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inapropiado almohadillado del olécranon, lesión en el nervio radial

por compresión de la parte superior del brazo contra los postes de

soporte de los retractores esternales, o lesión de los dedos por atra-

pamiento de los mismos contra el borde metálico de la mesa qui-

rúrgica. Una posición adecuada asegura también que los catéteres

arteriales previamente colocados en las arterias radial, cubital o

braquial no se «amortigüen». La cabeza debe ser almohadillada y

reposicionada ocasionalmente durante el procedimiento para evitar

la alopecia occipital, que puede producirse a los pocos días en el

postoperatorio. Los ojos deben ser cubiertos con cinta, posiblemente

lubricados y desde luego estar libres de presión. La lesión relacio-

nada con la presión en cualquier tejido blando se verá potencial-

mente exacerbada por la hipotermia y la disminución de la perfusión

durante la DCP. Se deberán comprobar todos los monitores y

sondas después del posicionamiento final para asegurarse de que

ninguno de ellos esté plegado, atrapado, enmarañado, o inaccesible.

Además, se debe administrar antibióticos (con registro escrito) en

la primera hora después de haberse efectuado la incisión (vancomi-

cina en las 2 horas siguientes). Poco después de haber inducido la

anestesia se deberá determinar la concentración de gases en sangre

arterial y bioquímica sanguínea (electrólitos, glucosa y calcio).

Durante el período previo a la derivación, el principal obje-

tivo del anestesista es mantener la estabilidad hemodinámica y

metabólica del paciente mientras realiza los preparativos para la

DCP. El grado de estimulación quirúrgica varía acusadamente

durante este período. El posicionamiento del paciente, la prepara-

ción de la piel y la recolección de la vena o venas safenas causa sólo

una mínima estimulación simpática. Por consiguiente, los pacientes

hipovolémicos y los que tienen una mala función ventricular

pueden ser susceptibles de hipotensión durante estos períodos. Por

otra parte, la incisión torácica, la separación esternal y la disección

de la arteria mamaria interna (AMI) supone una estimulación qui-

rúrgica más intensa. Estos fenómenos pueden causar hipertensión,

taquicardia y disritmias, incluso en pacientes previamente hipoten-

sos. Inmediatamente antes del comienzo de la DCP, durante la

canulación de los grandes vasos, la estimulación quirúrgica es de

nuevo mínima y la manipulación del corazón y de los grandes vasos

puede disminuir de modo transitorio el retorno venoso y causar

una disminución brusca de la presión sanguínea.

El anestesista ha de estar preparado para tratar las alteracio-

nes hemodinámicas. Entre las medicaciones cardiovasculares espe-

cíficas de las que hay que disponer inmediatamente figuran la

fenilefrina, efedrina, cloruro de calcio, epinefrina, atropina, lido-

caína, esmolol y nitroglicerina. Otros fármacos que deben estar

también preparados son la norepinefrina, vasopresina, nitropru-

siato, nicardipina, magnesio, potasio u amiodarona. Por supuesto,

también hay que disponer inmediatamente de heparina (dosis sis-

témica más dosis suplementarias). Aunque la protamina ha de estar

accesible durante el período de derivación, muchos centros obligan

a que la protamina sea almacenada en un embalaje único o en una

localización cercana distinta para prevenir una administración

inapropiada, inadvertida o prematura.

En la preparación para la DCP se ha de lograr la anticoagu-

lación. La heparina sigue siendo el agente estándar utilizado y

administrado a través de un catéter venoso central a una dosis

inicial de 300U/kg. El comienzo es casi inmediato, pero se permite

generalmente que circule el fármaco durante 3-5 minutos antes de

que se determine su efecto. El TCA debe aumentar hasta al menos

300 segundos antes de que se dé comienzo a la DCP, aunque la

mayoría de los centros utilizan al menos 400 segundos como están-

dar. En caso necesario, se administra heparina adicional para

aumentar el TCA al nivel deseado.

Después de la heparinización, la siguiente etapa importante

en la fase previa a la derivación es la canulación vascular

( figs. 50-9 y 50-10 ) 193 .

Se canula una o más grandes venas o la aurícula derecha

(AD) de modo que la totalidad de la sangre venosa sistémica sea

desviada al oxigenador de bomba; además, se canula una gran

arteria, por lo general la aorta ascendente, de forma que la sangre

oxigenada sea devuelta a la circulación arterial. Antes de la canula-

ción se administra siempre heparina. Por lo general se establece una

canulación arterial antes de la canulación venosa para permitir

una rápida resucitación de volumen o de sangre en caso necesario.

1672

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 50-9

 Posición para la canulación de dos vasos de la aurícula derecha

(AD) con colocación de agujeros de drenaje en la vena cava superior (VCS) y

vena cava inferior (VCI). No se muestra la cánula aórtica.

(De Connolly MW:

Cardiopulmonary Bypass.

Nueva York, Springer-Verlag, 1995, pág. 59.)

Figura 50-10

 Canulación aórtica (Ao) y de la aurícula derecha (AD) única en

dos estadios. Obsérvense los agujeros de drenaje de la cánula venosa en la

aurícula derecha y vena cava inferior.

(De Connolly MW:

Cardiopulmonary

Bypass.

Nueva York, Springer-Verlag, 1995, pág. 59.)