circulación extracorpórea (CEC).

Durante la resección traqueal pueden utilizarse diversos

métodos para proporcionar una oxigenación adecuada y la elimi-

nación del CO

2

. Las distintas alternativas consisten en 1) intuba-

ción orotraqueal estándar, 2) inserción de un TLS estéril en la

tráquea abierta o el bronquio distal al área de resección, 3) venti-

lación a chorro de alta frecuencia a través de la zona de estenosis,

4) HFPPV y 5) uso de CEC.

La inducción de la anestesia en pacientes con compromiso

de la vía respiratoria requiere una buena comunicación entre el

equipo quirúrgico y el anestesiólogo. El cirujano siempre debería

estar en el quirófano durante la inducción y estar disponible para

controlar una vía respiratoria quirúrgica si fuese necesario

193 .

Se

debe disponer de un broncoscopio rígido para su uso inmediato.

El paciente debería preoxigenarse de forma exhaustiva con O

2

al

100% antes de comenzar la inducción inhalatoria. El método más

seguro y el más recomendado de inducción es la ventilación espon-

tánea. Se recomienda utilizar sevoflurano porque, de todos los

anestésicos inhalatorios, es el menos irritante para la vía respirato-

ria. Cuando se logra una profundidad adecuada de la anestesia, se

aplica un anestésico local por vía tópica a la vía respiratoria con

lidocaína al 4% y se reconfirma la ventilación con mascarilla.

A continuación, puede realizarse una broncoscopia para evaluar la

vía respiratoria y la localización de la estenosis o la lesión. La vía

respiratoria debería asegurarse antes de utilizar los relajantes mus-

culares. En principio, es preferible utilizar relajantes musculares de

corta duración de acción, como el suxametonio.

Una técnica de control de la vía respiratoria consiste en colocar

un TLS por encima de la lesión traqueal guiado directamente

mediante un fibroscopio flexible tras la inducción de la anestesia

general. A continuación, el cirujano manipula el tubo distal a la masa

o al área de estenosis. Esta técnica se limita a los pacientes con una

estenosis relativamente leve y la presencia de un TLS en el campo

quirúrgico dificulta la finalización de la anastomosis traqueal.

Otra técnica es la inserción de un tubo endotraqueal o endo-

bronquial en la tráquea abierta, distal a la zona de resección. En

principio, se pasa un TLS pequeño distal a la obstrucción o bien se

coloca un TLS proximal a ella. Todas las intubaciones traqueales y

endobronquiales posteriores se realizan de forma preferente con

un tubo estéril flexometálico introducido en la vía respiratoria, que

se abre quirúrgicamente distal a la lesión.

En las lesiones traqueales bajas, una toracotomía derecha pro-

porciona la exposición quirúrgica óptima. Un TLS estéril se utiliza

para ventilar el pulmón distal a la resección. Después de completar

la anastomosis posterior, el tubo endobronquial se retira y se intro-

duce el TLS original más allá del sitio de resección

( fig. 49-41

). Esta

técnica también se puede utilizar para la resección de la carina.

Una tercera técnica para el control de la vía respiratoria

durante la resección traqueal consiste en el uso de ventilación a

chorro de alta frecuencia a través de un tubo endotraqueal de

pequeño calibr

e 194

. Con esta técnica, se coloca un tubo de pequeño

calibre sin balón a través de la zona estenótica y la ventilación se

efectúa exponiendo de forma intermitente al pulmón a un flujo

elevado de gas nuevo a través del tubo. El chorro de oxígeno arrastra

aire ambiente, que a su vez proporciona el volumen necesario para

lograr una ventilación apropiada. Los inconvenientes de esta técnica

son 1) un posible escape inadecuado de aire alrededor del tubo

usado para la ventilación a chorro durante la espiración cuando el

tubo se ha pasado a través de una zona estenótica estrecha, lo que

puede causar un barotraumatismo, 2) la obstrucción del tubo con

sangre, 3) el desplazamiento del tubo, 4) aspiración de sangre y

5) dificultades técnicas con los inyectores de alta presión. Los

balones usados para esta técnica de ventilación tienen un diámetro

interno que oscila de 2 a 5mm, con una longitud de 45-50 cm. En

estos pacientes, la traquea se intuba por vía oral y los pulmones se

ventilan mediante ventilación con presión positiva intermitente

hasta seccionar la tráquea. A continuación, se inicia la ventilación a

chorro a través de un tubo fino insertado en el TLS y colocado en

la tráquea distal o en el bronquio principal izquierdo. Otras técnicas