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Entre las complicaciones de la canulación aórtica figuran la disec-

ción arterial, hemorragia e hipotensión resultante, canulación inad-

vertida de los vasos del cayado aórtico y fenómenos embólicos

causados por el desprendimiento de una placa aterosclerótica o por

aire introducido en la cánula aórtica o retenido a su alrededor.

Entre las complicaciones de la canulación venosa figuran la hipo-

tensión por pérdida de sangre, disritmias y compresión mecánica

quirúrgica del corazón o de los grandes vasos. Cuando tiene éxito

la canulación arterial y se ha inspeccionado la cánula para asegu-

rarse de que no hay aire, se puede administrar volumen en incre-

mentos de 100ml para tratar la hemorragia y la hipovolemia. En

caso necesario, las disritmias se tratan por cardioversión, medica-

ciones o un rápido comienzo de la DCP.

Los pacientes sometidos a reintervención de cirugía cardíaca

(es decir, los que previamente han sido sometidos ya a esternotomía

media) merecen una especial preocupación por la posibilidad de

hemorragia masiva súbita. Con frecuencia el cirujano decide utilizar

una sierra oscilante en estos pacientes, pero las estructuras medias-

tínicas adherentes a la superficie inferior del esternón pueden,

no obstante, ser lesionadas. Si se corta la aurícula derecha, ventrículo

derecho, grandes vasos o un injerto coronario existente, el cirujano

puede optar por comenzar la DCP de urgencia. Por tanto, el anes-

tesista debe tener preparada una dosis sistémica de heparina. Tan

pronto como es heparinizado el paciente, se inserta la cánula femoral

o aórtica y se pueden utilizar los aspiradores de cardiotomía para

crear retorno venoso (el denominado aspirador de derivación). Se

debe disponer también de modo inmediato de al menos de 2 uni-

dades de sangre en todos los casos de reintervención.

Comienzo de la derivación cardiopulmonar

Con el comienzo de la DCP, para prevenir una malposición de la

cánula aórtica o venosa, el perfusionista comprueba la presión de

la vía de entrada aórtica y si hay signos de retorno venoso inade-

cuado, mientras que el anestesista vigila una presión arterial per-

sistentemente baja, palidez unilateral de la cara o cualquier

dilatación de las venas del cuello, cara o conjuntiva. Una vez se ha

establecido plenamente la derivación y ha cesado la eyección

aórtica por el corazón, se puede suspender la ventilación y los

fármacos inhalados. Si hay un catéter en la AP, se retira 3-5 cm para

reducir al mínimo el riesgo de perforación pulmonar cuando se

colapsan las arterias pulmonares. Se anota la diuresis con anterio-

ridad a la derivación y se vacía, de modo que pueda monitorizarse

separadamente la diuresis durante la DCP. Se puede utilizar la

sonda de ETE para vigilar si hay distensión del ventrículo izquierdo

con el comienzo de la DCP, que puede indicar insuficiencia de la

válvula aórtica u otros problemas hemodinámicos. Una vez esta-

blecida la DCP, se deja la sonda en la posición neutra hasta que las

cavidades cardíacas se hayan quedado sin aire y el paciente desco-

nectado de la DCP.

Para asegurarse de una profundidad anestésica adecuada, se

administran sedantes-hipnóticos suplementarios por vía intrave-

nosa, o se administra un agente volátil a través de un vaporizador

conectado a la entrada de gas del oxigenador del circuito de DCP.

Se continúa con la administración de un relajante muscular para

prevenir una ventilación espontánea, movimiento o estremeci-

miento durante la hipotermia y recalentamiento.

Retirada de la derivación cardiopulmonar

Preparaciones para la retirada de la derivación

cardiopulmonar: la regla mnemotécnica «CVP» (en inglés)

Afortunadamente, en la mayoría de los pacientes, la separación de

la DCP es un proceso relativamente sencillo. Deben reunirse varios

criterios en todos los casos de cirugía cardíaca antes de intentar la

retirada de la DCP. Romanoff y Royste

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sugieren la regla mnemo-

técnica «CVP» para ayudar al clínico a recordar las principales tareas

necesarias para una terminación con éxito de la DCP

( tabla 50-7

).

La primera «C» representa «cold» (frío) y hace referencia a

la temperatura del paciente en el momento de la retirada de la DCP,

que debe ser 36-37 °C. Ni la temperatura del retorno venoso al

circuito de DCP ni la temperatura nasofaríngea deben exceder

nunca de 37 °C, porque la hipertermia puede aumentar el riesgo de

complicaciones neurológicas postoperatorias (v. la sección sobre

temperatura).

La segunda «C» representa «conduction» (conducción) y

hace referencia a la frecuencia cardíaca y ritmo cardíacos. Por lo

general es deseable una frecuencia cardíaca de 80-100 latidos/min.

La bradicardia se trata con electrodos epicárdicos y con beta-adrenérgicos que tengan propiedades cronotrópicas y dromotrópi-

cas, así como inotrópicas. También es indeseable la taquicardia (es

decir, una frecuencia cardíaca de

>

120 latidos/min). La taquicardia

sinusal puede ser debida a anemia, hipovolemia, anestesia «super-

ficial», o administración de agentes cronotrópicos; se ajusta a

medida el tratamiento en relación a la causa presunta. El ritmo es

también un factor importante para optimizar el gasto cardíaco. El

bloqueo auriculoventricular (AV) de tercer grado requiere elec-

troestimulación, lo ideal una electroestimulación AV. Es preferible

el ritmo sinusal, sobre todo en pacientes con una mala distensibi-

lidad del ventrículo izquierdo, que dependen especialmente de la

contracción auricular para lograr un llenado adecuado. Si hay

taquicardia supraventricular, con frecuencia está justificada la

versión directa sincronizada. Además, puede utilizarse tratamiento

farmacológico con amiodarona, esmolol, verapamilo o adenosina

en el tratamiento inicial de la recidiva de la taquicardia supraven-

tricular o para prevenirla.

La tercera «C» representa «cardiac output» (gasto cardíaco)

o «contractility» (contractilidad). Puede estimarse la contractilidad

por la sonda ETE y puede determinarse el gasto cardíaco con un

catéter en la AP, si se dispone de él.

La cuarta «C» hace referencia a las «cells» (células) (es decir,

hematíes). La concentración de hemoglobina del paciente debe

estar entre 7 y 8 g/dl o ligeramente mayor antes de la retirada de la

DCP. Si la concentración de hemoglobina es menor de 6,5 g/dl

cuando comienza el recalentamiento, el perfusionista y el aneste-

sista pueden considerar la hemoconcentración o la transfusión de

un concentrado de hematíes.

La quinta «C» representa la «coagulation» (coagulación),

que significa que en los pacientes en riesgo de anomalías de la

coagulación se deben determinar el tiempo de protrombina, el

tiempo de tromboplastina parcial y el recuento plaquetario a los

Anestesia para los procedimientos de cirugía cardíaca

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Tabla 50-7

 Elementos de la regla mnemotécnica «CVP» de Romanoff y

Royster para la retirada de la derivación cardiopulmonar de los pacientes

C

V

P

Frío

Ventilación

Predictores

Conducción

Visualización

Presión

Gasto cardíaco

Vaporizador

Presores

Células

Expansores de

volumen

Marcapasos

Calcio

Potasio

Coagulación

Protamina

De Romanoff ME, Royster RL: The postcardiopulmonary bypass period: Weaning

to ICU transport.

En

Hensley FA, Martin DE, Gravlee GP (eds.):

A Practical

Approach to Cardiac Anesthesia,

4.ª ed. Filadelfia, Lippincott Williams & Wilkins,

2008, págs. 230-260.