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Complicaciones pulmonares

Las complicaciones pulmonares inmediatamente después de la

DCP varían de leves a graves e incluyen atelectasia, broncoes-

pasmo, hemotórax, neumotórax, intubación endobronquial,

tapones mucosos o coágulos de sangre en el tubo endotraqueal,

edema pulmonar y disfunción pulmonar que varía de un ligero

aumento en el gradiente alveoloarterial de O

2

a una forma de sín-

drome de dificultad respiratoria del adulto (SDRA) conocido como

«síndrome pulmonar posperfusional».

La atelectasia es una causa común de disminución de la

oxigenación arterial en el período posderivación porque durante

la DCP, o los pulmones no son ventilados o se utilizan volúmenes

corrientes muy pequeños. Lo ideal es reinsuflar plenamente los

pulmones manualmente antes de restablecer la ventilación por la

máquina durante la retirada de la DCP. Los pacientes con enfer-

medad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o cualquier tenden-

cia preexistente hacia broncoespasmo pueden experimentar una

exacerbación durante la DCP. El tratamiento incluye

b

2

-agonistas

inhalados (p. ej., albuterol), agentes anticolinérgicos inhalados

(p. ej., ipratropio), epinefrina y corticoides.

El hemotórax es causado por la acumulación de sangre y coá-

gulos en la cavidad pleural, que debe ser extirpado quirúrgicamente

antes del cierre torácico. El neumotórax puede ser consecuencia de

penetración en la cavidad pleural durante la disección de la AMI o

por una ventilación excesiva de los pulmones con presión positiva.

El neumotórax puede no manifestarse hasta después del cierre torá-

cico; se trata por medio de la inserción de un drenaje pleural.

La intubación endobronquial puede ocurrir cuando la

cabeza está parcialmente oculta a la vista del anestesista. Debe

comprobarse la expansión de ambos pulmones durante la ventila-

ción plena inicial antes de la retirada de la DCP, cuando está abierto

el tórax, de modo que pueda obtenerse una buena vista de ambos

pulmones. Si hay sangre o moco en el tubo endotraqueal debe ser

aspirado durante y después de la retirada de la DCP.

El edema pulmonar puede ser cardiogénico por una insufi-

ciencia cardíaca preexistente exacerbada por la carga adicional de

líquido al cebar la bomba. La ultrafiltración durante la DCP y la

diuresis durante y después de la DCP puede minimizar dicho

edema pulmonar. El edema pulmonar no cardiogénico (es decir,

SDRA) puede producirse después de una DCP prolongada con

secuestro de neutrófilos en los capilares pulmonares y elevación de

la actividad enzimática lisosómica que dan lugar a una «respuesta

inflamatoria» localizada y a un aumento de la permeabilidad

capilar. Otras causas de SDRA son la embolia pulmonar múltiple

y las reacciones a la transfusión.

Trastornos metabólicos

La hipopotasemia es relativamente común después de la DCP y

puede contribuir al desarrollo de disritmias. Entre las causas figuran

la diuresis secundaria a diuréticos preoperatorios, administración de

manitol durante la DCP, alcalosis e hiperglucemia tratada con admi-

nistración de insulina. Puede corregirse la hipopotasemia por la

administración cuidadosa de potasio por una bomba de infusión a

una velocidad de 10-20mEq/h, con frecuente determinación del

potasio, así como de la glucosa y de gases en sangre arterial.

La hiperpotasemia se produce también en ocasiones después

de la DCP y suele estar causada por grandes dosis de líquido car-

diopléjico o, en ocasiones, grandes cantidades de productos hemá-

ticos. La hiperpotasemia tiene una mayor probabilidad de

producirse si la función renal está alterada. En ocasiones la hiper-

potasemia es lo suficientemente importante como para interferir

en la conducción. Puede ser tratada con hiperventilación mode-

rada o administración de calcio o glucosa e insulina, o ambos.

Puede producirse hipocalcemia después de la DCP, sobre

todo en los pacientes que sangran que están recibiendo múltiples

transfusiones de sangre con grandes cantidades de citrato. Este

fenómeno se ve exacerbado por estados de hipotermia y de bajo

gasto cardíaco. Se corrige la hipocalcemia por la administración de

cloruro de calcio al 10% a dosis de 5-10mg/kg.

La hipomagnesemia es común en el período posderivación

y se debe a hemodilución con líquidos sin magnesio durante la

DCP. Muchos centros administran de modo habitual 2-4 g de mag-

nesio durante la retirada o después de la DCP con el fin de mini-

mizar la incidencia de arritmias ventriculares y auriculares

195,202 .

La hiperglucemia es extraordinariamente común después de

la DCP (v. sección anterior «Sistema endocrino: glucosa, hormona

tiroidea y terapia hormonal sustitutiva»). Algunos centros esperan

hasta el período postoperatorio para comenzar el tratamiento insu-

línic

o 209 .

La mayoría de los centros tratan las concentraciones de

glucosa superiores a 200mg/dl con dosis intermitentes de insulina

o con una infusión de insulina, aunque algunos centros tratan a los

pacientes quirúrgicos cardíacos de modo más enérgico con el fin

de mantener las concentraciones de glucosa por debajo de 150mg/

d

l 84,85,88 .

En un estudio reciente, los pacientes quedaron distribuidos

de modo aleatorio para recibir tratamiento intensivo intraoperato-

rio con insulina (para mantener las concentraciones de glucosa

entre 80 y 100mg/dl) o para recibir tratamiento insulínico estándar

(para mantener la glucemia por debajo de 200mg/dl

) 87 .

De modo

sorprendente, los investigadores señalan un aumento no significa-

tivo estadísticamente en la incidencia de muerte y de accidente

cerebrovascular en el grupo de tratamiento intensivo con insulina.

Se requieren nuevas investigaciones para determinar lo agresivos

que debemos ser al tratar la hiperglucemia durante la cirugí

a 86 .

Cierre del tórax

Puede producirse un deterioro hemodinámico durante el cierre

torácico por taponamiento cardíaco en los pacientes con hemorra-

gia activa. Otras razones de hipotensión importante durante el

cierre torácico son hipovolemia, isquemia secundaria al plega-

miento de un injerto coronario arterial o venoso y deterioro de la

contractilidad del ventrículo derecho y del retorno venoso en

pacientes con edema miocárdico significativo. La ETE es con fre-

cuencia particularmente útil para determinar la causa de la hipo-

tensión durante el cierre torácico por taponamiento, hipovolemia,

disfunción global del ventrículo derecho o del ventrículo izquierdo,

y se pueden reconocer rápidamente las nuevas anomalías impor-

tantes del movimiento de la pared con este monitor. Puede reque-

rirse abrir de nuevo el tórax mientras se instaura el tratamiento. En

ocasiones no puede cerrarse el esternón del paciente por inestabi-

lidad hemodinámica; en tales casos sólo se intenta el cierre cutáneo

y se hacen planes para volver al quirófano para el cierre esternal

después de una recuperación miocárdica en la UCI.

Transporte a la unidad de cuidados intensivos

Después de haber cerrado las incisiones y de haberse aplicado los

vendajes, a condición de que el paciente se halle hemodinámica-

mente estable, el siguiente paso es el transporte a la UCI. No debe

interrumpirse completamente la monitorización, incluso durante

unos breves instantes; el sistema de monitorización ideal en el

transporte tiene un «cartucho» que puede ser expulsado del quiró-

fano y es compatible con el monitor de transporte. En caso de no

disponer de dicho equipo se aconseja la desconexión secuencial de

los aparatos de monitorización de modo que siempre sea visible un

monitor «en línea».

Al llegar a la UCI o al área de recuperación cardíaca, los

aparatos de monitorización deben ser transferidos del mismo

modo cuidadoso. Se revisarán con el personal de la UCI las altera-

ciones en el estado del paciente que precisen cambios en la infusión

de volumen, fármacos vasoactivos o dosis, ajustes del marcapasos,

o ajustes del respirador y las preocupaciones por el potencial

Anestesia para los procedimientos de cirugía cardíaca

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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