Table of Contents Table of Contents
Previous Page  1671 / 2894 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 1671 / 2894 Next Page
Page Background

intervención. Con pocas excepciones, los pacientes deben recibir

su medicación habitual en el día de la cirugía, sobre todo los agentes

bloqueantes

b

-adrenérgicos. El clínico debe ser conocedor de que

los IECA, en caso de ser administrados en el día de la intervención,

pueden aumentar la proclividad del paciente a la hipotensió

n 184 .

Respecto a la aspirina, es un hecho bien reconocido que la admi-

nistración de aspirina al comienzo del período postoperatorio

reduce el riesgo de complicaciones isquémicas después de la CR

C 185 .

Sin embargo, los pacientes que reciben aspirina inmediatamente

antes de la cirugía pueden tener un mayor sangrado mediastínico

y unos mayores requerimientos de transfusión. Una declaración de

consenso publicada por el American College of Chest Physicians

recomienda comenzar la administración de aspirina en las 6 horas

siguientes a la CRC, con independencia de si se suspendió el tra-

tamiento con aspirina preoperatoriament

e 186 .

Una declaración de

consenso publicada por la STS recomienda continuar con aspirina

hasta el momento de la cirugía en los pacientes con alto riesgo de

trombosis coronaria (es decir, los que tienen angina inestable o

infarto de miocardio reciente). Por otra parte, en los pacientes

sometidos a cirugía cardíaca programada, la STS recomienda que

se suspenda la aspirina durante 3-5 días antes porque la agregación

plaquetaria no llega a ser un factor de riesgo de isquemia en estos

paciente

s 187 .

Igualmente, suele suspenderse el clopidogrel 5-7 días

antes de la cirugía cardíaca programad

a 187 .

La decisión de suspen-

der fármacos antiagregantes plaquetarios se ve facilitada por la

realización de pruebas de función plaquetaria, sobre todo las más

moderna

s 188 .

La perspectiva de someterse a cirugía cardíaca causa ansie-

dad en la mayoría de los pacientes. Además, la inserción de catéte-

res intravenosos y arteriales es dolorosa y se produce antes de que

se induzca la anestesia. La ansiedad y dolor resultantes pueden

llevar a estimulación simpática indeseable, lo que da lugar a taqui-

cardia e hipertensión. La primera medida para prevenir este ciclo

es explicar concienzudamente al paciente las técnicas y procedi-

mientos anestésicos anticipados. Suele estar indicada una preme-

dicación con un agente narcótico o ansiolítico (o ambos) para

mitigar el dolor y la ansiedad antes de que el paciente sea trans-

portado al bloque quirúrgico. Con frecuencia se requieren fárma-

cos intravenosos suplementarios (comúnmente midazolam y

fentanilo) durante la canulación de la arteria radial antes de la

inducción de la anestesia. Sin embargo, en los pacientes con bajo

gasto cardíaco secundario a insuficiencia cardíaca congestiva

(ICC), se debe llevar a cabo juiciosamente la sedación para evitar

depresión miocárdica e hipotensión resultantes. Además, en los

pacientes con hipertensión pulmonar significativa debe evitarse la

sedación excesiva y la depresión respiratoria que lleven a hipercap-

nia o hipoxia.

Inducción de la anestesia

Se deben seleccionar los anestésicos y las técnicas para la inducción

de la anestesia con consideración de la fisiopatología cardíaca del

paciente y de otras comorbilidades. No hay una sola «fórmula» que

pueda garantizar estabilidad hemodinámica durante la inducción

de la anestesia. La hipotensión puede ser consecuencia de un estado

relativamente hipovolémico y vasodilatación secundaria a reduc-

ción del tono simpático inducida por los anestésicos. La hipoten-

sión es particularmente común en pacientes con una mala función

ventricular izquierda. A la inversa, en los pacientes con buena

función miocárdica puede producirse hipertensión durante la

inducción por la ansiedad preinducción o la estimulación simpá-

tica causada por la laringoscopia y la intubación endotraqueal.

Es desde luego importante canular la arteria radial o un sitio

alternativo antes de la inducción de la anestesia para monitorizar

la presión arterial continua. Si se va a utilizar la arteria radial como

injerto vascular, se puede utilizar la arteria radial o braquial con-

tralateral o una arteria femoral. Puede utilizarse la determinación

no invasiva de la presión arterial para comprobar la exactitud de

las lecturas de la presión si el catéter arterial es «posicional» o está

«amortiguado». Por supuesto, también se utilizarán los monitores

básicos, incluido el ECG y el pulsioxímetro durante la inducción de

la anestesia. Durante cualquier procedimiento quirúrgico cardíaco

es necesario un acceso venoso central para facilitar la infusión de

volumen, incluido derivados sanguíneos, y para asegurarse de que

se administran agentes vasoactivos directamente en la circulación

central. Se puede colocar un catéter venoso central, un catéter AP,

o ambos, ya antes o después de la inducción de la anestesia, aunque

es cada vez mayor el número de anestesistas que difieren la coloca-

ción de una vía central hasta después de la inducción anestésica. El

catéter vesical, la sonda nasogástrica, la sonda de ETE y cualquier

monitor adicional de temperatura (p. ej., sonda nasofaríngea) se

posicionan después de la inducción de la anestesia.

Cuando se eligen los agentes anestésicos y las dosis durante

la inducción y mantenimiento, se debe considerar cualquier pro-

piedad farmacodinámica que pudiera afectar a la presión sanguí-

nea, frecuencia cardíaca o gasto cardíaco, así como la deseabilidad

de una extubación precoz (es decir, a las pocas horas después de

que se haya completado la cirugía). Lo más común es inducir la

anestesia con un opioide y un sedante-hipnótico (etomidato, tio-

pental, o propofol). Debe recordarse que todos los anestésicos dis-

minuyen la presión sanguínea al disminuir el tono simpático,

disminuir la resistencia vascular sistémica (RVS), inducir bradicar-

dia, o deprimir directamente la función miocárdica. La única

excepción es la ketamina, que tiene efectos simpaticomiméticos;

sin embargo, en los pacientes con reducción de catecolaminas, los

efectos simpaticomiméticos de la ketamina pueden no contrarres-

tar sus efectos inotrópicos negativos directos. Por sus complejida-

des farmacológicas, todos los anestésicos deben ser administrados

juiciosamente en los pacientes críticamente enfermos o que tengan

una mala función ventricular izquierda.

Por lo general se administran relajantes musculares al

comienzo de la secuencia de la inducción, sobre todo si se admi-

nistran dosis relativamente elevadas de opioides, para reducir al

mínimo la rigidez de la pared torácica. Además, los efectos vagolí-

ticos del pancuronio contrarrestan con precisión los efectos vago-

tónicos de las dosis altas de opioides. Puede seleccionarse otro

relajante muscular si constituye una consideración principal el

mantenimiento de una frecuencia cardíaca relativamente lenta.

Con el empleo habitual de las técnicas «fast-track» de anes­

tesia, incluida una tendencia hacia una extubación precoz, con

frecuencia se eligen agentes volátiles como el anestésico de

mantenimiento primario. El efecto predominante del isoflurano,

desflurano y sevoflurano es una vasodilatación dependiente de la

dosis con disminuciones resultantes en RVS y presión sanguínea.

Estos agentes volátiles pueden tener alguna ventaja en la inducción

del preacondicionamiento, lo que es particularmente importante en

los pacientes sometidos a CRC con DCP u OPCAB, en la que son

probables los episodios isquémicos en el miocardio. Se han estu-

diado múltiples efectos cardioprotectores de los anestésicos volátiles,

como el desencadenamiento de la cascada de preacondicionamiento

y la mitigación de la lesión de reperfusió

n 189-192 .

Sin embargo, la

mayoría de los cardioanestesistas evitan el óxido nitroso por su

capacidad para aumentar el tamaño de las burbujas de gas y su efecto

indeseable sobre la resistencia vascular pulmonar (RVP).

Período previo a la derivación cardiopulmonar

Después de la inducción de la anestesia hay que recordar varios

detalles importantes. Los métodos para posicionar las extremidades

superiores varían según la práctica institucional, pero la mayoría

evitan causar lesión en el plexo braquial por hiperextensión de las

extremidades superiores, lesión en el nervio cubital por un

Anestesia para los procedimientos de cirugía cardíaca

1671

50

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito